30 mar 2014


DISCURSO DE LA LOPNA
GERMÁN RAFAEL FLEITAS FREITES

 INSTITUTO UNIVERSITARIO EXPERIMENTAL DE TECNOLOGÍA LA VICTORIA

OFRECIMIENTO

El Tecnológico de La Victoria, pronto será una Universidad. Dentro de poco tiempo, nuestro Instituto Universitario Experimental de Tecnología La Victoria, será elevado por las autoridades educativas del gobierno nacional, a la categoría de Universidad Politécnica. Muchos años enseñando al más exigente nivel, egresando promociones de Técnicos Superiores Universitarios altamente calificados, y manteniendo el prestigio que hoy en día se le reconoce en toda Venezuela y especialmente en los Institutos Superiores de Enseñanza Universitaria, lo hacen merecedor de tan señalada distinción. Se ha ganado con el esfuerzo de sus profesores y alumnos el derecho a ser una Universidad,  y está llamada a ser de las mejores del país.
Bien merece nuestra histórica ciudad, cuyo instante más glorioso está íntimamente ligado al espíritu revolucionario  de la universidad venezolana, a tener la suya propia. Muchas son las voces que se han pronunciado y los esfuerzos que durante largos años se han hecho, por lograr este objetivo. La “ciudad de la juventud”, poblada cada vez por más de jóvenes, necesita ofrecerles una salida universitaria sin necesidad de que tengan que viajar.
Es un derecho de los niños, niñas y adolescentes de hoy, porque ellos son los jóvenes universitarios del 2021. Así se lo oímos decir al joven autor de este magnífico discurso en defensa de la LOPNA, donde propone con  la claridad con  que suelen hablar los jóvenes, que esta ley sí “se aplique”,  y que la ciudad encabezada por sus autoridades,  emprenda desde ya, cambios en su estructura jurisdiccional y en su reacomodo urbano. Propone los cambios y dice cuales son.
Publicamos este discurso porque los planteamientos y las proposiciones  que contiene son justos y necesarios; y porque es una voz más que se une, con nuevos argumentos, a las voces que desde hace mucho tiempo piden que nuestro Tecnológico, sea una Universidad.
Bettys Emilia Muñoz Henríquez
Directora del I.U.E.T.L.V.


PALABRAS PRELIMINARES
LA LOPNA Y LA VISIÓN DE GERMAN FLEITAS FREITES
                                                                        Dr. Carlos Andrade Villegas *
Cuando recibí la atenta invitación para asistir a la conmemoración de los seis años de la puesta en vigencia de la LOPNA, pensé que era una bondadosa cortesía del joven Germán Fleitas para con un viejo amigo de sus padres y de su abuela; por lo tanto, en principio no le di mayor importancia a tal compromiso. Sin embargo, luego de meditarlo un poco, llegué a la conclusión de que era perentorio hacer acto de presencia, pues es imposible desairar a quien procede con semejante bonhomía.
         Con el temor de quien es ignorante en materia de jurisprudencia acudí a la cita, que resultó a la larga una mañana de muy gratas sorpresas que dejó en mi ánimo muchas emociones positivas.
         Resulta que el patio central del palacio Campo Elías estaba repleto de jóvenes estudiantes y de muchos viejos amigos que hicieron muy placentero el reencuentro; desde luego que me sorprendió gratamente la capacidad de convocatoria del orador, sin desmeritar el interés que despierta el tema entre los estudiosos del derecho.
         Vestido a la tradicional usanza de nuestra tierra, el criollo liqui-liqui impecablemente blanco, como símbolo de la Venezuela que permanentemente se renueva en su juventud estudiosa y trabajadora, inicia la peroración con la serena naturalidad de quien ha trabajado en profundidad la ley de que va a hablar.
         Y allí surge a mi juicio otra agradable sorpresa: conversar sobre una ley, que no es otra cosa que una larga lista de artículos y considerandos, de contenidos muy importantes, pero de aburrida lectura, que poco se prestan para el lucimiento de la oratoria, mantiene el interés de los oyentes porque a medida que explica la pertinencia del articulado de dicha ley, intercala datos anecdóticos muy pertinentes sobre la materia en cuestión.
         La imaginación que es rebelde y escapista, se sale de sus casillas y me recuerda las tantísimas veces que he oído discursos en boca del Dr. Germán Fleitas Núñez y me maravillo de la gran elocuencia que posee. No en balde la sabiduría del refranero popular dice que “hijo de tigre sale pintao”. Ahora tengo la absoluta certeza que con el paso del tiempo Germán hijo superará en el arte de la oratoria a Germán padre.
         El discurso resultó tan ameno, que allí escuchamos referencias a muy diversos tópicos de la actuación humana, va desde los vaivenes de la alta política de la O.N.U., hasta peripecias menudas que suelen ocurrir en un partido de foot ball.
         Desde luego que no se me puede pedir que haga una enjundiosa valoración sobre el contenido del presente discurso, pues para eso es mejor prestar oídos al orador; sin embargo logro extraer algunas afirmaciones importantes, por ejemplo cuando dice que esta novísima ley cambia el concepto de “niño tutelado” a  “niño con derechos”.
         Cuando se refiere a la situación de los niños en la pobreza extrema, de los niños limpiabotas o los limosneros o los que hacen malabarismos en las calles a cambio de una moneda, termina sentenciando “tiene que llegar un día en que todos los niños sean de la calle. Ese día llegará cuando la calle sea de todos los niños”
         Definitivamente este discurso es un canto a la esperanza, es un hermoso sueño que todos los que amamos a la patria albergamos en lo mas profundo del ser. Debe ser leído con detenimiento y atención, pues se trata de lo más precioso que tiene un país: LOS NIÑOS.
                                                         * Médico — Ex Alcalde de La Victoria

