Para muchos historiadores y analistas
políticos, el único culpable de la separación de Venezuela de la Gran Colombia
fue Simón Bolívar, por haber creado un inmenso país que iba desde Cumaná hasta
Quito, sin medios de comunicación y en el cual hasta muchos años después, había
pueblos que todavía no se habían enterado de que pertenecían a ese gigantesco
nuevo estado.
El general Páez no separó a Venezuela
de la Gran Colombia sino que Venezuela se separó sola, o para ser más exactos,
nunca llegó a entrar de lleno. Comenzando porque cuando nos separamos, ya la
Gran Colombia no existía; apenas quedábamos unidos las Provincias de Venezuela
y la Nueva Granada. Allí no estaban ni el Perú, ni Bolivia, ni Ecuador. Además,
recibíamos de buena gana las órdenes que venían firmadas por el Presidente que
era Bolívar, pero no así las que enviaba el Vicepresidente.
Por otra parte eximen de culpas al
general Páez quien supo interpretar y galopar el sentir colectivo del pueblo de
Venezuela. Tanto, que desde que se iniciaron los acontecimientos separatistas
de la Cosiata, comenzó a hacerle llamados al Libertador para que viniera él
mismo a contener personalmente el movimiento, lo cual hizo Bolívar en 1827,
cuando ya casi todo estaba perdido. En ese año que fue el último en que Bolívar
vino a Venezuela (pasó en los primeros días de enero por La Victoria), además
de tomar decisiones de gobierno para toda Colombia, también las tomó para
resolver asuntos locales como fue por ejemplo cambiar las leyes universitarias
no sólo para que la nuestra dejara de ser Real y Pontificia (del Rey y del
Pontífice) para convertirla en una universidad republicana (Fue quien le puso
el nombre de Universidad Central), sino también para que los pardos y los
médicos pudieran ser rectores y entonces puso a Vargas que era pardo y era
médico.
Páez no separó a Venezuela de la Gran
Colombia sino que Venezuela se separó sola. Comenzando porque cuando nos
separamos, ya la Gran Colombia no existía, ya se había ido todo el mundo y
apenas quedaban unidas Venezuela y la Nueva Granada. Y para ser más exactos,
creemos que no fue que nos separamos sino que nunca entramos del todo. No nos
gustaba depender de Bogotá; obedecíamos las órdenes que venían firmadas por el
Presidente que era El Libertador, pero nó, las que venían firmadas por el
Vicepresidente. Por eso decían los viejos que Bolívar nos había independizado
de los españoles y Páez de los bogotanos. En este punto hay que recalcar lo que
ya hemos dicho muchas veces de que la inmortal Batalla de Carabobo no nos hizo
una “Patria independiente, libre y soberana” como siempre se repite, porque
cuando ocurrió (1821), teníamos dos años formando parte de una Patria mayor que
era la Colombia que nuestro Libertador había creado en Angostura en 1819.
El sueño de Bolívar era Colombia (la
Grande) de la cual formara parte Venezuela. Pero no una Venezuela separada sino
integrada. La República de Venezuela se constituyó en 1830 “contra” la expresa
voluntad del Libertador.
Para algunos Colombia fue un proyecto
militar. Cuando España terminó de echar de su territorio a los franceses,
quedaron en la península cuatrocientos mil soldados sin oficio. Ya la Guerra de
Independencia de España contra Francia había terminado y Bolívar que era un
conocedor de los clásicos militares y de la historia, sabía que con solo
dieciséis mil hombre, El Pacificador Pablo Morillo había reconquistado a toda
la Provincia de Venezuela que se mantuvo nuevamente bajo el poder español
durante más tiempo de lo que duraron la Primera y la Segunda Repúblicas juntas.
Entonces, debió pensar El Libertador: ¿Qué no podrán hacer con cuatrocientos
mil hombres? Hubieron podido reconquistar toda la América que luchaba por
consolidar sus independencias. Entonces armó lo que los amantes del futbol
llamamos “una defensa alemana”. Creó un gran frente dirigido por los hombres
que hubieran derrotado a los españoles: Juan José Flores, Antonio José de
Sucre, José Antonio Páez en Venezuela y él mismo se puso en Bogotá; hasta que
se dio cuenta de que esa temida invasión no se produciría y dejó que la Gran
Colombia muriera de muerte natural. Y
no solo eso, sino que aconsejó al general Páez sobre lo que debía hacer cuando
se produjera la inevitable ruptura. Se fue convencido de que nadie apoyaba su
proyecto inicial. Creyó siempre en dos líneas gruesas (como decimos ahora) que
fueron “la independencia” y “la unión”. Sabía que tres siglos “bastaban” para
tomar las riendas de nuestros propios destinos pero que desunidos seríamos
presa fácil de las amenazas que nos acechaban. Por eso insistía tanto en la
unión; no en una sola república, sino en “una nación de repúblicas”. Por eso
sus últimos votos son por la unión. Desgraciadamente los gobernantes de
“campanarios de aldeas” que nos gobernaron no supieron ni entender ni defender
su proyecto.
En alguna parte de su “Diario” dice Sir
Robert Kerr Porter que cuando el general Bolívar se fue para siempre el 5 de
julio de 1827, llevaba en el rostro la tristeza de la despedida de sus sueños.
Había trabajado todos los días, reuniéndose con personas de todos los pueblos,
de todos los oficios, de todos los niveles, de todos los pensamientos y no
había encontrado a ninguno que apoyara la permanencia de Venezuela unida a
Colombia y hasta hubo quien le reprochara el haber puesto de capital a Bogotá y
no a Caracas o haberse quedado gobernando desde Angostura. Alguien dijo que prefirió
a Bogotá, porque allá existía una verdadera aristocracia, una verdadera
oligarquía, por haber sido la capital de un Virreinato (lo cual en Caracas no
existía) y que además, en Bogotá “las mujeres eran blancas”.
Es necesario revisar todos los
incidentes, antecedentes y acontecimientos que precedieron a la disolución de
Colombia para no seguir echándole la culpa “a la ambición de Páez”. De no ser
por el general Páez, probablemente nuestros últimos presidentes no hubieran
sido Hugo Chávez y Nicolás Maduro sino Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos.
Por eso no entendimos el por qué lo querían sacar del Panteón Nacional.
Como vemos, historiadores y analistas
han opinado en formas tan diversas sobre los acontecimientos que nos dieron una
Patria Libre, Soberana e Independiente; pero en general sobre esos asuntos se
discute poco; el tema político lo absorbe todo mientras en los aspectos
históricos hay tanto que decir.
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