24 mar 2014

DE LA ENTREVISTA “IMAGINARIA” A  JOSÉ FÉLIX RIBAS (FRAGMENTO)

Germán Fleitas Núñez cronista de La Victoria

Esta  entrevista “imaginaria e intemporal” fue realizada la noche del 14 de febrero  de 1814, durante la piñata con la cual doña Josefa Isidra Palacios de Ribas celebró el tercer cumpleaños de José Félix Valentín, hijo único de su matrimonio con el VENCEDOR DE LOS TIRANOS EN LA VICTORIA. (La versión completa de las entrevistas a Ribas y a Boves será publicada dentro de doscientos años, en febrero del 2014).

-General: ¿Qué es un Gorro Frigio?
Es una caperuza de lana con la punta curvada, de color rojo; en la antigüedad era el símbolo de los revolucionarios; en Roma lo usaban los esclavos que obtenían su libertad para que no los volvieran a esclavizar; lo usaron en la independencia de Estados Unidos y en la Revolución Francesa; luego los republicanos españoles y los revolucionarios de Hispanoamérica. Está en el escudo de muchos países como símbolo de la libertad. 

-¿Por qué Usted lo usa?
“Porque soy un revolucionario”.
-¿Lo es realmente?
“Sí. Tengo claro que además de la independencia nos hace falta una revolución; nada haremos con separarnos de España para seguir con la sociedad injusta en que vivimos. Fíjese que mis primeras actuaciones fueron para entrenar al pueblo, organizarlo para que luchara por sus derechos y lo que conseguí fue que me expulsaron del país. ¿Quienes? Mis compañeros de la Junta de Gobierno, mis iguales. Así serían que siendo yo el Gobernador Militar de Caracas les pedí esclavos y me los negaron.
-¿Por qué echo mano de los estudiantes?
“Eran patriotas, se habían formado en un ambiente donde se discutían las ideas; había muchos curas revolucionarios y aunque la mayoría era reacia a romper los vínculos con la corona y con las jerarquías eclesiásticas, los muchachos estaban ganados para participar en la lucha”
-Ese discurso es bello, pero se dice que no encontró “gente grande que lo acompañara” y por eso se los llevó casi reclutados. Que Bolívar le negó los esclavos. Cómo fue lo de los esclavos?
“Muy sencillo; yo solicité al Cabildo de Caracas que me enviaran 300 esclavos para que me ayudaran a defender La Victoria y el Cabildo me los negó. Alegaron que Bolívar no lo aprobaría porque ya un jefe de los llanos echó mano de los esclavos para ganar una batalla y después de ganada, no quisieron regresar a sus hatos sino ser libres y que eso era un riesgo porque los demás esclavos se iban a incorporar a cambio de su libertad y al no encontrarla entre nosotros irían a buscarla casa del enemigo y que ese era un riesgo que no se debía correr.
-Así mismo le contestaron?
“Sí, léase el Acta del Cabildo del 14 de febrero de 1814 y ahí está todo explicado”.
-Pero entonces las diferencias entre Usted y el Libertador eran de fondo.
“Pero él era el jefe y yo un oficial disciplinado”.
-Dicen que los trajo “arriados”  que  se los trajo obligados.
“Más bien tuve que dejar a algunos para complacer a sus padres. Se quedaron a disgusto. Eso de que aprendieron a manejar las armas por el camino es mentira. Estaban organizados desde hacía tiempo. En 1811, cuando se cumplió el primer aniversario del 19 de abril, los estudiantes organizaron manifestaciones que desfilaron por toda Caracas gritando mueras a Fernando VII y arrancando y quemando sus retratos. Desde ese día se organizaron en compañías armadas. El congreso tuvo que regular  el servicio militar de los estudiantes estableciendo que sólo se admitirían de catorce años en adelante y que recibirían clases sobre el manejo de las armas, los domingos en los patios de los colegios. Y eso siguió hasta cuando vino El Libertador por última vez a Caracas y prohibió que los estudiantes de la Universidad fueran alistados.
Cuantos trajo a La Victoria?
José Domingo dijo que de 400 que traje mataron a 300. Eso es mentira; ni eran tantos ni perecieron tantos. En la universidad estaban inscritos 595 pero solamente iban 120. En 1822 solo iban 173. Desde diciembre del 13 hasta noviembre del 14 la universidad estuvo cerrada, pero los estudiantes estaban ahí. Muchos universitarios murieron en la guerra como Sanz, Roscio, Tamariz, Zuloaga, Espejo.  Hubo universitarios que eran realistas de buena fe porque adoraban a su rey y querían seguir siendo sus súbditos, como el calumniador de José Domingo y Andrés Level, pero hubo otros que fueron   oportunistas como Rojas Queipo y Delgado Correa.  
Hubo música?
En Caracas había mucha música. Mucha arpa y cantos y bailes. En El Valle se montaban bailes de  “Llora” y mis hermanos se iban con el Capitán General y se pasaban  varios días parrandeando. La música andaba por todas partes. Sobre todo en las iglesias. Muchas arpas y todo el mundo tocaba, Mi cuñada “Concha” Palacios la madre de Simón tocaba el arpa muy bien. El Seminario tenía como materia la música religiosa. El padre Sojo, pariente de mi mujer, el padre Mohedano y otros, tenían escuela de música en Chacao; trajeron instrumentos de Europa. Entre los partidarios de la independencia había músicos que se incorporaron a las filas. Los muchachos venían cantando porque desde dos años antes, se sabían las canciones patrióticas como la Carmañola y el Gloria al Bravo Pueblo; algunos músicos murieron en batalla. Montero, Meserón, Isaza, Lino Gallardo, fueron patriotas. Landaeta el del himno, murió en Urica.   Los muchachos venían cantando; venían alegres.    
 -General: ¿Cuál es su parentesco con el Libertador?
“Son varios. Mi madre Petronila Herrera es prima hermana de Isabel Clara la abuela de “Concha” Palacios madre de Simón; o sea, mi abuela y el bisabuelo de “Concha” eran hermanos. Mi prima segunda Isabel Clara es la abuela de las mujeres más bellas de Caracas, las Xerez de Aristeguieta llamadas “Las Nueve Musas” y de las Palacios Blanco Herrera. Pues bien, ahí está otro parentesco que es de casi toda la familia porque las cinco hermanas Palacios Blanco se casaron así: la mayor (María de la Concepción) con Juan Vicente Bolívar de La Victoria y son los padres de Simón; María Paula se casó con Francisco Javier Ustáriz Mijares; y las otras tres con tres Ribas Herrera: María de Jesús con mi hermano Juan Nepomuceno, María Ignacia con mi hermano Antonio José y Josefa Isidra conmigo.  Además, yo me casé con la menor de las Palacios quien apenas le llevaba 9 años a Simón y él la llama “Mi Tía Madrecita”, o sea que yo soy su tío político. Además está el parentesco espiritual; tenemos los mismos ideales y luchamos por hacerlos realidad.”
-Pero él abolió la esclavitud, inclusive aquí en La Victoria y en El Consejo dictó decretos…
“Pero eso fue después que habíamos perdido la Primera República con Monteverde y la Segunda con Boves.
-Usted, ¿dejó mucha descendencia?
Como ya le dije, me casé en 1796 con Josefa Isidra Palacios Blanco hermana menor de “Concha” Palacios la madre de Simón Bolívar. Tuvimos un solo hijo llamado José Félix Valentín Ribas Palacios porque nació el 14 de febrero de 1811, el día de los enamorados. Él se casó con una parienta llamada Amalia Anzola Tovar hija del Prócer José Nicolás Anzola y de María Trinidad Tovar Herrera mi prima hermana y me dieron tres nietos llamados  José Félix, José Ignacio y Trinidad Ribas Anzola.
Mi primer nieto, José Félix, no se casó ni dejó hijos regados;  el segundo llamado José Ignacio se casó en Valencia con Luisa Paz y me dieron dos bisnietos llamados José Ignacio y Luisa Ribas Paz pero ninguno de los dos me dio tataranietos; mientras que la tercera, mi nieta Trinidad Ribas Anzola casó con el médico doctor Martín María Aguinagalde García y me dieron tres bisnietos llamados: Trinidad, Carlota y Martín Aguinagalde Ribas. Fueron los últimos  que llevaron el apellido Ribas y me dieron muchos tataranietos. Son el tronco común de todos mis descendientes que ya van como por trescientos. Mi hijo José Félix Valentín después que enviudó, se casó en segundas nupcias con Carmen Villavicencio que tiene familiares aquí en La Victoria, pero no tuvieron hijos.        

