20 abr 2015

EL PRIMER GOLPE DE ESTADO



Cada vez que oigo decir que estamos en la “Quinta República”, me pregunto: ¿Cuáles son las otras cuatro? y no logro encontrar la respuesta. Entiendo que cada historiador tiene el derecho de dividir la historia en los fragmentos que quiera y que le permitan estudiarla mejor, pero debe ser muy claro en el momento de explicar la división que adopta. He leído desde quienes afirman que la “Venezuela Independiente” es una sola que nació el 19 de abril de 1810 y que ha pasado por momentos en los cuales se perdía el poder ante la España que nos había dominado por tres siglos, para volver a retomarlo y así, hasta por tres veces, hasta quienes afirman que en realidad han sido seis repúblicas. Como hoy (cuando escribo esta crónica) es 19 de abril y se cumplen 205 años del primero, debo decir con claridad lo que pienso sobre el asunto, especialmente porque La Victoria ha tenido mucho que ver con “las tres” que creo que existen. Efectivamente, creo que estamos en la “Tercera República” y no en ninguna quinta porque no ha habido ninguna cuarta.


La “Primera República” nació con el golpe de estado que el Cabildo de Caracas le dio al Capitán General  de la Provincia, el 19 de abril de 1810, pero aclarando que ese día no se declaró ninguna independencia, sino por el contrario, se declaró “la dependencia”, porque ese día declaramos que no dependíamos del Rey Usurpador que estaba en el Trono de Madrid, José Bonaparte, hermano de Napoleón, a quién los madrileños llamaban “Pepe Botella” porque era un tronco de borracho, sino que “dependíamos” de nuestro verdadero rey que era Fernando VII quien estabas preso en Bayona, cautivo de los franceses que habían invadido a España. Sin embargo, ese día se puede tener por el “Día Auroral” porque fue “el primer paso”. Antes hubo muchos otros “primeros pasos” como el del Negro Miguel en Buría, el de Francisco Javier Pirela, el de José Leonardo Chirinos, el de Juan Francisco de León, el de Gual y España, la fracasada invasión de Miranda en 1806 y otros más, pero no se les da  la importancia que se le da a éste, porque fueron primeros pasos que no tuvieron “segundos pasos”, mientras que este sí tuvo, que fue el 5 de julio del año siguiente cuando sí se declaró la independencia.  En un dictamen de la Academia Nacional de la Historia de 1909, a una consulta formulada por el General Juan Vicente Gómez, quién consultó cuál se debía considerar el día auroral, la Academia contestó que el 19 de abril.  Tanto es así,  que a raíz de ese golpe se formó una “Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII”.

Pero podemos admitir que ese día “nació” la “Primera República” que se confirmó el 5 de julio del año siguiente.   Y es más, hasta casi un año después la Junta de Caracas seguía actuando en nombre del Rey. A la Junta se la llamaba “Su Alteza” y todos sus decretos comenzaban diciendo “Don Fernando VII, Nuestro Señor, Rey de España &&& y en su nombre, la Junta de Gobierno de Caracas, “confiere el grado de General de mis Reales Ejércitos a Don Francisco de Miranda” o, “confiero el grado de Mariscal de Campo a Don José Félix Ribas” o, “confiero el grado de Capitán al Teniente Simón Bolívar” y así a todos los demás. O sea, que los grados militares a quienes lo destronaron, sed los confirió el propio rey a través de “su Junta de Gobierno de Caracas”. Esta junta convocó un congreso y durante todo el año 1810 y parte del 1811, se eligieron diputados que se reunieron el 2 de marzo de 1811 en la casa del Conde de San Javier de Caracas, hoy conocida como Esquina de El Conde. Este congreso discutió durante los meses de marzo, abril, mayo, junio, y el 5 de julio de 1811, declaró la Independencia. Así comenzó la “Primera República”.


Pues bien, contra esta primera república insurgió un brillante oficial de la Marina Real, llamado Domingo Monteverde y luchó hasta que el 20 y el 29 de junio de 1812 fue derrotado dos veces en La Victoria por el Generalísimo Miranda quien después de darle dos palizas, se rindió y le entrego la Patria. O sea, que la “Primera República” nació en Caracas y se perdió en La Victoria.
     

Los patriotas huyeron hacia las Antillas, de allí a la Nueva Granada y en enero de 1813, Bolívar invadió por el Táchira en lo que se conoce como La Campaña Admirable y el 4 de agosto de 1813 llegó a La Victoria donde el gobierno realista le presentó la Capitulación. Así comenzó la “Segunda República” que duró hasta diciembre de 1814 cuando los patriotas son derrotados en Urica donde muere Boves. O sea, que la “Segunda República” nació en La Victoria y murió en Urica.

