26 oct 2014
21 oct 2014
CENTENARIO DEL JOROPO ALMA LLANERA
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Felipe Hernández |
El destacado historiador Dr. Felipe Hernández cronista
del Municipio Infante del estado Guárico nos hace llegar una sabrosa y amena
crónica sobre el primer siglo de nuestro gran joropo, la cual queremos
trasmitir a nuestros lectores. Nos proponíamos escribir sobre el mismo tema
pero consideramos que el trabajo de Felipe está completo y bien
documentado, por lo cual la ofrecemos
intacta. “Cuando se cumplen cien años del estreno del joropo Alma Llanera, es
preciso recordar este hecho histórico porque dicha pieza musical es considerada
el segundo himno de Venezuela. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Caracas
(esquina de Veroes), la noche del 19 de septiembre de 1914, por la compañía
española de Matilde Ruedas. La presentación de la obra fue todo un
acontecimiento porque en ella se representaban escenas de la vida rústica en
las sabanas de los llanos venezolanos, específicamente, en las riberas del río
Arauca. Por tal razón, en esta fecha, pero del año 2014 se conmemora el
centenario de tan singular pieza musical.
El joropo como expresión folclórica, es un género
tradicional de canto y baile en nuestro país; sus antecedentes se remontan a
mediados del siglo XVIII, cuando la población campesina en sus festividades y
celebraciones prefería usar el término joropo, en vez de fandango, para
referirse a las fiestas y reuniones sociales y familiares. El joropo llanero
como tal, se caracteriza por tocarse con arpa, cuatro y maracas, aunque en muchas ocasiones se
sustituye el arpa por la bandola llanera.
En ese orden de ideas, el joropo Alma Llanera es un
fragmento de la zarzuela del mismo nombre, compuesta por el músico Pedro Elías
Gutiérrez (La Guaira, 14/03/1870-Macuto, 31/05/1954); y el libreto de la
zarzuela lo escribió el periodista y escritor Rafael Bolívar Coronado (Villa de
Cura, estado Aragua, 06/06/1884-Barcelona, España, 31/01/1949). Desde su
estreno, Alma Llanera recorrió con éxito la geografía del continente americano.
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Pedro Elías Gutiérrez |
Don Pedro Elías Gutiérrez fue un reconocido músico, de
amplio prestigio como compositor, afamado director de conciertos y de las
retretas en la plaza Bolívar de Caracas, a él le tocó el honor de presidir los
actos protocolares al frente de la Banda Marcial, en los fastuosos festejos del
Centenario de la Independencia de nuestro país en 1811. Como autor de la música
del Alma Llanera, a partir de 1914, en las retretas de la Plaza Bolívar de
Caracas y a petición del público, cerraba cada concierto con dicho tema. Esta
costumbre fue retomada por las orquestas
de los años 40 y 50, que antiguamente cerraban las fiestas con el joropo La
Perica… En el Guárico, todavía hoy, es casi una costumbre en cualquier fiesta
urbana o campestre, finalizar la celebración con el toque del Alma Llanera. Es
un indicativo de que “la fiesta se acabó”.
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Bolívar Coronado |
La Música del Alma Llanera es vibrante y la letra muy
emotiva. “Esta enfatiza la libertad, el ambiente expansivo del llano y el
amor”. En la zarzuela donde se escuchó por primera vez, la canción es cantada
por Rita, que es la protagonista. Por ello la letra dice: “para ornar las
rubias crines del potro de mi amador”.
Su amador es identificado en la zarzuela con el mozalbete apodado “Cubito”,
llanero recio, hábil en todas las tareas del llano y bastante enamoradizo. Toda
la música de la obra es de la autoría de don Pedro Elías Gutiérrez, mientras
que los libretos y letras de las canciones son de Rafael Bolívar Coronado. Vale
decir que esta obra fue una de las pocas en donde Bolívar Coronado se
identificó abiertamente como autor.
