Ya tengo más de mil exalumnos; muchos de ellos son mis ahijados de
promoción y todos son mis amigos. En los
últimos más de diez años, junto con las lecciones propias de las materias
jurídicas, me he preocupado porque sean hombres y mujeres cultos.
Me parece que
es tan peligroso un abogado que solo sepa de derecho, como un médico que solo
sepa de medicina. Por eso les he hablado
más de historia, de literatura, de música, de poesía, de la ciudad donde
vivimos y del valor de la justicia, de la libertad, de la amistad, de la
lealtad, del amor, de la familia, de la salud del cuerpo y del alma, que de
leyes, de códigos y de ordenanzas. Los invito a que sean los mejores
profesionales de la ciudad y sobre todo los más eficientes, los más honestos y
los más cultos.
Creo que en mucho lo he logrado. Junto con leer libros, oír
música, pasear, parrandear, reunirse, hacer visitas a los amigos y pensar, los
he invitado a leer poemas venezolanos y hablar sobre ellos. De los muchos que
han leído, ofrezco cuatro. El mejor galerón “de pie forzado” que es el “Galerón
del Gallo Zambo” de Miguel Otero Silva, “El Boche” de Ernesto Luís Rodríguez
(autor del himno de La Victoria), el célebre “Por aquí pasó compadre” del gran
poeta Alberto Arvelo Torrealba y la “Fiesta de Toros Coleados” de Fleitas
Beroes. Espero que los disfruten y los guarden por si algún día son mis
alumnos.
Miguel Otero Silva
GALERON DEL GALLO
ZAMBO
A pelear mi zambo
salta
al centro de la
gallera,
firme la cola altanera
y la cabeza bien alta.
Un jirón de sol
esmalta
el plumaje del costado
y al mirarlo allí
plantado
mi grito fanfarronea:
¡Sin comenzar la pelea
mi gallo zambo ha
ganado!
Le sueltan un marañón
que según dice su
dueño
es por el pico un
Cedeño
y por la espuela un
Rondón.
El dueño es Tirso
Chacón,
un coronel muy mentado
que cien pesos ha
casado
aunque ya sabe de
oídas
que siete peleas
seguidas
mi gallo zambo ha
ganado.
Con la mirada
encendida
se buscan los dos
rivales,
acechando sus puñales
la brecha para la
herida.
Tigre real en la
embestida,
mi gallo zambo ha
saltado
cual relámpago
emplumado
al pecho del marañón,
y yo le grito a
Chacón:
¡Mi gallo zambo ha
ganado!
La gallera es un
clamor
cuando el gallo zambo
pica
y el marañón le
replica
alevoso y peleador.
Mi gallo zambo heridor
un tiro al cuello ha
clavado
y el contrario
ensangrentado
sigue peleando de
frente
pero ya como un
valiente
mi gallo zambo ha
ganado.
|
Ernesto Luis Rodríguez |
EL BOCHE
Hoy es domingo, amor mío;
los campos están de fiesta.
Un árbol vuelca su cesta
de pájaros sobre el río.
Oro espigado al rocío
sueño en tu pelo catire.
Para que el alma suspire
ando en pos de tu mirada;
pero tú, por ser casada,
no quieres que yo te mire.
.
Son azulitos los cielos
que en tus pupilas he visto;
me quemas y me resisto,
llama de puros anhelos.
Que tu esposo tenga celos
no me hace vivir de prisa.
Sólo busco una sonrisa,
tu presencia sólo aspiro;
cuando en el patio te miro
quedas oliendo en la brisa.
.
La pena que me revives
con la mañana se tiende,
y un ramo de sol enciende
la calle por donde vives.
Aunque orgullosa me esquives,
no puedo echarte al olvido.
Nunca me doy por perdido,
pero en tu casa jugando,
cada vez que voy ganando
pega un boche tu marido.
.
Mi soledad hoy presencio
como guitarra sin cuerda.
Has querido que yo pierda
para que sufra en silencio.
Todita en mí te aquerencio,
pagas con raros enojos...
Por jugarte mis antojos
al claro sol del domingo,
mi corazón es un mingo
que me bocharon tus ojos.
los campos están de fiesta.
Un árbol vuelca su cesta
de pájaros sobre el río.
Oro espigado al rocío
sueño en tu pelo catire.
Para que el alma suspire
ando en pos de tu mirada;
pero tú, por ser casada,
no quieres que yo te mire.
.
Son azulitos los cielos
que en tus pupilas he visto;
me quemas y me resisto,
llama de puros anhelos.
Que tu esposo tenga celos
no me hace vivir de prisa.
Sólo busco una sonrisa,
tu presencia sólo aspiro;
cuando en el patio te miro
quedas oliendo en la brisa.
.
La pena que me revives
con la mañana se tiende,
y un ramo de sol enciende
la calle por donde vives.
Aunque orgullosa me esquives,
no puedo echarte al olvido.
Nunca me doy por perdido,
pero en tu casa jugando,
cada vez que voy ganando
pega un boche tu marido.
.
Mi soledad hoy presencio
como guitarra sin cuerda.
Has querido que yo pierda
para que sufra en silencio.
Todita en mí te aquerencio,
pagas con raros enojos...
Por jugarte mis antojos
al claro sol del domingo,
mi corazón es un mingo
que me bocharon tus ojos.
