8 dic 2014

200 AÑOS DE MUERTO CUMPLIÓ BOVES EL VIERNES



Y ese mismo día elegimos a la Reina del Cuartel Mariano Montilla y asistimos al ya tradicional encendido de las luces de la navidad. Una vez más nuestro imponente castillo demostró que sigue siendo y lo seguirá siendo por siempre, “La Casa del Soldado” como lo bautizara el general López Contreras el día de su inauguración. La gentil hospitalidad del Comandante Militar de la Ciudad Coronel Peña Gerdel y demás personal militar y civil del cuartel, un hermoso ramillete de 17 hermosas victorianas que iban desde los 13 hasta los 19 años, una impresionante y original apertura, la animación de nuestro Gran Maestro de Ceremonias José Rafael Jiménez, la actuación del cantador llanero “El  Pepeaito” y las Danzas de La Victoria, se sumaron para ofrecer un espectáculo de primera calidad.  

La belleza de nuestras muchachas, la elegancia de los trajes, el dominio de su actuación en las pasarelas, la desenvoltura ante los micrófonos y la magnífica preparación en la información histórica sobre el tema central de nuestra gran batalla, completó el magnífico espectáculo. Entre el público estuvo presente la Novia de la Juventud 2014 que es la Novia del Bicentenario de la Batalla, cuyo reinado durará cien años. Nos hubiera gustado verla enviar desde el escenario un saludo a sus paisanos.  Solo observamos un detalle inapropiado al cual nos sentimos obligados a referirnos porque si lo dejamos pasar, se repetirá. Se trata de haberle enseñado a las candidatas, que quien vino a la batalla del 12 de febrero en representación del ejército realista fue el general Francisco Tomás Morales, porque Boves se había quedado guardando cama en Villa de Cura para reponerse de una herida. Eso es inexacto. El Parte Oficial de la Batalla redactado y firmado por el propio general José Félix Ribas cuando afirma que “Boves en persona mandaba la acción a quien se le han cogido todos sus libros de órdenes” pero eso fue lo que les enseñaron, eso fue lo  que se aprendieron y lo que respondieron, por lo cual creo que a la bella candidata a quien le correspondió responder esa pregunta, “la hicieron perder”.


En muchos escritos, crónicas, discursos y en libros, he creído aclarar esta errada información, pero todavía existen quienes prefieren repetir lo que algún día dijeron los amigos de Boves y enemigos de Ribas, que lo afirmado por el propio Vencedor de los Tiranos en La Victoria.


Los llaneros al referirse a estos dos jefes cantaban: 


ENTRE BOVES Y MORALES

LA DIFERENCIA NO ES MÁS

QUE EL UNO ES TOMÁS JOSÉ

Y EL OTRO ES JOSÉ TOMÁS


Eran iguales en ferocidad, en crueldad, en valentía y en agresividad. Boves y Morales se parecían como dos gotas…de sangre. Del grupo de implacables asesinos que acompañaba a Boves en la antipatria, Morales destacaba por su bravura. Y eso era mucho decir porque los otros eran Rosete, Yáñez, Zuazola y Antoñanzas. Viene a cuento porque de tiempo en tiempo se plantea la discusión acerca de si Boves vino o no vino a la batalla del 12 de febrero en La Victoria.


Desde los mismos días que siguieron a la gran batalla del 12 de febrero de 1814 aparecieron partes oficiales, decretos,  proclamas y notas de prensa que celebraron el triunfo de la libertad sobre la barbarie y el magnífico desempeño de jóvenes estudiantes inexpertos contra aquellos a quienes El Libertador llamó “feroces bandidos acaudillados por el más perverso de los tiranos”.  Pero después, especialmente a la caída de la Segunda República,  surgió una serie de historiadores que no sabemos si  por restarle méritos a Ribas o por exonerar a Boves de la espantosa derrota, dijeron que el asturiano no había venido a La Victoria porque se había quedado en Villa de Cura curándose  una herida, como si el feroz caudillo hubiera sido un “reposero” capaz de sacarle el cuerpo a la que sabía que iba a ser una de sus más importantes batallas, achicopalado por una cortadita. 

De aquellos historiadores  se copiaron algunos y de estos, todos los demás,  repitieron el error y lo multiplicaron hasta nuestros días. Por supuesto que estos historiadores no conocieron a los contendientes y tuvieron que seguirse por lo que contaban otros. Tampoco conocieron los documentos oficiales escritos por los conocedores de la verdad. El más importante de estos historiadores fue sin dudas el gran Juan Vicente González nacido en 1810,  que tenía tres años el día de la batalla y no llegaba a cinco  cuando ya habían muerto Ribas y Boves. En su  obra fundamental que es la “Biografía de José Félix Ribas”  dice que “Acometida el día 12 por 7.000 hombres, a las órdenes de Morales,  la plaza de la Victoria, que apenas defendían 2.000 jóvenes, sufrió un ataque que hará época en los anales del furor”, (que por cierto, no conocía los datos con exactitud nuestro eximio escritor porque no eran 7000 los soldados de Boves ni 2000 los estudiantes).  Pero en la misma obra, 15 páginas antes, cuando hace la Cronología del Año 14, en el 12 de febrero dice: “…terrible acción de la Victoria entre Ribas y Boves”. 

