27 ago 2014

IVO VICENZI


El primer Buhonero Victoria

El primer buhonero victoriano es un italiano llamado IVO VICENZI MARTINELLI nativo de Trento donde nació el 2 de agosto de 1936 y llegó a La Victoria el 22 de diciembre de 1950, a la edad de 14 años. Al día siguiente de su llegada, el 23 de diciembre, comenzó a trabajar en el Mercado Municipal de nuestra ciudad (donde hoy funciona el Ateneo) con su tío Olivo Dalsas en una “Mini Quincalla” y desde entonces, durante los 64 años siguientes, lo que ha hecho es trabajar ininterrumpidamente. 

Fundó junto con su tío el “Bazar Victoria”, donde trabajó hasta 1959 cuando fue contratado para supervisar los trabajos de construcción de la Zona Industrial de Las Tejerías, verificando las tuberías de aguas negras y blancas. Luego durante 10 años fue Gerente del Banco Ítalo-Venezolano hasta 1969. 

Después se asoció como copropietario de la Joyería “La Moderna” fundada por su tío. Se empleó como Gerente de Planificación y Desarrollo de “Torvenca” hasta 1979. Posteriormente fue Gerente de “Induconsa” y simultáneamente fundó Materiales y Herramientas “Maheca”, importando maquinarias para la producción de tornillos. Fundó “Video Color Victoria” y “Solosony” logrando gracias a su reputación de hombre trabajador, honesto y responsable, ser el distribuidor exclusivo de “Sony” para toda la región. En los años 80 fundó sucursales en El Consejo, Las Tejerías, La Colonia Tovar y en la propia ciudad de La Victoria. Fundó Importadora de Relojes “Impreca”, sucursales de la Joyería “La Moderna”, de “Maheca”, “Maheca Celular” Centro, Morichal, Palma Center y Colonia Tovar; y la “Administradora Unión” en sociedad con Luís Atilio Wittmer y el doctor Pedro Augusto Hernández.

El aspecto que hoy nos interesa de este “niño comerciante”, es que a sus catorce años, en lugar de trabajar dentro de la “Mini Quincalla” de su tío,  colocó en el pasillo de entrada sudoeste del Mercado Municipal, un guacal de madera y en el colocó camaritas de fotografía y rollitos, los cuales vendía a muy bajos precios. Era llamativo para quienes acudían a realizar sus compras, ver a alguien que no vendía dentro de los puestos, sino sentado en el suelo, en pleno pasillo, usando como mostrador un guacal y quién además, era un niño. Eso lo convirtió en el “Primer Buhonero de La Victoria”. Después de sesenta y cuatro años de trabajo (ahora tiene 77), continúa detrás de su mostrador al frente de sus negocios. 

Otro aspecto interesante de Ivo, es el de haber sido el testigo gráfico de toda una generación de victorianos. No estudiaba en el Liceo “José Félix Ribas” de la Plaza (que funcionaba donde hoy está la Casa de la Cultura) porque como hemos dicho, desde su niñez fue un “hombre de trabajo”, pero como quién si estudiaba en nuestro único liceo, era su hermana Loredana Vicenzi (hoy señora de Cuggonni), él asistía a todos los actos y desfiles, armado de sus cámara y sus rollitos y capturó con su lente a todos los compañeros de mediados del siglo pasado y a una ciudad que ya solo va quedando en nuestras memorias y en sus fotografías. Como puede apreciarse, se trata de una vida de trabajo permanente desde el mismo primer día, que merece el reconocimiento de toda la ciudad. 

En premio a sus merecimientos, en el solemne acto con el cual los victorianos celebraron y conmemoraron los 200 años de  la gran Batalla del 12 de Febrero, en gesto justiciero, le fue conferido e impuesto por el Ilustre Concejo Municipal,  el “Botón Bicentenario de la Batalla de La Victoria”.

En plena juventud y en el propio liceo, llegó el amor e Ivo fundó junto con la bioanalista victoriana MIREYA PÉREZ, un honorable hogar que se ha visto premiado con dos bellas hijas, también profesionales, madres de varias nietas bellas e inteligentes que son orgullo del gentilicio victoriano. Ivo participó activamente en todas las actividades sociales, culturales y deportivas de la ciudad y llegó a ser Jurado de Natación en eventos internacionales, deporte que inculcó en sus hijas, hoy ambas profesoras del exigente deporte, una de ellas, Sofía: abogada de la República y Silvia, Profesora de Educación Física egresada del Pedagógico de Maracay, entrenadora de natación y miembro de la Selección Nacional de Natación.