DISCURSO DE ORDEN PRONUNCIADO POR EL BACHILLER GERMÁN RAFAEL FLEITAS FREITES, DURANTE LA SESIÓN ESPECIAL DEL ILUSTRE AYUNTAMIENTO DEL MUNICIPIO JOSÉ FÉLIX RIBAS DEL ESTADO ARAGUA, EL JUEVES 27 DE JULIO DEL 2006, CON MOTIVO DE CELEBRARSE EL 6º ANIVERSARIO DE LA ENTRADA EN VIGENCIA DE LA LEY ORGÁNICA  DE  PROTECCIÓN  DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE, POR PROPOSICIÓN DEL CONSEJO MUNICIPAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO, NIÑA Y ADOLESCENTE, DEL MUNICIPIO JOSÉ FÉLIX RIBAS.

Señoras y señores:

Comienzo por dar las gracias al Señor Presidente y demás integrantes del Ilustre Concejo Municipal del Municipio José Félix Ribas, por haberme invitado a llevar la palabra en esta importante sesión, y al Consejo Municipal de los Derechos del Niño y del Adolescente en nuestro Municipio, muy especialmente a mi profesor y amigo Jesús Colmenares, por haberme postulado. Igualmente al respetable público que honra con su presencia este acto, a la ciudadana Alcaldesa, a mi padrino Luís Pastori, a mis madrinas Mireya de Briceño de Guevara y Gisela Pastori; al doctor Carlos Andrade, a doña Josefina de Subero, a mis familiares y amigos,  a mis compañeros del Tercer año de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela,  a los profesores Henry Crespo y Jenny Noguera, directores de la Orquesta Sinfónica Juvenil, y a los jóvenes músicos y coralistas que nos acompañan.

Al recibir la honrosa invitación, mis primeras sensaciones fueron de mucha emoción, y un gran susto. Por lo delicado del tema,  y porque en la ciudad,  tenemos excelentes profesionales que podrían,   con mayor propiedad y experiencia, haber pronunciado este discurso.

El susto se me fue pasando, porque  en los dos años anteriores,  la ley más trabajada y comentada en la Facultad de Derecho, ha sido la LOPNA. La hemos estudiado intensivamente, con magníficos profesores, quienes nos han dado sabias lecciones y encomendado exigentes trabajos de investigación.

Hoy nos hemos reunido para celebrar el 6º año de la entrada en vigencia de la LOPNA, como seguramente se debe estar celebrando en diferentes lugares de la Patria, porque  esta ley es el resultado de largos años de trabajo, destinados a proteger los olvidados derechos de nuestros menores.