Lo dicho por este gigante de nuestro siglo XIX fue seguido al pie de la letra por don Feliciano Montenegro y Colón quien tenía 33 años cuando se produjo la batalla y era un destacado oficial del ejército español. Murió a sus 72 años en 1853, cuando Juan Vicente González tenía 43, lo que nos hace pensar que fuera él quien influyó a González. Lo que ellos dicen lo repiten don Vicente Lecuna, don Tomás Pérez Tenreiro y el general Bencomo Barrios, todos ellos distinguidos historiadores del siglo pasado. Por su parte el Presbítero y Coronel José Félix Blanco pariente y un año mayor que Bolívar y amigo de muchos de los combatientes Defensores de La Victoria afirma: “Boves personalmente sorprendió a La Victoria el amanecer del doce”.   

 Igualmente lo dice don José de Austria en su “Historia Militar de Venezuela".  Tambien lo dice el doctor Arturo Uslar Pietri en sus “Lanzas Coloradas"  y don Eduardo Blanco en su “Venezuela Heroica” (ambos del siglo XX). Don Eduardo relata el encuentro de “El Jaguar de las Pampas” con el “León de las Sierras”: “Son dos gigantes que rivalizan en pujanza y que por primera vez van a encontrarse (…) Reorganizado en la Villa de Cura, Boves marcha de nuevo sobre Ribas y el 12 de febrero a las siete de la mañana se arroja sobre La Victoria con su acostumbrada impetuosidad.”


Los informes oficiales son muy claros: el Mayor General Tomás Montilla (de los Montilla del Pao de Zárate, hermano del tambien general Mariano Montilla quien peleó muy duro en la batalla),  en Boletín firmado en Valencia al día siguiente dice: “El día 12 atacó Boves con todas sus fuerzas a La Victoria”.  Tomás además de hermano de Mariano, era el Secretario del Libertador. El Libertador tambien afirma en varias comunicaciones que “Boves fue el gran derrotado de ese día”.  Está claro que la importancia de que estuviera presente o no Boves, era a estas alturas de la guerra muy relativa porque unas tropas veteranas, superiores en número y experiencia, dependían menos del jefe tal como se demostró en Urica: las tropas de Boves acabaron con el ejército patriota pese a que al tirano lo habían matado al comenzar la batalla. Pero de que estuvo en La Victoria, estuvo. 

Creemos en las palabras escritas por Bolívar, por Muñoz Tébar, por Tomás Montilla, por Mariano Montilla y especialmente en la de José Félix Ribas, quien no tenía por qué escribir tamaña mentira en un parte oficial.  Basta con leerse completo el Parte Oficial escrito por el propio general Ribas en el mismo sitio de la batalla en la madrugada del día 13. Dice el héroe: “BOVES EN PERSONA MANDABA LA ACCIÓN A QUIEN SE LE HAN COGIDO TODOS SUS LIBROS DE ÓRDENES".
 
Pero de lo que no hay dudas es de que Morales también estaba acompañando a su jefe. Hace algunos años, un querido poeta guariqueño me contó que en Calabozo -tierra de sus mayores- corría la fama de que junto con Morales andaban tres hermanos suyos que le ganaban en crueldad y en maldad. Que había escuchado la copla en labios de sus antepasados pero que en ella había un error porque el general Morales no se llamaba Tomás José sino Francisco Tomás, quien delante de sus hermanos era “un niño de pecho”. Luego me recitó una copla que retrata muy bien al personaje. Decía:


DE LOS HIJOS DE MORALES
EL MEJOR ERA TOMÁS
Y A ES SE LO LLEVÓ EL DIABLO
¿CÓMO SERÍAN LOS DEMÁS?


Como bien lo dijo el animador de la elección, “se cumplen hoy dos siglos de la muerte de Boves y no podemos celebrar ni alegrarnos por una muerte, pero ese día murió el terror de la República”. Es cierto, pero debemos reconocer que a doscientos años de su muerte en batalla, el terrible Boves tiene aun quienes con o sin intención, pretenden exonerarlo de su espantosa derrota en La Victoria.

De  nuestra “Entrevista Imaginaria” publicada el 12 de febrero en “El Clarín”, destacamos esta pregtunta y su respuesta:


-Comandante: ¿Estuvo Usted ayer en La Victoria?

“Claro que estuve; vengo de allá. Salimos con las tablas en la cabeza. Si no llega el refuerzo del traidor Campoelías, ahí mismo hubiera caído esa república de gallinas; puro cacareo. Había unos cuantos gallos pero pocos. Ribas se metió a la iglesia a rezarle a una virgen y ustedes quedaron condenados a estarle rezando todos los años”.

Pero algunos historiadores dijeron…

“Yo sé, eso lo escribieron o amigos míos, para exonerarme de la derrota; o enemigos de Ribas, para escatimarle el triunfo. Lo quieren bajar de la estatua. Y no sé cuál es la importancia que le dan a mi presencia frente a un ejército veterano que pelea solo; fíjese que mi mayor triunfo, el definitivo, el que acabó con esa república huidiza y fugitiva, lo obtuve yo en Urica y Usted bien sabe lo que pasó al comenzar esa batalla. Eso lo dijo un historiador que había sido coronel del Rey y los demás lo que hicieron fue copiarse de él. El negar lo que Ribas escribió de su puño y letra, nos embroma a los dos, porque yo quedo como un “reposero” que por curarse una cortadita no asiste a su más importante batalla, pero él queda como un embustero. Ninguno de esos historiadores estuvo allí; muchos no habían nacido o estaban muy muchachitos pero…pregúntele a Ribas”.

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