La historia se trata básicamente de una pareja cuyos
amores no son aprobados por los padres de la chica (Rita). En el primer acto,
otro personaje (Miguel), enamorado de Rita, se enfrenta a muerte con su rival
(Cubito), terminando apuñalado. Rita asume la muerte, mientras su amado se
escapa al monte a instancias de ella. La obra se desarrolla a orillas del río
Arauca, en el lado venezolano, en el estado Apure, por eso la canción dice “yo
nací en esta ribera del Arauca vibrador”, refiriéndose simplemente a que nació
en el lado de Venezuela, sin definir el lugar.
Como canción, el joropo Alma Llanera describe
sentimientos de libertad, pertenencia y orgullo por la nacionalidad venezolana,
los cuales en su momento calaron y aun hoy siguen calando muy hondo en el
sentimiento y en alma de los venezolanos, a tal punto, que con toda legitimidad
es considerado el segundo himno nacional del país; pudiendo decirse, que este
joropo es quizás la canción que más nos identifica como venezolanos. A la
posteridad ha trascendido una anécdota, según la cual, el Dr. José Gregorio
Hernández, quien también era músico, en una oportunidad tocaba en el piano la
célebre pieza Alma llanera y en ese momento pasaba frente a su casa en la
parroquia Altagracia (Caracas), don Pedro Elías Gutiérrez, quien se quedó
extasiado ante la magistral ejecución de la pieza, por ello decide entrar a la
vivienda y felicitar al ejecutante, quien le responde que el mérito a quien le
corresponde es al autor de la letra, enterándose que estaba ante el autor, cuando
don Pedro Elías se presentó.
En otro orden de ideas, doña Laura Gutiérrez Alfaro;
hija de Laura Alfaro Larroche y del músico Pedro Elías Gutiérrez, fue la esposa
del reconocido médico, natural de Chaguaramas, Dr. Pedro del Corral Lima, uno
de los fundadores el 13 de enero de 1946 del partido Socialcristiano -Copei- en
Venezuela, hecho que de manera indirecta vincula al compositor del Alma Llanera
con el estado Guárico, el cual se extiende hasta la actualidad, porque su
nieto, el Dr. Juan Félix del Corral Gutiérrez, reconocido neurocirujano, de
fama internacional, con estudios en Suecia y ex senador en el antiguo Congreso
Nacional por el estado Guárico, es además un próspero productor agropecuario en
jurisdicción de la parroquia Espino en el municipio Leonardo Infante, con
importantes vínculos familiares y de amistad en nuestra entidad, especialmente
en el oriente del Guárico.
ESTUDIANTES SÍ, ESCLAVOS NO
Todos
estuvieron de acuerdo en que vinieran los estudiantes a salvar la Patria y a
enfrentarse a los soldados de Boves, pero
todos estuvieron en desacuerdo con que vinieran los esclavos, porque después iban a querer ser libres y eso
no contaba con la aprobación del Libertador. Al menos eso fue lo que dijeron
los concejales de Caracas. Es oportuno el momento en que se están filmando muy
buenas películas sobre Miranda, Bolívar, Boves y demás personajes históricos,
para que discutamos sobre el por qué el pueblo venezolano no apoyó la
independencia y en lugar de irse detrás del patriota Miranda, se fue detrás del
realista Monteverde y acabó con la primera república, para luego, en lugar de
irse detrás del patriota Bolívar, se fue detrás del realista Boves, para acabar
con la segunda. Tal vez la clave del asunto esté en la negativa de los
patriotas, a darles a los esclavos la libertad, la cual encontraban
incorporándose a los ejércitos del rey.
Un
caso que tenemos muy cercano los victorianos es la negativa del cabildo de
Caracas a enviarle al general Ribas un batallón de esclavos que él mismo había
entrenado, alegando que esa conducta sería desaprobada por Bolívar. Oigamos
directamente a los propios munícipes: “En la ciudad de Caracas, a catorce de
febrero de mil ochocientos catorce, quarto de la rrepública, reunidos en
cabildo ordinario los ciudadanos municipales, presidente y vocales que
suscribirán, se trató y acordó lo siguiente: En este día, habiendo meditado
sobre el proyecto que propuso el señor gobernador militar (el general Ribas) a
este cuerpo, a donde tuvo a bien venir al intento, de remitir a reforzar
nuestro exército de La Victoria el número de trescientos esclavos, recordaron
dos razones poderosas que estiman impedir se llebe al cabo esta medida, y por
tanto acordaron dirigir al ciudadano gobernador político el oficio del tenor
siguiente: “La municipalidad ha meditado sobre el proyecto que propuso el señor
gobernador militar de remitir a reforzar nuestro exército de La Victoria el
número de trescientos esclavos de los que se hallan en esta capital, y ha
recordado dos razones poderosas que impiden se llebe al cabo esta medida.
