21 oct 2014

CENTENARIO DEL JOROPO ALMA LLANERA


Felipe Hernández
El destacado historiador Dr. Felipe Hernández cronista del Municipio Infante del estado Guárico nos hace llegar una sabrosa y amena crónica sobre el primer siglo de nuestro gran joropo, la cual queremos trasmitir a nuestros lectores. Nos proponíamos escribir sobre el mismo tema pero consideramos que el trabajo de Felipe está completo y bien documentado,  por lo cual la ofrecemos intacta. “Cuando se cumplen cien años del estreno del joropo Alma Llanera, es preciso recordar este hecho histórico porque dicha pieza musical es considerada el segundo himno de Venezuela. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Caracas (esquina de Veroes), la noche del 19 de septiembre de 1914, por la compañía española de Matilde Ruedas. La presentación de la obra fue todo un acontecimiento porque en ella se representaban escenas de la vida rústica en las sabanas de los llanos venezolanos, específicamente, en las riberas del río Arauca. Por tal razón, en esta fecha, pero del año 2014 se conmemora el centenario de tan singular pieza musical.

El joropo como expresión folclórica, es un género tradicional de canto y baile en nuestro país; sus antecedentes se remontan a mediados del siglo XVIII, cuando la población campesina en sus festividades y celebraciones prefería usar el término joropo, en vez de fandango, para referirse a las fiestas y reuniones sociales y familiares. El joropo llanero como tal, se caracteriza por tocarse con arpa, cuatro  y maracas, aunque en muchas ocasiones se sustituye el arpa por la bandola llanera.

En ese orden de ideas, el joropo Alma Llanera es un fragmento de la zarzuela del mismo nombre, compuesta por el músico Pedro Elías Gutiérrez (La Guaira, 14/03/1870-Macuto, 31/05/1954); y el libreto de la zarzuela lo escribió el periodista y escritor Rafael Bolívar Coronado (Villa de Cura, estado Aragua, 06/06/1884-Barcelona, España, 31/01/1949). Desde su estreno, Alma Llanera recorrió con éxito la geografía del continente americano. 

Pedro Elías Gutiérrez
Don Pedro Elías Gutiérrez fue un reconocido músico, de amplio prestigio como compositor, afamado director de conciertos y de las retretas en la plaza Bolívar de Caracas, a él le tocó el honor de presidir los actos protocolares al frente de la Banda Marcial, en los fastuosos festejos del Centenario de la Independencia de nuestro país en 1811. Como autor de la música del Alma Llanera, a partir de 1914, en las retretas de la Plaza Bolívar de Caracas y a petición del público, cerraba cada concierto con dicho tema. Esta costumbre fue retomada  por las orquestas de los años 40 y 50, que antiguamente cerraban las fiestas con el joropo La Perica… En el Guárico, todavía hoy, es casi una costumbre en cualquier fiesta urbana o campestre, finalizar la celebración con el toque del Alma Llanera. Es un indicativo de que “la fiesta se acabó”. 

Bolívar Coronado
La Música del Alma Llanera es vibrante y la letra muy emotiva. “Esta enfatiza la libertad, el ambiente expansivo del llano y el amor”. En la zarzuela donde se escuchó por primera vez, la canción es cantada por Rita, que es la protagonista. Por ello la letra dice: “para ornar las rubias crines del potro  de mi amador”. Su amador es identificado en la zarzuela con el mozalbete apodado “Cubito”, llanero recio, hábil en todas las tareas del llano y bastante enamoradizo. Toda la música de la obra es de la autoría de don Pedro Elías Gutiérrez, mientras que los libretos y letras de las canciones son de Rafael Bolívar Coronado. Vale decir que esta obra fue una de las pocas en donde Bolívar Coronado se identificó abiertamente como autor.

