(A
la memoria de “Chuchú” Fernández, quién el jueves pasado se retiró en paz con
su conciencia)
Fueron
un bachiller, dos maestros, un telegrafista y un músico, todos nacidos en el
llano guariqueño. Cuando en 1936 el general López Contreras comenzó a pagar la inmensa
deuda escolar que había dejado el primer siglo de historia republicana, a
petición de todos los vecinos y dirigentes del pueblo, se creó en El Consejo, la “Escuela Federal Juan Uslar” y para que la
abriera y pusiera en funcionamiento envió a un joven maestro, nacido en Zaraza
el 12 de agosto de 1914, llamado Carlos Barrios Padilla, conocido, querido y
recordado como “El Bachiller Barrios”. Había estudiado en la “Escuela Normal de
Varones de Caracas” donde se graduó de maestro y después de una breve pasantía
por su estado natal como maestro de la Escuela Federal “Zaraza” y
Director de la Escuela Federal “Julián Mellado” de El Sombrero, llegó a nuestro pueblo en 1936, instaló la
escuela en un viejo caserón situado en la Calle Real, donde había funcionado la
“Botica Caracas” enseñó y dirigió durante sus primeros ocho años, a la Escuela
Federal “Juan Uslar”, alma mater y orgullo del pueblo y de quienes aprendimos a
leer y escribir en sus aulas. En principio se estudiaba hasta cuarto grado,
pero inmediatamente se abrió el quinto y al año siguiente, el sexto pasando a llamarse
“Escuela Federal Graduada”. El propio Director era el maestro de 5° y 6°
grados. Tenía apenas 22 años, pero 8 le
bastaron para sembrarse en el corazón de los consejeños y sembrar en el corazón
de sus alumnos, el amor por el estudio,
por aprender y por enseñar. Tanto sirvió de modelo y de ejemplo a seguir, que
al conocer los nombres de sus alumnos, nos llenará de orgullo el descubrir, que
todos ellos fueron nuestros y maestros de maestros.
En
1940 egresó la Primera Promoción de alumnos, integrada por a Víctor Ángel
Martínez, Elías Salazar, Elenino Carrazoni, Margot Ramos de Madero (mi maestra
de segundo grado), Cohinta Flores y Elsa de Manrique (todos maestros).
En
1941 la Segunda Promoción integrada por: Dilia Salazar, Tomás Humberto Ramos,
Carmen Matilde Aponte de Díaz, Estelio Aguilera, Rafael y José Vicente Ayala
(todos maestros). En la Tercera Promoción (1942) egresaron: Amelia Savino
Matos, Elba Ramos de Hinojoza, Carlos Sánchez Camacho, Gustavo Starchevich,
Rosa López de Díaz, Alberto José Ragazzi, Rafael Linares, Angel Flores y Bivina
Quevedo (todos maestros).
La
Cuarta Promoción (1943): fue la de Álvaro Linares, Rosa Amelia González de
Torres, Victoria Matos de Mora, Mireya Briceño de Ayala, Carmen Inés Matamoros
de Colmenares, Isabel Teresa Salazar y Bertha Mendoza de Ragazzi (todos
maestros).
En
la quinta y última promoción (1944) egresaron: Cástor Sánchez Conde, Rafael
Antonio Sanabria, Luis Mijares, Jeremías Colorado, Juan Ramírez, Pablo Perdomo, Mila Eugenia
González, Ana Jacinta Salazar de Maduro, Gladys Ayala de Martínez, Virginia
Ríos de Chávez, Rosalina Albarrán de Díaz y José Julián Navarro Montero (todos
maestros). Este último siguió los pasos del Bachiller Barrios, fue el
Director que ocupó durante más tiempo la dirección y fue
tambien maestro de maestros. El Bachiller Barrios estableció lazos de amistad
con muchas familias del pueblo especialmente con las de sus alumnos a quienes atendía a cualquier hora donde fuera.
Una de ellas, entre cuyos miembros siempre era recordado, fue la familia Ayala
López, uno de cuyos hijos, también su alumno, era su ahijado de bautizo (con
quien aparece en la foto.
Otros
dos maestros guariqueños enseñaron también en la escuela, durante sus primeros
años; ellos fueron J. M. Álvarez Jaramillo de Valle de La Pascua, nuestro maestro
de Primer Grado, cuyo nombre honra hoy en día a una de las mejores Escuelas
Primarias de La Victoria; y Miguel Tomás
Medina “El Maestro Medina”, nativo de El Chaparro (nuestro maestro de Cuarto
Grado) de cuyos labios aprendimos todo lo que nos ha permitido en la vida, ser
felices. De ambos deberemos escribir en otra oportunidad.
En
octubre de 1944 llega una de esas “alegrías” que entristecen a todo el mundo;
el Ministro de Educación, en atención a los méritos acumulados por el Bachiller
Barrios Padilla, lo nombra Director de la Escuela “Felipe Guevara Rojas” en la
ciudad de Maracay donde actúa muy poco tiempo, pues de ahí pasa a organizar el
Grupo Escolar “República de Méjico” creado en ese año en esa misma ciudad donde
permaneció hasta octubre del año 1945. Por su magnífica actuación hacia sus
compañeros se hizo merecedor de una medalla donada por el Personal Docente y
alumnado de ese Instituto. Cuando se fue de El Consejo ya tenía 30 años y nos
deja una escuela rudimentariamente moderna con “Teatro Escolar”, Grupos de
Teatro y de Cantos, “Cruz Roja” y “Biblioteca”. De Aragua es trasladado a
Caracas como Subdirector y luego Director del Grupo Escolar “República del
Ecuador”. En 1951 es trasladado con el mismo cargo al Grupo Escolar “República
de Bolivia”. En ese año el Ministerio de Educación le impone la ‘Medalla de
Instrucción Pública”, máximo galardón con el que la República premia la labor
de los maestros destacados. En 1952 funda el colegio “Rafael Rangel” en la
Urbanización Carlos Delgado Chalbaud de Caracas el cual dirige personalmente
hasta que el 5 de octubre de 1955 muere rodeado del cariño, del respeto y de la
gratitud de sus innumerables discípulos y amigos; su fallecimiento constituyó
un verdadero motivo de duela en el pueblo.