El tiempo de vigencia de la ley ha sido breve, apenas seis años; muy pocos para hacer evaluaciones;  especialmente,  si tomamos en consideración la respuesta que dio el Primer Ministro de la China, cuando en octubre de 1992, le preguntaron que cómo había influido el Descubrimiento de América en el destino de la China. El Primer Ministro contestó, que apenas podría dar una opinión muy personal, una evaluación provisional, porque 500 años era muy poco tiempo para poder dar una respuesta definitiva. Era necesario esperar un poco más.

Seis años son muy pocos,  sin embargo,  ya se han hecho mediciones y estudios,  que permiten dar aunque sea, evaluaciones provisionales. Van, desde quienes opinan que la ley es la panacea, la solución de todos nuestros problemas, hasta quienes afirman que es una ley que ampara el vandalismo. Hay valiosas opiniones de lado y lado; pero lo que nadie discute, es que el pueblo ha creído en esta ley, solicita su aplicación y la tiene como un instrumento válido para defender sus derechos. Todos coinciden,  en que se hace necesario introducir reformas inmediatas, abrir un gran debate evaluativo y nombrar comisiones que la mejoren con vista de la experiencia acumulada, derivada de su aplicación.

La importancia que el legislador le dio, puede medirse por lo extenso de su articulado. Nuestro Código Civil, para regular todo el derecho civil, todo lo relativo a las personas, los bienes, la propiedad, las obligaciones, los contratos, todo, tiene 1995  artículos;  la  LOPNA, para regular solamente lo relacionado con los niños, niñas y adolescentes, tiene la tercera parte.

Nuestra Constitución Nacional que es la Carta Magna, tiene 350 artículos,  mientras la LOPNA tiene 685;  casi el doble.


En  Venezuela siempre hubo  la voluntad de proteger a los niños. Al menos en el papel. Pero esas protecciones se inspiraban en conceptos anticuados. Se hablaba de ayuda, de generosidad, de benevolencia, de misericordia, de desprendimientos, de caridad cristiana, de limosna.

Nunca se habló de derechos de los niños, y mucho menos,  de la obligación que teníamos los adultos de reconocer y respetar esos derechos. Nunca se habló de “protección integral del menor”, sino de la “situación irregular del menor”. Los nombres de los albergues que se destinaban a empotrerarlos,  nos lo dicen claro; se los llamaba correccionales o reformatorios. En este Palacio de Campoelías, funcionó uno que regentaron  las monjas del Buen Pastor, durante casi medio siglo. A este palacio, se lo llamaba: “El Reformatorio”.

Pero la actitud paternalista del estado siempre ha estado  presente. Hasta durante el gobierno del general Gómez, en los años 30 del siglo pasado, hubo en La Victoria un programa de asistencia que se llamabaLa Gota de Leche”, que consistía en repartirle diariamente a cada niño, un vaso de leche de vaca.  Lo que fue 70 años después, el PAMI.  En mi casa se conservan fotografías de esas reparticiones de leche, porque la repartía mi bisabuela, quien había fundado junto con el Dr. Fulgencio Cecilio Carías, la Cruz Roja de La Victoria.

Y yo  prácticamente aprendí a caminar en una institución dedicada a la atención de la mujer y el niño, la “Casa de la Mujer Josefa Palacios de Ribas” que había sido creada por mi padre en 1990 y cuya Primera Presidenta fue mi madre; y crecí,  acompañándola todos los días, a la “Casa del Menor Trabajador”, en el Módulo del Cementerio,  dedicada a atender a los niños que recogían basura en el vertedero del cementerio.

Pero el origen de esta ley que hoy celebramos, se remonta a 1989, cuando la Organización de las Naciones Unidas,  reunida en Nueva York, aprobó por unanimidad, la “Convención Internacional de los Derechos del Niño”. Este tratado cambió los conceptos y convirtió las necesidades,  en derechos.

Antes el niño, para  los estados,  “tenía necesidad de educación”, “necesidad de salud”, “necesidad de alimentación” y se trataba de satisfacer esas necesidades. A partir de la Convención, tiene “derecho a la educación”, “derecho a la salud”; “derecho a la alimentación”, y el estado y la sociedad están en la obligación de reconocer y satisfacer, esos derechos. Cambia el concepto del niño tutelado,  al del niño “con derechos”.