Salen nuevamente los patriotas hacia las Antillas y regresan a una lucha que dura hasta 1821, cuando el 24 de junio se libra la Batalla de Carabobo y Venezuela consolida su independencia. Pero no se crea que con la Batalla de Carabobo nos convertimos en una Patria Independiente, Libre y Soberana como se nos ha repetido hasta la saciedad. Quedamos independientes de España pero desde dos años antes de Carabobo, el 17 de diciembre de 1819, el Libertador había creado una República llamada Colombia y que nosotros hoy en día llamamos la Gran Colombia, integrada por Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela y la actual Colombia. Va a durar once años, hasta 1830 cuando se disuelve. 

La capital de esta república es Bogotá y Venezuela es un departamento gobernado desde allá, por una oligarquía que trata de echarle mano a Venezuela y de imponer sus órdenes especialmente en lo militar. Desde un principio Venezuela se muestra reacia  a obedecer órdenes y podemos decir que no fue que “nos separamos” de Colombia sino que nunca entramos de lleno. Obedecíamos cuando las órdenes venían firmadas por el Presidente porque era Bolívar pero cuando salía en campaña y las órdenes venían firmadas por el Vicepresidente, no les parábamos. Las contradicciones son tan agrias que desde antes de 1826 hay movimientos separatistas; son muchísimas las cartas de Páez a Bolívar pidiéndole que viniera a controlar la situación, hasta que El Libertador viene en  1827 para darse cuenta personalmente de que nadie estaba de acuerdo con pertenecer a Colombia ni con que la capital fuera Bogotá y no Caracas. Cuando el 5 de julio de 1827 Bolívar se va por última vez, sale convencido de que la ruptura es inevitable. Al fin Venezuela se separa, pero ya para ese entonces, Colombia no existe. Ya se han separado Perú, Bolivia y Ecuador. Solo quedan unidas Colombia y Venezuela pero con la capital en Bogotá y sin El Libertador a la cabeza, porque ya ha renunciado a la presidencia. Ese año es trágico para Bolívar porque matan al Mariscal Sucre, se disuelve Colombia y  él muere el 17 de diciembre, a los 11 años exactos de haber fundado a Colombia. El Congreso reunido en Valencia bajo la presidencia del sabio doctor José María Vargas (gran amigo y albacea del Libertador), crea la República de Venezuela; nace así la “Tercera República” que es en la que estamos actualmente. 


GENERAL EN JEFE JOSÉ ANTONIO PÁEZ HERRERA
En esta “Tercera República” va a suceder de todo; primeramente será gobernada por los hombres que hicieron la independencia: Páez, Soublette, Tadeo y Gregorio Monagas, el doctor Vargas y otros. Surgen contradicciones sociales, entre ellas la más importante, el no haber abolido la esclavitud y que 44 años después del 19 de abril y 33 años después de la batalla de Carabobo, todavía muchos libertadores están comprando y vendiendo esclavos.  Surge un movimiento político llamado el liberalismo, acaudillado por Antonio Leocadio Guzmán, quien funda un periódico llamado “El Venezolano” y crea el Partido Liberal y comienza una agitación que va a terminar en una guerra llamada la Revolución Federal que llega al poder y convoca una Asamblea Nacional  que se reúne el 17 de junio de 1863 aquí en La Victoria. De ella salen elegidos Presidente de la República el general Juan Crisóstomo Falcón y Vicepresidente el general Antonio Guzmán Blanco. Se redacta una nueva constitución que divide a Venezuela en estados y ya no en provincias como hasta ahora y que le cambia el nombre a la república que ahora se llama “Estados Unidos de Venezuela”. O sea que así como la Campaña Admirable termina en La Victoria con la Capitulación de 1813, la Guerra Federal también termina en La Victoria con la Asamblea de 1863, medio siglo después.


Ahora  van a gobernar el país los llamados Próceres de la Federación que son el Mariscal Juan Crisóstomo Falcón. Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo, Francisco Linares Alcántara, Juan Pablo Rojas Paúl, Raimundo Andueza Palacio e Ignacio Andrade, estos últimos cuatro, casados con cuatro victorianas. 


El gobierno de los federales llega a su fin en 1899, cuando en una campaña parecida en la brevedad a la Campaña Admirable, llegan los andinos al poder. Al frente vienen cuatro presidentes de la república quienes gobernarán en orden alfabético: Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita.


