
El cuadro estuvo listo, pero sin el rostro,
porque Michelena esperaba encontrar un modelo digno de tan importante
personaje. Una mañana, cuando abría su taller, vio venir al gran escritor
Eduardo Blanco, autor de “Venezuela Heroica”, el devocionario de historia
patria más hermoso que conoce Venezuela e inmediatamente se dirigió a él
diciéndole: “Don Eduardo, quiero pintarle un retrato y le ruego que me dedique
algún tiempo para elaborar el primer boceto” Ante tan tentador honor accedió el
eminente historiador y esa misma mañana tuvieron su primera sesión de trabajo.
“Vuelva mañana para terminar y en dos días se lo entrego”. Así se hizo y al
cuarto día, el gran pintor le entregó su retrato al gran historiador. Oh!
Sorpresa, cuando a los pocos días, en la oportunidad de inaugurar el cuadro en
el Teatro Municipal de Caracas, todos los presentes observaron que el rostro de
Miranda era el de don Eduardo Blanco Blanco Blanco Blanco, que lo era cuatro
veces. Tenía para ese entonces el modelo, 58 años y Miranda tenía 63 cuando lo
hicieron preso.
Hay
quienes dicen que el escritor posó para modelar todo el cuerpo del generalísimo,
mientras que para otros, sólo lo hizo para el rostro. Nuestro amigo el doctor
Romero Zuloaga nos confió que el cuadro que le pintó Michelena a su bisabuelo
está en poder de su familia. O sea, que quien aparece en el más conocido cuadro
de toda la pintura venezolana, no es don Francisco de Miranda sino nuestro más
insigne historiador retratado por nuestro más insigne pintor.

3) Igualmente pasa con el general Ribas.
En muchos artículos de prensa y hasta en libros, aparece la figura de un hombre
apuesto, de bigotes poblados, jinete en un hermoso caballo, que tiene mucho que
ver con nuestra ciudad pero que no es “El Vencedor de los Tiranos”. En realidad
el cuadro se llama “Joaquín Crespo después de la Batalla de La Victoria”, pintado
en Caracas por Emilio Mauri, el esposo de la señora que por error aparece como
la madre del Libertador. La batalla a la que se refiere el nombre del cuadro no
es la de 1814 sino una tercera que se produjo en 1879 a la muerte del general
Francisco Linares Alcántara (primer presidente venezolano que muere en el
ejercicio del cargo). Fue la primera batalla venezolana en la que se usaron
ametralladoras y en ella se enfrentaron el ejército guzmancista contra el
alcantarista y el triunfo del primero permitió el regreso al poder al general
Antonio Guzmán Blanco y el comienzo de “El Quinquenio”, el segundo de sus tres
mandatos. Por cierto que existe otro cuadro llamado “El general Crespo en la
Batalla de La Victoria” pintado por Arturo Michelena, que está o estaba, en el Despacho Presidencial de Miraflores.
O sea, que ni Miranda es Miranda, ni doña
Concepción es doña Concepción, ni el general Ribas es el general Ribas, pero
los tres están grabados con sus rostros verdaderos en el corazón de todos los
venezolanos.
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