-¿Por qué solicitó el auxilio de La Virgen Inmaculada?
“Porque soy un buen cristiano”.
-Usted y su sobrino Simón pertenecen a familias creyentes; Usted tiene hermanas monjas y hermanos sacerdotes. Quería ser Franciscano. ¿Le parece de buenos cristianos ese decreto de “Guerra a Muerte” y esas matazones que han causado últimamente en La Guaira?
“Son inevitables. Al principio de la guerra fuimos débiles, tolerantes y como buenos cristianos, pusimos “la otra mejilla”; pero ahora como buenos cristianos los estamos midiendo “con la misma vara” con la que nos miden ellos a nosotros.
Todo terminó en Tucupido?
“Todo comenzó en Tucupido; la muerte es el olvido. En su proclama Simón nos dijo una frase que fue premonitoria: “Vuestros nombre no irán nunca a perderse en el olvido”. En mi caso se ha cumplido. Mi nombre está en boca de los victorianos;  diariamente se congregan en la Plaza Ribas, van al Teatro Ribas, estudian primaria en la Escuela José Félix Ribas, bachillerato en el Liceo “José Félix Ribas” y la Aldea Universitaria se llama José Félix Ribas”. Hay Municipios con mi nombre en Guárico y Aragua, que se llamó Estado Ribas, las salas de música, las condecoraciones para jóvenes y muchas calles llevan mi nombre. Esa es mi Gloria.
-General: ¿cómo se siente hoy?
“Bien, porque vencimos. Anteayer en la mañana arengué a mis soldados y les dije que no podíamos “optar entre vencer o morir”, que necesario era vencer…y vencimos”.
Algo que quiera agregar?


Sí; ¡VIVA LA REPUBLICA!

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