Es durante este período cuando se funda el ejército nacional, la hacienda pública nacional y cuando aparece un elemento que va a cambiar la vida venezolana: el petróleo. Al último de los presidentes tachirenses lo derroca un golpe de estado el 18 de octubre de 1945 y nos gobernarán una Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, luego el primer Presidente elegido por el voto universal, directo, secreto, analfabeta y femenino, el escritor Rómulo Gallegos quien dura apenas 9 meses en el poder y es derrocado por un golpe de estado el 24 de noviembre de 1948. De allí en adelante nos gobernarán Carlos Delgado Chalbaud, Germán Suárez Flamerich, Marcos Pérez Jiménez y tras su derrocamiento por otro golpe de estado, Wolfgang Larrazábal, Edgar Sanabria Arcia, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera Carlos Andrés Pérez, Luís Herrera Campins, Jaime Lusinchi, Ramón J. Velásquez, Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro, todos ellos dentro de la “Tercera República” nacida en 1830 cuando nos separamos de Colombia.

16 abr 2015

¡FUSÍLELO!



Dentro del pequeño espacio que ocupa el Casco Histórico de La Victoria, aparte de los edificios públicos como la Catedral, el Cuartel, la Plaza de Toros, la Cárcel Real, la Casa de La Cultura, el Teatro Municipal, el Ateneo, el Palacio de Campoelías, la Casa Amarilla, la Logia Victoria N° 9, la Ermita que los canarios dedicaron a su patrona La Virgen de La Candelaria en la Otra Banda, La Capilla de El Calvario, La Gruta, las plazas Ribas, Montilla, Campoelías y Colón, el Hospital Padre Lazo y muchos otros,  cualquiera de los cuales por sí sólo bastaría para ser orgullo de la vieja villa, existe una cantidad de Casas Particulares  que fueron residencias de honorables familias, orgullo de nuestro gentilicio. 

Están la Casa del General Santiago Mariño, la del Marqués del Toro, la del Marqués de Ustáriz sede de la Presidencia de la Provincia de Aragua y después del estado Aragua hasta 1917; la Casa de la familia García de Sena, la de los Próceres de la Independencia, los Hermanos Muguerza, la de “La Quebrada” que perteneció a cuatro presidentes de la República, y ello sin contar las de las haciendas como “Santa Rosa” propiedad de la familia Montilla (de los generales Mariano y Tomás), la de “La Concepción” donde Francisco Javier Ustáriz redacto la Constitución de la Segunda República a petición del Libertador, la de “Sabaneta” del Presidente general Ignacio Andrade, la de “El Recreo” del Prócer Judas Tadeo Piñango; la de los Bolívar donde nació el coronel Juan Vicente, la del presidente doctor Raimundo Andueza Palacio, la de “La Chapa” del coronel Benjamín Olivieri; la del doctor Juan Pablo Rojas Paúl, la del general Francisco Linares Alcántara primer presidente muerto en el ejercicio del cargo, la del general Crespo frente a la Plaza Ribas, y eso sin irnos más atrás donde están todos los fundadores de la ciudad. Por eso siempre he dicho que caminar por las calles de la ciudad es como caminar por entre las páginas de un libro de historia.

Pero de todas esas casas, la que tal vez acumula mayor cantidad de méritos históricos y razones para ser restaurada y conservada, es la de “La Capitulación”, llamada popularmente “La Mascota” situada en el ángulo noreste del cruce de la calle Ribas con la antigua Calle Real (Rivas Dávila), residencia que fue del hacendado victoriano don Juan de la Madriz.  Este noble caballero de origen español fue fiel a su Rey y a sus amigos y lo fue en las buenas y en las malas. Nunca dejó de ser realista y nunca dejó de ser amigo personal de Simón Bolívar quien cuando llegaba a La Victoria, se hospedaba en su casa. Tenía tres haciendas llamadas Jesús, María y José, que hoy son tres populosas y laboriosas comunidades, Primitivo de Jesús,  Prado de María y San José.

Son muchos los acontecimientos históricos que tienen como escenario a esta vieja mansión. En esa casa, el 4 de agosto de 1813 terminó la Campaña Admirable porque allí Bolívar aceptó la rendición del ejército realista, le comunicó al presidente del Congreso de Colombia que había recuperado las banderas de la República y en consecuencia, en esa casa nació la Segunda República. En esa casa firma los oficios de nombramiento del doctor Cristóbal Mendoza como Gobernador Civil de Caracas y de José Félix Ribas, como Gobernador Militar.

Al año siguiente, el 5 de abril de 1814, en esa casa se conocieron los Libertadores de Oriente y Occidente, Mariño y Bolívar, allí unieron sus dos países, sus dos ejércitos y sus dos mandos y de allí siguieron juntos la guerra, tanto que en la Batalla de Carabobo el Comandante General era El Libertador y el Jefe del Estado Mayor era el general Mariño. Como si esto fuera poco, en esa casa conoce El Libertador a quien será su mejor amigo, “su hijo” y sucesor, un joven de 19 años llamado Antonio José de Sucre.