La historia se trata básicamente de una pareja cuyos amores no son aprobados por los padres de la chica (Rita). En el primer acto, otro personaje (Miguel), enamorado de Rita, se enfrenta a muerte con su rival (Cubito), terminando apuñalado. Rita asume la muerte, mientras su amado se escapa al monte a instancias de ella. La obra se desarrolla a orillas del río Arauca, en el lado venezolano, en el estado Apure, por eso la canción dice “yo nací en esta ribera del Arauca vibrador”, refiriéndose simplemente a que nació en el lado de Venezuela, sin definir el lugar.

Como canción, el joropo Alma Llanera describe sentimientos de libertad, pertenencia y orgullo por la nacionalidad venezolana, los cuales en su momento calaron y aun hoy siguen calando muy hondo en el sentimiento y en alma de los venezolanos, a tal punto, que con toda legitimidad es considerado el segundo himno nacional del país; pudiendo decirse, que este joropo es quizás la canción que más nos identifica como venezolanos. A la posteridad ha trascendido una anécdota, según la cual, el Dr. José Gregorio Hernández, quien también era músico, en una oportunidad tocaba en el piano la célebre pieza Alma llanera y en ese momento pasaba frente a su casa en la parroquia Altagracia (Caracas), don Pedro Elías Gutiérrez, quien se quedó extasiado ante la magistral ejecución de la pieza, por ello decide entrar a la vivienda y felicitar al ejecutante, quien le responde que el mérito a quien le corresponde es al autor de la letra, enterándose que estaba ante el autor, cuando don Pedro Elías se presentó.

En otro orden de ideas, doña Laura Gutiérrez Alfaro; hija de Laura Alfaro Larroche y del músico Pedro Elías Gutiérrez, fue la esposa del reconocido médico, natural de Chaguaramas, Dr. Pedro del Corral Lima, uno de los fundadores el 13 de enero de 1946 del partido Socialcristiano -Copei- en Venezuela, hecho que de manera indirecta vincula al compositor del Alma Llanera con el estado Guárico, el cual se extiende hasta la actualidad, porque su nieto, el Dr. Juan Félix del Corral Gutiérrez, reconocido neurocirujano, de fama internacional, con estudios en Suecia y ex senador en el antiguo Congreso Nacional por el estado Guárico, es además un próspero productor agropecuario en jurisdicción de la parroquia Espino en el municipio Leonardo Infante, con importantes vínculos familiares y de amistad en nuestra entidad, especialmente en el oriente del Guárico.

ESTUDIANTES SÍ, ESCLAVOS NO



Todos estuvieron de acuerdo en que vinieran los estudiantes a salvar la Patria y a enfrentarse a los soldados de Boves, pero  todos estuvieron en desacuerdo con que vinieran los esclavos,  porque después iban a querer ser libres y eso no contaba con la aprobación del Libertador. Al menos eso fue lo que dijeron los concejales de Caracas. Es oportuno el momento en que se están filmando muy buenas películas sobre Miranda, Bolívar, Boves y demás personajes históricos, para que discutamos sobre el por qué el pueblo venezolano no apoyó la independencia y en lugar de irse detrás del patriota Miranda, se fue detrás del realista Monteverde y acabó con la primera república, para luego, en lugar de irse detrás del patriota Bolívar, se fue detrás del realista Boves, para acabar con la segunda. Tal vez la clave del asunto esté en la negativa de los patriotas, a darles a los esclavos la libertad, la cual encontraban incorporándose a los ejércitos del rey. 

Un caso que tenemos muy cercano los victorianos es la negativa del cabildo de Caracas a enviarle al general Ribas un batallón de esclavos que él mismo había entrenado, alegando que esa conducta sería desaprobada por Bolívar. Oigamos directamente a los propios munícipes: “En la ciudad de Caracas, a catorce de febrero de mil ochocientos catorce, quarto de la rrepública, reunidos en cabildo ordinario los ciudadanos municipales, presidente y vocales que suscribirán, se trató y acordó lo siguiente: En este día, habiendo meditado sobre el proyecto que propuso el señor gobernador militar (el general Ribas) a este cuerpo, a donde tuvo a bien venir al intento, de remitir a reforzar nuestro exército de La Victoria el número de trescientos esclavos, recordaron dos razones poderosas que estiman impedir se llebe al cabo esta medida, y por tanto acordaron dirigir al ciudadano gobernador político el oficio del tenor siguiente: “La municipalidad ha meditado sobre el proyecto que propuso el señor gobernador militar de remitir a reforzar nuestro exército de La Victoria el número de trescientos esclavos de los que se hallan en esta capital, y ha recordado dos razones poderosas que impiden se llebe al cabo esta medida.