IVO Y MIREYA EL DÍA DE SU BODA
Pero hete aquí que a doña Mireya, quien oyó decir siempre en su hogar y en boca de todo el mundo, que “no hay novia fea”, se le metió en la cabeza que la única novia fea que había en La Victoria era ella, porque el día de su matrimonio con Ivo, estaba presentando exámenes finales en la Universidad Central de Venezuela en Caracas y se tuvo que vestir a la carrera para llegar a tiempo a la boda y no había tenido tiempo de maquillarse ni de “ponerse bonita”. “Quedé en las fotos como una muchachita haciendo la primera comunión”, suele decir.

Mireya pertenece a la generación del Liceo de la Plaza Ribas (donde hoy funciona la Casa de las Cultura) y se la recuerda porque participó activamente en todas las actividades que se desarrollaron en la vieja casona. 

Fue dirigente estudiantil, artista en los actos culturales en los cuales cantó y bailó, con bella voz que la ha acompañado toda la vida y hoy en día mejor que nunca, formó parte de los equipos deportivos y  participó en las huelgas organizadas contra la dictadura. Además era buena estudiante, condición que la acompañó en la universidad siendo la primera bioanalista victoriana, profesión que ejerció siempre con lujo de aciertos en su laboratorio desde el cual gestionó junto con otros compañeros, la creación del Banco de Sangre de La Victoria. 

Es memorable la Corrida de Toros que organizó a beneficio de dicho Banco de Sangre. Formaba parte del grupo de los queridísimos  Eddie López Jaspe, Gisela Pastori, Nieves Torres Pantoja, Las Páez, los Polanco, los Antonini, Freddy Yánez,  Argelia Benarroch, Elsa Viana, Manita Izaguirre y Cheo, Pedro Elías Gil, Telba y Joseito Carantoña, Alejandro (Cotejo) Navarro, los Matas Castro, Carlos Jesús y Manolo Morales, los Polancos, Cebollita Ostos, Figueredo, Ángel Custodio Morales eterno cronista de Suata, Luisa Teresa Sánchez, Aracelis Richard, Rosina y Pachú, Ángel Acero, Kalinina Ortega, Las Vásquez, Farías, Yeyo Ustariz, “Cochinito” Araujo, los Barreat, la Nena Castillo y Miriam Rodríguez, Carmencita Bustamante, Arantza Iriarte y Kelche Yona, Nilsa Bol, Ada Ochoa, Pechoepaloma Silva, Jabalina, César Díaz, Isbelia Blanco, los Acosta, el Perro Juan Sánchez, Tony Kurbage el árabe, Reina Ceballos, Julia Pérez Caballero, Dulce María Velazco, Carapacho, Haydee Rodríguez,  Yolandita Vásquez, las Silva:  Beatriz, Chela y Lavinia; Alfredo Rodríguez “El Tigre”, Soledad y Winston Pérez, los Feo, las Lange, David Barrios, Igor Pankof, los Naylander, Loredana e Ivo Vicenzi y las célebres tres “p”... Flor Poggi, Gisela Pastori y Mireyita Pérez.

MIREYA DOS AÑOS DESPUÉS
CON EL VESTIDO PRESTADO

A los dos años de casada trajo al mundo a Silvia su primera hija, a quién algún tiempo después acompañaría Sofía. Un hogar feliz pero con un solo problema: que Mireya no enseñaba las fotografías de su matrimonio porque había quedado fea. Años después, cuando ya habían nacido sus hijas, solucionó el problema de la manera más inteligente: aprovechando que en esos tiempos contraería matrimonio su amiga Lucía Bazzani quién era más o menos de su misma talla (ambas pesaban 43 kilos), le pidió prestado el vestido de novia, se lo puso, se hizo maquillar como hubiera querido hacerlo dos años antes, llamó a su gran amigo Eduardo Carrillo “Carrillito” y se tomó las fotos de rigor.



Ninguno de los amigos de la familia que ven el álbum de la boda, se han dado cuenta de que los trajes de la novia son completamente diferentes; el verdadero es acampanado y el prestado es pegado; y todo, porque la novia a pesar de tener dos años más y de haber tenido una niña, se ve tan juvenil en la segunda foto como en la primera. Ivo y Mireya son el mejor ejemplo de que la manera de pasar de un humilde guacal a la gerencia de un banco o de una empresa es trabajando duro con responsabilidad y honestidad;  y que la mejor manera de levantar una hermosa familia y mantener un hogar feliz por más de medio siglo, es dando y recibiendo amor.