Alberto Arvelo Torrealba |
POR AQUÍ
PASÓ COMPADRE
Por
aquí pasó, compadre,
hacia
aquellos montes lejos.
Por
aquí vestida de humo
la
brisa que cruzó ardiendo
fue
silbo de tierra libre
entre
su manta y sus sueños.
Mírele
el rastro en la paja,
míreselo,
compañero,
como
las claras garúas
en el
terronal reseco,
como en
las mesas el pozo,
como en
el caño el lucero,
como la
garza en el junco,
como la
tarde en los vuelos,
como el
verde en el quemado,
como en
el banco el incendio,
como el
rejón en la carga,
como la
gaza en el rejo,
como el
cocuyo en el aire,
como la
luna en el médano, como el potro en el Escudo
y el
tricolor en el cielo.
Por
aquí pasó, compadre,
hacia
aquellos montes lejos.
Aquí va
su estampa sola;
grave
perfil aguileño,
arzón
de cuero tostado,
tordillo
de bravo pecho
De
bandera va su capa,
su
caballo de puntero,
baquiano,
volando rumbos,
artista,
labrando pueblos,
hombre,
retoñando patrias,
picando
glorias, tropero.
Oígale
la voz perdida;
sobre
el resol de los médanos,
la voz
del grito más hondo
oígasela,
compañero,
como el
son de las guaruras
cuando
pasan los arrieros,
como la
brisa en la palma,
como el
águila en el ceibo,
como el
trueno en las lejuras, como el cuatro en el alero,
como el
eco en las tonadas,
como el
compás en el remo,
como el
tiro en el asalto,
como el
toro en el rodeo,
como el
relincho en el alba,
como el
casco en el estero,
como la
pena en la canta,
como el
gallo en el silencio,
como el
grito del Catire
en las
Queseras del Medio,
como la
Patria en el Himno,
como el
clarín en el Viento.
Por
aquí pasó, compadre,
dolido,
gallardo, eterno.
El sol
de la tarde estira
su
perfil sobre el desierto.
Germán Fleitas Beroes |
FIESTA
DE TOROS COLEADOS
Fiesta de toros coleados
cohetes y cohetones
corrillos en los portones
y alborozo en los tablados.
jinetes empolainados
pican un toro barroso
suenan las trancas del coso,
surge el primer coleador
y al golpe del mandador
salta el caballo fogoso
El astado, paso a paso
viene llegando al tranquero,
en la puerta del chiquero
le suenan el "trabucazo";
rápido como un lanzazo
el caballo se le "empecha"
el toro como una flecha
cruza en violenta carrera,
y el coleador vocifera
cuando lo alcanza y lo estrecha.
Se escucha un ¡jiiillo! sonoro
que retumba en el ambiente,
el caballo inteligente
se abre a dos metros del toro;
los cascos del rucio moro
vienen pidiendo pelea;
el barroso tambalea,
al suelo se precipita;
el caballo se encabrita
y el hombre se bambolea.
cohetes y cohetones
corrillos en los portones
y alborozo en los tablados.
jinetes empolainados
pican un toro barroso
suenan las trancas del coso,
surge el primer coleador
y al golpe del mandador
salta el caballo fogoso
El astado, paso a paso
viene llegando al tranquero,
en la puerta del chiquero
le suenan el "trabucazo";
rápido como un lanzazo
el caballo se le "empecha"
el toro como una flecha
cruza en violenta carrera,
y el coleador vocifera
cuando lo alcanza y lo estrecha.
Se escucha un ¡jiiillo! sonoro
que retumba en el ambiente,
el caballo inteligente
se abre a dos metros del toro;
los cascos del rucio moro
vienen pidiendo pelea;
el barroso tambalea,
al suelo se precipita;
el caballo se encabrita
y el hombre se bambolea.
El
toro se para al fin
y el tierrero que levanta,
se introduce en la garganta
rumbosa del cornetín;
Cuatro, maraca y violín
alegran otros templetes
suenan pitos y cohetes
huele a "caña" el vocerío
y la calle es como un río
de cintas y ramilletes.
La zamba del sabanero
cuando regresa el caballo,
le prende una flor de mayo
a su zambo en el sombrero;
contra el viento dominguero
marca el compás la charnela;
silba el clavel de la espuela;
mientras comenta un borracho
¡Así es como tumban cacho
los hombres de Venezuela!
y el tierrero que levanta,
se introduce en la garganta
rumbosa del cornetín;
Cuatro, maraca y violín
alegran otros templetes
suenan pitos y cohetes
huele a "caña" el vocerío
y la calle es como un río
de cintas y ramilletes.
La zamba del sabanero
cuando regresa el caballo,
le prende una flor de mayo
a su zambo en el sombrero;
contra el viento dominguero
marca el compás la charnela;
silba el clavel de la espuela;
mientras comenta un borracho
¡Así es como tumban cacho
los hombres de Venezuela!
Tuve la oportunidad de ver clases con usted en 2 semestres y me parecieron idealese, usted amplio aún más mis conocimientos de historia, música, poesía. Lo admiro profundamente y atesoro en mi consciencia sus enseñanzas. Si algún día lee este comentario por favor llameme 04124216800 me gustaría conversar con usted y disfrutar de esas charlas amenas que enseñan tanto.
ResponderEliminarHola cómo está me gustaría saber dónde se puede encontrar el decreto que hizo cuando estuvo en la alcaldía que decretó la iglesia Ebenezer cómo patrimonio histórico
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