Uno de nuestros comandantes del llano para contrarrestar al mismo vandolero Bobes, que con esclavos alhagados con el cebo de la libertad había aumentado su pandilla, se resolvió a usar de algunos esclavos convidándolos a que se incorporaran en nuestro exército baxo la promesa de la libertad. Esta determinación, de que posteriormente dio parte el comandante a su excelencia el Libertador, fue absolutamente desaprobada por este supremo gefe. Creemos, pues, que aún no haya variado de este modo de penzar y que del mismo esté el señor comandante general que manda el exército de La Victoria, pues si no fuese así habrían ya aquellos gefes usado de los esclavos que hay en el partido de Valencia y de los que hubiesen podido de los valles de Aragua.

No sabemos que hasta ahora se haya tocado esta medida, la qual tiene también otros varios inconvenientes como es el de que los demás esclavos, acaso creyendo que sus compañeros que marchen al exército van a obtener su libertad, aspiren a esto mismo y de aquí resulte se disgusten y piensen en ir a buscar el ofrecimiento casa del enemigo. Estos fundamentos nos obligan a decir a vuestra señoría que conviene más echar mano de todos los hombres libres que todavía no faltan en esta capital y sus pueblos inmediatos, absteniéndonos por ahora de adoptar la medida expresada, en el concepto de que este cuerpo, es decir todos sus individuos se ofrecen al gobierno para salir al exército siempre que se estime necesario. Vuestra señoría hará de estas observaciones el uso que crea conveniente a la salvación de la patria, que es el principal y único interéz de esta corporación. Dios, etcétera. Caracas, catorce de febrero de mil ochocientos catorse”.       

Después de las heroicas defensas de La Victoria y San Mateo, cayó la Segunda República y tuvimos que esperar años para volver a empezar.    

 Pareciera como si Ribas hubiera sido el único revolucionario que hubo en esos primeros tiempos. Comprendió desde un principio que no bastaba con la independencia sino que hacía falta además una revolución. Pertenecía a la alta aristocracia terrateniente pero eso no le impidió presentarse el 19 de abril como representante... de los pardos. Usaba un gorro frigio, símbolo de los revolucionarios más radicales. En los albores de la Primera República encabeza una rebelión de negros y esclavos y luego se encarga de disciplinar el célebre Batallón Barlovento formado por mulatos, zambos, negros libres y esclavos. Lucha desde un comienzo por la abolición de la esclavitud y en esto se adelanta al propio Libertador. Su actitud antiesclavista fue rechazada por muchos “revolucionarios” de su época. No hay que olvidar que algunos de los libertadores seguían teniendo esclavos hasta 33 años después de la Batalla de Carabobo y 44 años después del 19 de abril.

Consciente de que había que incorporar a las grandes masas populares a la lucha, Ribas solicita que el ejército de estudiantes, seminaristas y soldados que lleva a La Victoria, sea reforzado con trescientos esclavos de los que se encuentran en Caracas. Así lo solicita al Cabildo y el catorce de febrero, cuando todavía no se han apagado los fuegos en nuestra ciudad, el ayuntamiento resuelve negar la solicitud. Prefirieron los ilustres cabildantes ofrecerse como soldados antes que correr el riesgo de enviar a los esclavos. Pensarían que buena es la libertad..., pero no tanta. 

Fue necesario que El Libertador después de sus conversaciones en solicitud de auxilio al presidente Petión, llegara decretando la abolición de la esclavitud, para que las grandes masas, huérfanas con la muerte de Boves y que habían encontrado un nuevo caudillo llamado José Antonio Páez, cambiaran la flecha y fuera a luchar por la libertad de la Patria y por sus propias libertades, en el campo inmortal de Carabobo.