No fue inmediata la adopción de este nuevo concepto por parte de la ONU. El proceso fue  laborioso. Largos debates retardaron su adopción. “Las cosas de palacio, marchan despacio”.  Estos retardos se originan en el hecho comprobado, de que todo  grupo humano, del tipo que sea,  avanza,  a la velocidad del más lento.

Nos contaba nuestro profesor de Derecho Internacional Público, que en una oportunidad, en la ONU,  se discutió durante más de doce años, la forma que debía tener una mesa de reuniones. Un grupo de países opinaba que debía ser redonda para que todos estuvieran a igual distancia;  otros, que la mesa debía ser en forma de “U”; estos,  que ovalada; aquellos, que rectangular. No lograron ponerse de acuerdo. Al tiempo, la comisión se disolvió sin haberse reunido nunca.

Ese es un botón de muestra, de su poca eficiencia en la resolución de los grandes problemas de la humanidad. Por eso la guerra, que siempre mata más niños y adolescentes que soldados,  se enseñorea en diferentes regiones del mundo.

Parece ser verdad,  lo que dice el humorista cubano Virulo, de que ya el enemigo no es el campo socialista, ni el campo comunista, ni el campo imperialista, sino simplemente, el campo. Cada día,  nos acercamos más a la hecatombe nuclear,  y a la profecía de Albert Einsten,  quien al responder a una pregunta,  dijo que no sabía como iba a ser la tercera guerra mundial, pero estaba seguro de que la cuarta,  iba a ser “a piedra y palo”.

Hace 18 días, en la oportunidad de culminar el Mundial de Fútbol Alemania 2006, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan,  afirmó que “envidiaba” a la FIFA, no solo porque tenía afiliados a 26 países más que la ONU, sino porque había sido más eficiente en unirlos, en ponerlos de acuerdo, en reconocer la igualdad de todos, en el respeto de las reglas de juego, en la obediencia a las decisiones del árbitro (lo que  no había logrado nunca la ONU), en la lucha contra la discriminación racial, y porque sus soluciones son inmediatas y generalmente aceptadas; aunque algunas no nos  favorezcan en todo lo que quisiéramos, pero al menos mantienen un equilibrio que es necesario para la coexistencia pacífica.

Solo así se explica, que pese a las diferencias y superioridades fuera de la cancha,  Trinidad y Tobago le empate a Inglaterra; Ghana, con su director venezolano  le empate a Suecia y le gane a Estados Unidos; que el  líder goleador de la Liga Española sea el camerunés del Barsa, Samuel Eto;  y que el próximo Mundial sea en el África; el  Sudáfrica 2010.


La Convención de la ONU  aprobó la ley el 20 de noviembre de 1989, con el voto de Venezuela, y a menos de un año, el 29 de agosto del 1990, nuestro país la ratificó y la hizo ley nacional.

Casi una década después, el 2 de octubre de 1998, se promulga la LOPNA, pero en su antepenúltimo artículo, se establece una “vacatio legis” de año y medio. La “vacatio legis” es una vacación de la ley. En su primer artículo, el Código Civil dice que la ley es obligatoria desde su publicación en la Gaceta Oficial,  o desde la fecha posterior que ella misma indique. El lapso comprendido entre la promulgación y esa fecha posterior, es la “vacatio legis”. Pues bien, el  2 de octubre del 98, se estableció que la ley entraría en vigencia año y medio después; el 14 de abril del año 2000, y así se hizo.

Como hemos visto, esta ley es de vieja data, pero su aplicación actual, se inserta en el proceso de adaptación legislativa,  para sintonizar nuestro ordenamiento jurídico, con el proceso de cambio que vive la República.

Ahora bien, ¿Cómo es la ley que hoy celebramos?

Lo primero que hay que decir es que es extensísima; es una de las leyes más extensas que tenemos. Lo segundo, que cambia las necesidades de los menores en “derechos”, y crea los órganos y procedimientos que requiere para su correcta aplicación.

Como ya dijimos, tiene 685 artículos;  el doble que la Constitución Nacional; y está dividida en 6 títulos y 26 capítulos.

Los 6 títulos contienen las disposiciones directivas, los derechos, garantías y deberes, el sistema de protección (que es el título más extenso), las instituciones familiares, el sistema penal de responsabilidad del adolescente, y las disposiciones transitorias y finales.