Uno
de nuestros comandantes del llano para contrarrestar al mismo vandolero Bobes,
que con esclavos alhagados con el cebo de la libertad había aumentado su
pandilla, se resolvió a usar de algunos esclavos convidándolos a que se
incorporaran en nuestro exército baxo la promesa de la libertad. Esta
determinación, de que posteriormente dio parte el comandante a su excelencia el
Libertador, fue absolutamente desaprobada por este supremo gefe. Creemos, pues,
que aún no haya variado de este modo de penzar y que del mismo esté el señor
comandante general que manda el exército de La Victoria, pues si no fuese así
habrían ya aquellos gefes usado de los esclavos que hay en el partido de
Valencia y de los que hubiesen podido de los valles de Aragua.
No sabemos que
hasta ahora se haya tocado esta medida, la qual tiene también otros varios
inconvenientes como es el de que los demás esclavos, acaso creyendo que sus
compañeros que marchen al exército van a obtener su libertad, aspiren a esto
mismo y de aquí resulte se disgusten y piensen en ir a buscar el ofrecimiento
casa del enemigo. Estos fundamentos nos obligan a decir a vuestra señoría que
conviene más echar mano de todos los hombres libres que todavía no faltan en
esta capital y sus pueblos inmediatos, absteniéndonos por ahora de adoptar la
medida expresada, en el concepto de que este cuerpo, es decir todos sus
individuos se ofrecen al gobierno para salir al exército siempre que se estime
necesario. Vuestra señoría hará de estas observaciones el uso que crea
conveniente a la salvación de la patria, que es el principal y único interéz de
esta corporación. Dios, etcétera. Caracas, catorce de febrero de mil
ochocientos catorse”.
Después
de las heroicas defensas de La Victoria y San Mateo, cayó la Segunda República
y tuvimos que esperar años para volver a empezar.
Pareciera
como si Ribas hubiera sido el único revolucionario que hubo en esos primeros
tiempos. Comprendió desde un principio que no bastaba con la independencia sino
que hacía falta además una revolución. Pertenecía a la alta aristocracia
terrateniente pero eso no le impidió presentarse el 19 de abril como
representante... de los pardos. Usaba un gorro frigio, símbolo de los
revolucionarios más radicales. En los albores de la Primera República encabeza
una rebelión de negros y esclavos y luego se encarga de disciplinar el célebre
Batallón Barlovento formado por mulatos, zambos, negros libres y esclavos.
Lucha desde un comienzo por la abolición de la esclavitud y en esto se adelanta
al propio Libertador. Su actitud antiesclavista fue rechazada por muchos
“revolucionarios” de su época. No hay que olvidar que algunos de los libertadores
seguían teniendo esclavos hasta 33 años después de la Batalla de Carabobo y 44
años después del 19 de abril.
Consciente
de que había que incorporar a las grandes masas populares a la lucha, Ribas
solicita que el ejército de estudiantes, seminaristas y soldados que lleva a La
Victoria, sea reforzado con trescientos esclavos de los que se encuentran en
Caracas. Así lo solicita al Cabildo y el catorce de febrero, cuando todavía no
se han apagado los fuegos en nuestra ciudad, el ayuntamiento resuelve negar la
solicitud. Prefirieron los ilustres cabildantes ofrecerse como soldados antes
que correr el riesgo de enviar a los esclavos. Pensarían que buena es la
libertad..., pero no tanta.
Fue
necesario que El Libertador después de sus conversaciones en solicitud de
auxilio al presidente Petión, llegara decretando la abolición de la esclavitud,
para que las grandes masas, huérfanas con la muerte de Boves y que habían
encontrado un nuevo caudillo llamado José Antonio Páez, cambiaran la flecha y
fuera a luchar por la libertad de la Patria y por sus propias libertades, en el
campo inmortal de Carabobo.