Cuando él muere, ya la antigua “Escuela Federal Graduada Juan Uslar” de
la Calle Real ha desaparecido para dar paso al moderno “Grupo Escolar Juan Uslar”
pero lo que no ha desaparecido es el buen recuerdo, la gratitud de sus alumnos
y de todo un pueblo. Apenas a dos años de su muerte, se inaugura en el jardín
del nuevo Grupo Escolar, un busto del Maestro Fundador.
Aparte
de estos maestros que nos enseñaron a leer, escribir, contar y todo lo demás
que se aprende en una buena escuela, tuvimos dos maestros que nos enseñaron
música; desde leer un pentagrama y solfear, hasta tocar instrumentos y ser
miembros de una orquesta llamada “Nuestra Señora del Buen Consejo” que había
fundado un viejo músico consejeño llamado Vicente Mendoza. Ellos fueron don Roque Ayala Romero, jefe de
la Oficina de Telégrafos Federales, gran maestro de música, compositor y
ejecutante y don Pedro Oropeza Volcán “El Maestro Oropeza”. “Don Roque” era
zaraceño porque aun cuando había nacido en Orituco, se había criado con su
familia en Zaraza donde su hermano don José Ayala Romero era el Director de la
Banda Municipal y desde allá era amigo de la familia Barrios Padilla, relación
que continuó en El Consejo y se fortaleció al hacerse compadres cuando el
Bachiller Barrios apadrinó a Rafael Ayala, el mayor de los hijos varones de don
Roque.
Los
dos maestros de música cumplían años el mismo día. Ambos
nacieron el 16 de agosto pero con veinte años de diferencia. El día en que el
maestro Pedro Oropeza Volcán cumplió 20 años, nació don Roque Jacinto
Ayala Romero. Ambos eran llaneros guariqueños; el maestro Oropeza nació en
Guardatinajas y don Roque en San Rafael de Orituco. El maestro Oropeza el
16 de agosto de 1872 y don Roque el 16 de agosto de 1892.
Los dos salieron de sus pueblos y fueron a vivir a
Calabozo. Ambos vinieron a sembrar música, uno en La Victoria y el otro en El
Consejo. Juntos participaron en la formación musical de El Consejo.
Juntos levantaron a una generación de músicos cuyas notas aún se oyen en mi
pueblo querido y sus nombres están unidos para siempre en lo más hermoso de la
vida consejeña.
Juntos aparecen en la historia. Don Roque Ayala
Romero cuyo nombre honra hoy a la Escuela de Música del pueblo, llegó a prestar
sus servicios como Telegrafista. Músico y familia de músicos, su hermano don
José Ayala Romero, autor de muchas obras musicales, era el Director de la Banda
Municipal de Zaraza.
Fundó la escuela de música que funcionaba en su
propia casa que era a su vez la sede de los Telégrafos Federales. Los más
grandes recibían clases del propio Don Roque mientras que los pequeños las
recibíamos de los hermanos Pastor y Francisco Martínez “Farfache”.
Las clases eran en la tarde y en las noches y
los martes era día de júbilo porque venía de La Victoria el “Maestro Oropeza”.
Nos examinaba a todos, grandes y pequeños y al final, cuando la clase había
terminado, se sentaban en la puerta los dos maestros y tocaban los instrumentos
que bien podían ser violín y cuatro o guitarra y violonchelo o bandolín y
cuatro, ya que ambos tocaban magistralmente todos los instrumentos de cuerdas.
Los demás formábamos un público heterogéneo que al
principio era de alumnos al que con el tiempo se le fueron sumando vecinos,
transeúntes y gentes del pueblo que sabían que el martes era el día y se
venían, hasta el extremo de que algunos traían papelitos pidiendo peticiones.
Los más pequeños éramos los encargados de pararle el autobús al maestro
Oropeza, pero los dejábamos pasar de largo. Cuando el maestro nos preguntaba,
le decíamos que no había pasado ninguno. Muchas veces los autobuses
completamente vacíos se paraban al frente y los choferes se bajaban a oír el
concierto. Al rato el maestro volvía a preguntar y le repetíamos el embuste.
“Me pareció ver un autobús parado al frente”. “Sí pasó uno maestro, pero iba
full”.
Ya a
media noche se dispersaba el público y despedíamos con cariño al maestro y a
don Roque. Alguno de los autobuseros del pueblo (casi siempre Raimundo Murga)
se ofrecía, nos montábamos todos en el autobús para llevar al maestro a su casa
de La Victoria y de regreso Raimundo nos iba repartiendo. Transcurrió la vida.
El maestro Oropeza murió a sus 87 años, el 27 de junio de 1959 y ocho años
después, el 27 de junio de 1967 a sus 75 años, murió Don Roque.
Estos
cinco maestros guariqueños nos enseñaron a leer, a escribir y a cantar. ¡Gloria a sus
memorias!
DON
ROQUE AYALA Y SU BELLA FAMILIA |
EL
BACHILLER BARRIOS Y SU AHIJADO RAFAEL AYALA
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