En el articulado fija su objeto, que es garantizar a todos los niños, niñas  y adolescentes, el ejercicio y disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías. Comienza por definir al niño como toda persona menor de 12 años;  y al adolescente,  como el mayor de 12 y menor de 18, (con lo cual mejora el concepto de la ONU), y de allí en adelante,  va estableciendo principios y obligaciones. Todos los niños son iguales, sin importar su  sexo, idioma, religión, creencias, color, cultura, ideas, raza, edad, opinión política, condición económica o social, enfermedad, limitaciones, discapacidad, filiación, o cualquier otra condición.

El estado debe mediante todos sus poderes, garantizarle el ejercicio pleno de todos sus derechos. Igual obligación tienen la familia y la sociedad.

El niño tiene prioridad absoluta. Es primero y principal;  y para orientar su aplicación, la ley, crea un principio de interpretación que es el “Interés Superior del Niño”. Establece el principio de gratuidad de las actuaciones, todas en papel común y sin estampillas.

En su segundo título que es el más extenso (101 artículos), establece los derechos, garantías y deberes. Son los mismos inherentes a la persona humana, porque al fin y al cabo el niño es una persona humana. En consecuencia son derechos jurídicos, intransigibles, irrenunciables, interdependientes e indivisibles; los propios niños los ejercen en la medida de su capacidad evolutiva, y no pueden ser limitados sino por la propia ley.
¿Cuáles son esos derechos?
Primeramente, el derecho a la vida; a un nombre, a una nacionalidad; a una identificación, a ser inscrito en el Registro Civil, a una Declaración del Nacimiento en Instituciones Públicas de Salud, a la expedición gratuita de la Partida de Nacimiento y Documentos  de Identidad, a ser reconocido por sus padres, conocido y cuidado por ellos; a ser criado en el seno de una familia, a mantener relaciones personales y contacto directo con los padres, y al libre desarrollo de la personalidad.  Todo esto se afina,   cuando se trata de niños que requieren cuidados especiales.
Todos los niños y adolescentes tienen derecho a un nivel de vida adecuado, con alimentación, salud, vestido, vivienda digna,  y acceso a los servicios públicos esenciales.
Tienen derecho a un ambiente ecológico y urbano sano y equilibrado; a la integridad  personal  física,  psíquica y moral; y a ser protegidos contra el abuso o la explotación sexual, laboral o de cualquier otro tipo.
Una de sus partes más importantes de la ley, es la  que se refiere al derecho a la educación, porque todos conocemos la deuda que tiene Venezuela con sus hijos en materia de educación. Es mediante la educación del pueblo, como podremos vencer las carencias que todavía padecemos;  y lamentablemente, como si no hubiéramos avanzado nada, todavía, dos siglos después, la moral y las luces,  siguen siendo nuestras primeras necesidades.
Todos tienen acceso a educación gratuita, en planteles cercanos a su residencia y a ser respetados por los educadores. Se prohíben las sanciones corporales y las expulsiones por causas no establecidas en la ley. Se establecen vínculos entre la educación y el trabajo, y se crean regímenes y programas que se adapten al tiempo de los niños y adolescentes trabajadores.  Igualmente se garantiza el respeto para los niños y niñas indígenas a permanecer y ser respetados en sus ambientes, sus creencias,  su vida cultural,   su idioma, sus saberes y sus milenarias tradiciones.
Atención especial merecen los niños con necesidades especiales, hasta su inserción en el colectivo escolar.
Descanso, recreación, esparcimiento, deporte, juego y las instalaciones que requieran para su ejercicio; honor, reputación, imagen, inviolabilidad del hogar y de la correspondencia, vida privada e intimidad familiar, quedan consagrados y garantizados. 

El título tercero fija  los sistemas de protección, las políticas y programas, las medidas de protección y los órganos administrativos.

En este título (artículo 134), se crean el  Consejo Nacional, los Consejos Regionales,  y los Consejos (con “S”) Municipales, de Protección del Niño, Niña y Adolescente.  Igualmente,  a las entidades de atención, funciones, registros, defensorías, inspecciones, sanciones, multas, juicios penales, procedimientos administrativos, recursos, conciliaciones ante las defensorías, y  aprovisionamiento de recursos económicos.