CONSEJOS DE DON QUIJOTE PARA SER UN BUEN GOBERNANTE

Procura descubrir la verdad por
entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos del pobre.
Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la
ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del
compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la
dádiva, sino con el de la misericordia. No te ciegue la pasión propia en la
causa ajena, Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos
de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia
de lo que pide, si no quieres que se
anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros. Al que has de castigar con obras no trates mal con
palabras. Muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios
todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia
que el de la justicia. Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán
luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad
indecible, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos
pasos de la vida te alcanzará el de la
muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas
manos de tus terceros nietezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho son
documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir de
servir para adorno del cuerpo. Lo primero que te encargo es que seas limpio, y
que te cortes las uñas; no andes, desceñido y flojo, que el vestido
descompuesto da indicios de ánimo desmazalado; toma con discreción el pulso a
lo que pudiere valer tu oficio,
Reparte entre tus criados y los
pobres: quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres
pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo; No comas ajos ni
cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla
con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda
afectación es mala. Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo
se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que
el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de
no mascar a dos carrillos, ni de eructar delante de nadie. Sea moderado tu
sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día; y advierte, ¡oh
Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza, su
contraria. Sancho: será menester que se me den por escrito, puesto que no sé
leer ni escribir, yo se los daré a mi confesor para que me los encaje y
recapacite cuando fuere menester. ¡Ah, pecador de mí -respondió don Quijote-,
qué mal parece en los Gobernadores el no saber leer ni escribir”.
Cuan otra sería la historia de
Venezuela, si quienes nos gobernaron durante los dos últimos siglos, hubieran
leído “El Quijote”, o si por lo menos todos, especialmente los Prefectos y
Jefes Civiles, hubieran sabido leer y escribir.
Se ha hecho énfasis en la
anécdota divertida, en las ocurrencias, en lo gracioso, en lo cómico, pero la
grandeza mayor está en lo que dijo. Cada uno de sus pasos, de sus movimientos,
está motivado por una idea, un pensamiento o un sentimiento que explica. Nada
es sinrazón. Y Cervantes pone en su boca y en las de los otros personajes, sus
propios pensamientos. Tiene la novela mucho de proyección, autobiográfico. Si
Don Quijote hubiera hecho lo que hizo pero no hubiera dicho lo que dijo, no
estaríamos recordándolo cuatrocientos años después.
El buen castellano que hablan
nuestros campesinos, lo hablan porque sus antepasados lo aprendieron de los
castellanos de castilla, y mientras en la península evolucionó y fue absorbido
por el español, en nuestros campos se mantuvo como lengua viva. Los magníficos
trabajos de nuestro gran profesor Ángel Rosenblat y de su brillante alumna la
doctora María Josefina Tejera, son fuente inagotable de conocimientos acerca
del castellano que se habla en Venezuela. A unos campesinos analfabetas de
Chabasquén les oímos cantar un par de coplas que decían:
Yo vide claro llover,
Tronar y quedar oscuro,
Y vide un amor perder
Cuando estaba más seguro.
Dicen que muere de espanto
Aquel que visiones ve;
Yo vide unos ojos negros,
No sé si me moriré.
Ese es el buen castellano. Algo
tenemos que hacer para conservarlo y evitar que nos sigan diciendo que “son las
once con cuarenta minutos”, o que vamos a “aperturar” el acto, o que cuando con
humildad pedimos un vasito de agua, se nos señala con dedo acusador mientras se
nos humilla con el clásico grito de: “un vaso con agua para esta mesa”, como si
Cervantes hubiera hablado de “odres con vino”.
Toda esa literatura popular nos
llega y nos conquista. Nuestros cantares llaneros tienen sus raíces en
Andalucía; llegaron en barco.
UN AÑO PARA UNA FIESTA
PARA UN BAILE ME INVITARON
PARA QUE FUERA A CANTAR
CERCA DE PUERTO MIRANDA…
Lo único que cambia es el nombre
del pueblo.
PAJARILLO PAJARILLO
QUE VUELAS EN LA RIBERA
POR QUÉ NO VUELAS AHORA
QUE LLEGÓ LA PRIMAVERA.