CONSEJOS DE DON QUIJOTE PARA SER UN BUEN GOBERNANTE



Así aconseja Don Quijote a Sancho cuando se dispone a asumir el cargo de Gobernador de las Ínsula de Barataria: “Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría y siendo sabio no podrás errar en nada. Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey. Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. La sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale. Si trajeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico.

Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos del pobre. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres  que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros. Al que has  de castigar con obras no trates mal con palabras. Muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia. Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos  de la vida te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros nietezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir de servir para adorno del cuerpo. Lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas; no andes, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado; toma con discreción el pulso a lo que pudiere valer tu oficio,

Reparte entre tus criados y los pobres: quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo; No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala. Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de eructar delante de nadie. Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día; y advierte, ¡oh Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza, su contraria. Sancho: será menester que se me den por escrito, puesto que no sé leer ni escribir, yo se los daré a mi confesor para que me los encaje y recapacite cuando fuere menester. ¡Ah, pecador de mí -respondió don Quijote-, qué mal parece en los Gobernadores el no saber leer ni escribir”.


Cuan otra sería la historia de Venezuela, si quienes nos gobernaron durante los dos últimos siglos, hubieran leído “El Quijote”, o si por lo menos todos, especialmente los Prefectos y Jefes Civiles, hubieran sabido leer y escribir.


Se ha hecho énfasis en la anécdota divertida, en las ocurrencias, en lo gracioso, en lo cómico, pero la grandeza mayor está en lo que dijo. Cada uno de sus pasos, de sus movimientos, está motivado por una idea, un pensamiento o un sentimiento que explica. Nada es sinrazón. Y Cervantes pone en su boca y en las de los otros personajes, sus propios pensamientos. Tiene la novela mucho de proyección, autobiográfico. Si Don Quijote hubiera hecho lo que hizo pero no hubiera dicho lo que dijo, no estaríamos recordándolo cuatrocientos años después.

 

El buen castellano que hablan nuestros campesinos, lo hablan porque sus antepasados lo aprendieron de los castellanos de castilla, y mientras en la península evolucionó y fue absorbido por el español, en nuestros campos se mantuvo como lengua viva. Los magníficos trabajos de nuestro gran profesor Ángel Rosenblat y de su brillante alumna la doctora María Josefina Tejera, son fuente inagotable de conocimientos acerca del castellano que se habla en Venezuela. A unos campesinos analfabetas de Chabasquén les oímos cantar un par de coplas que decían:



Yo vide claro llover,

Tronar y quedar oscuro,

Y vide un amor perder

Cuando estaba más seguro.



Dicen que muere de espanto

Aquel que visiones ve;

Yo vide unos ojos negros,

No sé si me moriré. 


Ese es el buen castellano. Algo tenemos que hacer para conservarlo y evitar que nos sigan diciendo que “son las once con cuarenta minutos”, o que vamos a “aperturar” el acto, o que cuando con humildad pedimos un vasito de agua, se nos señala con dedo acusador mientras se nos humilla con el clásico grito de: “un vaso con agua para esta mesa”, como si Cervantes hubiera hablado de “odres con vino”.



Toda esa literatura popular nos llega y nos conquista. Nuestros cantares llaneros tienen sus raíces en Andalucía; llegaron en barco.



UN AÑO PARA UNA FIESTA

PARA UN BAILE ME INVITARON

PARA QUE FUERA A CANTAR

CERCA DE PUERTO MIRANDA…



Lo único que cambia es el nombre del pueblo.



PAJARILLO PAJARILLO

QUE VUELAS EN LA RIBERA

POR QUÉ NO VUELAS AHORA

QUE LLEGÓ LA PRIMAVERA.



Nosotros no usamos el diminutivo “illo” sino el “ito”. Hubiéramos dicho: “Pajarito pajarito”. Los versos del Pajarillo llanero, son andaluces con ancestros árabes.