En nuestro Municipio, ese Consejo, encargado de aplicar la ley,  ha estado a cargo de Evelin García, Eudes Rodríguez, Haydee Bejarano, Jesús Colmenares (actual Consejero), y Laura Vallejo (actual Presidenta).

En su título cuarto define a la familia, integrada por padres, descendientes, ascendientes y colaterales; da iguales derechos a todos los hijos, sea cual sea su filiación; regula la Patria Potestad, la guarda, la obligación alimentaria, las visitas, las autorizaciones para viajar, la familia sustituta, la colocación familiar, la adopción nacional e internacional, los procedimientos contenciosos familiares y patrimoniales.

En el quinto título, el sistema penal de responsabilidad del adolescente, las garantías procesales y de investigación, el juicio oral, los recursos, las sanciones, medidas, la justicia penal,  la participación del Ministerio Público y la policía, la relación imputado defensor, víctima querellante, los órganos jurisdiccionales y las disposiciones finales.

Garantiza a los niños, niñas y adolescentes, la libertad de pensamiento, de conciencia y religión, el respeto a sus tradiciones culturales, especialmente a las minorías étnicas, y  la libertad personal.

Se prohíben la Esclavitud, la Servidumbre y el Trabajo Forzoso, y se consagra la Libertad de Tránsito y la Protección Contra el Traslado Ilícito.
Consagra el  derecho a  Información en Materia de Salud, protección de la Maternidad, Protección del Vínculo Materno-Filial, a la lactancia materna, a ser vacunado, a Atención Médica de Emergencia y a permanecer junto a sus padres, Representantes o Responsables. Así como a  una Salud Sexual y Reproductiva, a Protección Contra Sustancias Alcohólicas Estupefacientes y Psicotrópicas y a la Seguridad Social.
Garantiza el derecho a la Libertad de Expresión, a la Información, a mensajes de los Medios de Comunicación acordes con sus necesidades, a Mensajes e Informaciones Adecuadas, a programaciones que fomenten la Creación, y a Envolturas para los Medios que Contengan Informaciones e Imágenes Inadecuadas.
Se consagra el derecho a opinar y a ser oído, a participar, a la libre asociación y reunión, a defender sus Derechos, a la Justicia, a un Trato Humanitario y Digno y a denunciar Amenazas y Violaciones.
En materia laboral se le fija una jornada de trabajo de seis horas diarias, una edad mínima, armonía entre el trabajo y la educación; igual remuneración bien sea en trabajo rural o doméstico, y los derechos de sindicalización, huelga, vacaciones, servicio médico, presunción de la relación laboral, presunción de existencia de contratos y  Seguridad Social.
Igualmente, la ley fija los deberes. Honrar a la patria y sus símbolos, respetar la ley, los derechos de los demás,  y a sus padres, representantes o responsables; defender activamente sus derechos,  cumplir con sus obligaciones en materia de educación,  respetar la diversidad y al medio ambiente.
Como puede verse, se fijan más derechos que obligaciones, ya que la mayor parte de las obligaciones recae sobre los adultos, como debe ser.
Mucha tinta se ha derramado con relación a esta ley. Internet tiene 400 mil ventanas esperando por los estudiosos de la materia. Allí están las críticas y elogios más diversos. Desde la objeción que nuestra profesora María Candelaria Domínguez le hace al difícil proceso de adopción, hasta las críticas a  lo que algunos llaman “la impunidad del menor”.
Entre nosotros, el Consejo (con “S”) Municipal de Protección de Ribas elabora un reporte mensual de actividades y lo mismo hace la Defensoría Municipal. En una muestra aleatoria que nos fue gentilmente cedida por el Dr. José Antonio Díaz Chávez, pudimos observar un promedio de  80 casos mensuales. Menos de tres por día,  que para una población de 250.000 habitantes mal contados,  es una cifra muy poco alarmante. Por supuesto que influye un elemento cultural,  que consiste en resistencia a demandar, tal vez por lo novedoso del procedimiento y de la ley.

La mayor cantidad de  solicitudes, es por maltrato, orientación, medidas de protección,  trabajo en conjunto con la Policía de Aragua y autorización para viajar dentro del país. Las zonas de donde procede la mayoría de los casos,  son Zuata,  Las Mercedes, La Mora y el Centro.