Nosotros no usamos el diminutivo
“illo” sino el “ito”. Hubiéramos dicho: “Pajarito pajarito”. Los versos del
Pajarillo llanero, son andaluces con ancestros árabes.
Quien jamás niega y por el
contrario, busca nuestra incorporación al mundo hispano es Bolívar. Hay que
releer sus cartas a Fernando VII. Esta integración nuestra al mundo hispano es
de vieja data. Quien recibe en Madrid a la delegación venezolana que gestiona
el reconocimiento a la independencia, es Pablo Morillo, El Pacificador, el
antiguo Capitán General que se entrevista en Santa Ana con Bolívar, convertido
ahora en Capitán General de Madrid.
Nuestros enemigos naturales no
han estado nunca en el mundo hispano. Me alegré al saber que la estatua de
Colon no había sido derribada en nombre de Simón Bolívar, su gran admirador,
sino por un vástago de nuestros enemigos naturales, los que pretendieron las
desembocaduras del Orinoco, y nos arrebataron La Trinidad y El Esequibo.
En la Venezuela del siglo XX
entre las muchas voces se elevaron para cantar a España; destaca la de nuestro
poeta nacional Andrés Eloy Blanco. En su laureado Canto a España invita al
Quijote:
VEN…AQUÍ VERÁS EL MUSGO EN LOS
SENDEROS,
PORQUE PARA TUS LANZAS NO TENEMOS
MOLINOS
Y PARA TUS ESCUDOS NO TENEMOS
CABREROS.
…
¡HAZTE A LA MAR, QUIJOTE! NAVE DE
LA ESPERANZA,
UNA ADRGA LA VELA Y EL BEAUPRÉS
UNA LANZA:
CIERRA CONTRA EL REBAÑO QUE EN
LAS OLAS BLANQUEA,
COBRA AL FUTURO EL SECULAR
REPOSO,
QUE HAY EN ESTAS RIBERAS DEL
TOBOSO
LECHO DE PALMAS PARA DULCINEA.
Aun en los momentos más cruentos
de la guerra magna, pertenecíamos al mundo hispano. La guerra de independencia
no fue propiamente una guerra entre venezolanos y españoles ni entre Venezuela
y España, sino entre patriotas y realistas. El más furibundo realista es José
Domingo Díaz, médico caraqueño autor del terrible libro sobre la Revolución de
Caracas y en cambio quien salva a Ribas en la Batalla de La Victoria es Vicente
Campoelías de Valladolid; y en la Batalla de Carabobo, entre los valientes
defensores de las banderas del Rey,
había más venezolanos que españoles.
Por parte de España ha sido la
propia corona quien ha hecho las demostraciones más significativas.
Cuando murió en Roma el ilustre
Académico de la Historia, Embajador de
Venezuela ante la Santa Sede, doctor Carlos Grisanti Franceschi, se ofició un
solemne funeral en la iglesia gótica de San Camilo, presidido con toda la pompa
cardenalicia, por el Secretario de Estado Eugenio Paccelli, convertido al poco
tiempo en Papa Pío XII. En pleno velatorio, llegó un caballero enjuto de
rigurosa etiqueta cuya augusta presencia impresionó a todos los presentes. Era
el Rey Alfonso XIII quien vivía en Roma desde su derrocamiento. Al recibir el
reconocimiento que en nombre del gobierno se le manifestó por participar en
nuestro duelo, recalcó: “Era mi deber, y deber de gratitud, porque como Rey de
las Españas, estoy obligado para con Venezuela, en donde nació el más grande de
los españoles modernos: ¡Simón Bolívar!”.
En 1930, el mismo monarca y su
corte en pleno, habían convocado y presidido en Madrid, grandes solemnidades
para conmemorar el centenario de la muerte del Libertador.
Y nosotros fuimos testigos de un
hecho que ni el propio Bolívar, en sus momentos de mayor optimismo, hubiera
imaginado jamás; cuando el anterior monarca Juan Carlos I, fue al Panteón
Nacional a colocar sobre su tumba, una corona de flores. Ese día, para muchos,
dentro de nuestros corazones, terminó para siempre la guerra de la
independencia y España dejó de ser La Madre Patria para ser de allí en
adelante, La Patria Hermana.
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