Quien jamás niega y por el contrario, busca nuestra incorporación al mundo hispano es Bolívar. Hay que releer sus cartas a Fernando VII. Esta integración nuestra al mundo hispano es de vieja data. Quien recibe en Madrid a la delegación venezolana que gestiona el reconocimiento a la independencia, es Pablo Morillo, El Pacificador, el antiguo Capitán General que se entrevista en Santa Ana con Bolívar, convertido ahora en Capitán  General de Madrid. 



Nuestros enemigos naturales no han estado nunca en el mundo hispano. Me alegré al saber que la estatua de Colon no había sido derribada en nombre de Simón Bolívar, su gran admirador, sino por un vástago de nuestros enemigos naturales, los que pretendieron las desembocaduras del Orinoco, y nos arrebataron La Trinidad y El Esequibo.

En la Venezuela del siglo XX entre las muchas voces se elevaron para cantar a España; destaca la de nuestro poeta nacional Andrés Eloy Blanco. En su laureado Canto a España invita al Quijote:





VEN…AQUÍ VERÁS EL MUSGO EN LOS SENDEROS,

PORQUE PARA TUS LANZAS NO TENEMOS MOLINOS

Y PARA TUS ESCUDOS NO TENEMOS CABREROS.


¡HAZTE A LA MAR, QUIJOTE! NAVE DE LA ESPERANZA,

UNA ADRGA LA VELA Y EL BEAUPRÉS UNA LANZA:

CIERRA CONTRA EL REBAÑO QUE EN LAS OLAS BLANQUEA,

COBRA AL FUTURO EL SECULAR REPOSO,

QUE HAY EN ESTAS RIBERAS DEL TOBOSO

LECHO DE PALMAS PARA DULCINEA.



Aun en los momentos más cruentos de la guerra magna, pertenecíamos al mundo hispano. La guerra de independencia no fue propiamente una guerra entre venezolanos y españoles ni entre Venezuela y España, sino entre patriotas y realistas. El más furibundo realista es José Domingo Díaz, médico caraqueño autor del terrible libro sobre la Revolución de Caracas y en cambio quien salva a Ribas en la Batalla de La Victoria es Vicente Campoelías de Valladolid; y en la Batalla de Carabobo, entre los valientes defensores de las banderas del Rey,  había más venezolanos que españoles.



Por parte de España ha sido la propia corona quien ha hecho las demostraciones más significativas.



Cuando murió en Roma el ilustre Académico de la Historia,  Embajador de Venezuela ante la Santa Sede, doctor Carlos Grisanti Franceschi, se ofició un solemne funeral en la iglesia gótica de San Camilo, presidido con toda la pompa cardenalicia, por el Secretario de Estado Eugenio Paccelli, convertido al poco tiempo en Papa Pío XII. En pleno velatorio, llegó un caballero enjuto de rigurosa etiqueta cuya augusta presencia impresionó a todos los presentes. Era el Rey Alfonso XIII quien vivía en Roma desde su derrocamiento. Al recibir el reconocimiento que en nombre del gobierno se le manifestó por participar en nuestro duelo, recalcó: “Era mi deber, y deber de gratitud, porque como Rey de las Españas, estoy obligado para con Venezuela, en donde nació el más grande de los españoles modernos: ¡Simón Bolívar!”.



En 1930, el mismo monarca y su corte en pleno, habían convocado y presidido en Madrid, grandes solemnidades para conmemorar el centenario de la muerte del Libertador.



Y nosotros fuimos testigos de un hecho que ni el propio Bolívar, en sus momentos de mayor optimismo, hubiera imaginado jamás; cuando el anterior monarca Juan Carlos I, fue al Panteón Nacional a colocar sobre su tumba, una corona de flores. Ese día, para muchos, dentro de nuestros corazones, terminó para siempre la guerra de la independencia y España dejó de ser La Madre Patria para ser de allí en adelante, La Patria Hermana.