La Defensoría, en el mes estudiado en la muestra, atendió  80 casos: 16 por obligación alimentaria y 57 por visitas, deberes y derechos, guardas, reconocimiento voluntario y problemas de conducta. El 46 % procede de la parroquia Castor Nieves Ríos, el 25% de la Zona Centro, Norte, Sur y el 16 % de Zuata, seguida por Guacamaya-Pao de Zárate.
El 57% de las personas atendidas, fue en busca de orientación. El defensor recibe también casos de otros municipios, pero sin intervenir,  por respeto a las otras jurisdicciones; pero no permite que el consultante se retire, sin ser debidamente atendido.

Por la minuciosidad con que están elaborados tanto el  informe de las consejeras Yexilay Orozco, Anahir Reyna  y Mirla Monsalve, como el de la defensora Carmen Cisneros, se desprende, que el trabajo se hace con la responsabilidad,  que la ley exige a sus funcionarios.  ¡Felicitaciones!
Me inclino hacia el lado de quienes piensan que esta ley puede ser una panacea, que puede ser la solución de muchos problemas, siempre y cuando se de una condición que pocas veces se da con las leyes venezolanas: que se cumpla.
Papel aguanta lo que le pongan. Una cosa es lo que dicen las leyes y otra muy diferente es su aplicación en la realidad.  Hay obligación de educar gratuitamente, pero en la Facultad de Derecho de la UCV, acaban de presentar examen de admisión 8 mil aspirantes para llenar 200 cupos. Nadie sabe qué habrá pasado con los otros 7800.


No sigamos permitiendo que nuestros niños se salgan de este libro, para irse a las esquinas a limpiar parabrisas, o a hacer malabarismos con pelotas o pines,   a cambio de limosnas para poder comer. Como tampoco debemos permitir que nuestros indígenas, se sigan saliendo del Escudo Nacional, donde los metimos recientemente,  para irse al Terminal de Pasajeros de Maracay, a pedir limosnas con unas perolitas, para poder comer.

Tiene que llegar un día feliz,  en que todos los niños sean de la calle. Ese día llegará, cuando la calle sea de todos los niños. Nuestros niños, niñas y adolescentes reclaman hogares donde crecer, padres y familiares que les den amor, y un entorno con seguridad, sin balaceras, donde jugar, donde estudiar, donde trabajar y donde vivir.

Hay que trabajar con la mira puesta en el futuro. Así como con tiempo suficiente arreglamos nuestra casa,  para recibir a un invitado o para celebrar un cumpleaños, debemos, con tiempo, irle arreglando la ciudad y el municipio, a los niños que están naciendo hoy y que tendrán 15 años en el 2021.

Para que cambie la condición del niño, debemos cambiarle el escenario. Nada lograremos con criar niños sanos y felices, que al salir a las puertas de sus casas, se encuentren atrapados en el medio de una balacera entre malandros. No se trata de adecentarle los niños a la ciudad, sino de Tenemos que trabajar para que ese niño tenga en la esquina de su casa, un parque infantil, un preescolar, una cancha, una escuela, un dispensario.

En cada centro poblado, el edificio más grande después de la iglesia, debe ser la escuela. No debe crecer bajo la sombra de la exclusión, de la falta de cupo en el liceo o en la universidad. Por eso,  hay que aplaudir con las dos manos el anuncio hecho por el profesor Jesús Colmenares, según el cual serán convertidos en  Bolivarianos, cuatro de nuestros liceos, entre ellos el legendario liceo José Félix Ribas y el García de Sena.

Ello significa bibliotecas de libros y virtuales, laboratorios, incorporación del liceo a la vida activa de la ciudad y a la participación en la solución de los problemas, elaboración de proyectos comunitarios,  convivir, saber y hacer; construcción y adaptación de las plantas físicas, sin que nos amenace el fantasma del cupo. Significa también la exaltación de los saberes del pueblo, propios de la región. No se justifica que en nuestro municipio se celebre en todas partes con profusión de propaganda y gastos, el Halloway, y en cambio se confine a muy pocos lugares y a solo el día 2 de noviembre, el baile de La Llora.