Pero hay una historia relacionada no tanto con la casa en sí, sino con su propietario y su amigo Simón Bolívar. La guerra arruinó a todo el mundo y don Juan de la Madriz y El Libertador vieron perder bienes de fortuna pero la amistad permaneció inalterable para toda la vida. Cayó don Juan en la pobreza y en su casa de Caracas, que había sido propiedad de la Familia Bolívar,  (según él mismo decía: “ahora llamada Casa Natal del Libertador”) y montó en ella una Pensión de Familia, donde hospedaba a personas amigas que debían viajar a la capital, así como a viajeros que venían del exterior y buscaban hospedaje en hogares decentes.

Nos contó el acucioso investigador don Ángel Grisanti y así lo escribió en una de sus obras menos conocidas,  que cierto día llegó buscando posada un distinguido caballero legionario inglés de apellido Jost, con grado de Coronel de los Reales Ejércitos de Su Majestad Británica, quien venía en  busca del general Bolívar a fin de ofrecerle sus servicios, atraído por la fama de la que gozaba en Europa.  Se hospedó algún tiempo en la casa de don Juan de la Madriz y luego, cansado de esperar y convencido de que Bolívar no vendría, decidió seguir a buscarlo para lo cual viajó hacia el Perú; pero tan pronto se hubo ido, se enteró don Juan de que una de sus hijas quien padecía una enfermedad, había quedado embarazada del inglés. 


GENERAL JESÚS MARÍA ARISTEGUIETA

Escribió entonces don Juan una larga carta a su viejo amigo contándole como a su hospitalidad había correspondido el infame huésped con semejante canallada,  deshonrando a su familia y sumiéndolo en el dolor, al tiempo que le rogaba que por ningún motivo le permitiera ingresar a su ejército. Se fue al puerto de La Guaira y entregó la comunicación al capitán de una Goleta que partía hacia Cartagena de Indias, con el encargo de que la hiciera llegar a marinero de su confianza que viajara por la costa neogranadina del Pacífico y la hiciera llegar a su destinatario. Alguna generosa retribución debió mediar, porque efectivamente la carta llegó al puerto de El Callao, de allí subió a Lima y llegó a manos del Libertador antes de que llegara el inglés a la Ciudad Virreinal.
Al poco tiempo nació quien llegó a ser uno de nuestros más distinguidos oficiales, el general valenciano Jesús María Aristeguieta. 

Recibió una esmerada educación,  llegó a ostentar el grado de general en Jefe, fue Jefe del Estado Mayor del Ejército Restaurador de Occidente, designado por Guzmán Blanco y con tal rango asiste y es de los Vencedores en la Tercera Batalla de La Victoria, ocurrida en 1879; llegó a ser presidente de varios estados, cuatro veces ministro, de Fomento y de Relaciones Interiores y Justicia, parlamentario, protector del gran escritor e historiador Juan Vicente González de quien se decía pariente. Se avecindó en nuestra ciudad donde tuvo destacada actividad política, comercial, militar y social, se inició en la Masonería en nuestra Logia Victoria N° 38 (hoy N° 9) y alcanzó el Grado 33°. A su fallecimiento era Senador por el Estado de los Andes y el Congreso de la República emitió un Acuerdo de duelo el 17 de marzo de 1890 y le concedió el honor de ser enterrado en el Panteón Nacional donde hoy reposan sus restos. En el retrato que le hizo el gran artista Arturo Michelena, se observa su fino rostro, donde destacan los rasgos de un caballero inglés.


Una tarde, mientras Bolívar despachaba correspondencia en su escritorio, uno de sus Edecanes le anunció: “General, lo solicita un caballero inglés de apellido Jost quien desea hablar con Usted”. Sin levantar la vista de la correspondencia que leía,  le ordenó al Edecán: “Pregúntele si es el oficial que se hospedó en Caracas en la Casa de don Juan de la Madriz”. Al tiempo entró el Edecán con la respuesta positiva; “Sí, general; es él; dice que le  trae sus saludos”. El general, sin inmutarse dio al Edecán una orden lacónica: “Fusílelo”. El  aterrorizado Edecán apenas se atrevió a musitar una pregunta: “General: ¿y el juicio?”, a lo cual respondió El Libertador: “El juicio ya está hecho; solamente le estoy comunicando la sentencia; ¡Fusílelo!  Muy consciente debía estar el Edecán del destino que esperaba a quienes desobedecían las órdenes del Libertador, porque pasado algún tiempo se oyó una descarga de fusilería, cuyo estruendo ha debido escucharse en la vieja casona de los Bolívar en Caracas.