Tenemos que innovar, inventar, ser originales, ser creativos; todo lo que se nos ocurra,  vale. Solamente en esta materia es mucho lo que podemos y debemos hacer. Podríamos implantar en todas las  escuelas primarias de nuestro municipio,  el estudio obligatorio del “cuatro”, el instrumento nacional, de fácil adquisición,  aunque sea en sus cuatro tonos básicos, “Re Mayor”, “Si Menor”, “La Mayor” y “Mi Menor”. Ese programa, que bien podría llamarse “Cambur Pintón”, iniciaría a nuestros niños en la música, en el conocimiento del folklore y en consecuencia, de nuestra cultura popular.

Podríamos procurar que  en los liceos,  escuelas técnicas y universidades, cada alumno cante el Himno Nacional en su voz. El bajo, en la voz de bajo; la soprano, en la de la soprano, el tenor en la suya y la contralto en la suya. En pocas lecciones, la reunión de cuatro alumnos constituiría una coral, nos introduciría sin esfuerzo,  en el hermoso mundo de la música, del patriotismo,  y nos evitaría el espectáculo  penoso que se produce, cada vez que un colectivo,  canta desafinado y sin marcialidad, nuestro imponente Himno Nacional.

Suponemos que la bolivarianización de esos liceos, es el primer paso y que luego vienen los demás. No corramos el riesgo de ofrecer escuelas de primera y escuelas de segunda, cuando queremos producir solamente estudiantes de primera.

“Venezuela es un país del Primer Mundo”. Así lo afirmó nuestro Gustavo Dudamel; un compañero de estos muchachos del Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela, que nos honran con su presencia y que son la mejor prueba contra quienes dudan de la capacidad creativa y organizativa de los jóvenes. Por cierto, a este Gustavo Dudamel lo corrieron de Maracay porque como director no iba a servir para nada, y a los 16 años dirigió a Orquesta Sinfónica de Venezuela, y luego la Orquesta Sinfónica de Berlín. Actualmente tiene 23 años y dirige la Orquesta Sinfónica de Suecia.

Este ejército de jóvenes músicos tiene 250 mil hombres. Muchos más que nuestra Fuerza Armada; y dentro de poco tendrá medio millón. No existe ningún otro país en el mundo que tenga en una sola red,  más de 190 orquestas y 250 mil ejecutantes.
En el magnífico documental “Tocar y luchar”, sobre el sistema nacional de orquestas,  Gustavo Dudamel  en un gesto de humildad que lo engrandece,  atribuye su éxito al trabajo del equipo. “Yo en los conciertos no toco ningún instrumento; apenas la batuta. Si los instrumentos no suenan bien, mi batuta fracasa. Lo importante es el trabajo en equipo, una buena partitura y el amor que ponemos en lo que estamos haciendo”.
Lo mismo debe ser válido para todo. Dirigir un municipio debe ser parecido a manejar una orquesta; y ustedes, señores Alcaldesa y Ediles, tienen la batuta. Los músicos estamos esperando que nos dirijan; y la partitura es un buen programa de obras, acciones e iniciativas, en cuya elaboración estamos dispuestos a colaborar.
La partitura debemos componerla entre todos.  Vamos a hacerla entre todos y a dar  ejemplo de grandeza, sin mezquindades, porque en esta materia no se puede discriminar. Que todos sumemos esfuerzos y aprendamos nuevamente de los chinos, quienes dicen,  que no nos debe importar “de qué color sea el gato, con tal  de que cace ratones”.

Se trata de cambiar la ciudad, pero no en su coreografía sino en su funcionalidad. No es cierto que los cambios físicos siempre produzcan modificaciones de conducta, y si los producen es en apariencia. El mejor ejemplo lo tenemos en el Metro de Caracas. Nuestra profesora de sociología,  al tratar el tema, repetía que en el metro, la gente habla bajito y no tira papeles en el suelo. Eso es verdad. Pero es un cambio en la apariencia. La realidad está,  en que frente a una mujer embarazada, de pie, con un niño en un brazo y una pañalera en el otro, que hace esfuerzos para agarrarse del tubo y no caerse, van sentados caballeros jóvenes, sanos y fuertes, que bajan discretamente la mirada y la meten dentro de un libro, para hacerse los locos y no tener que cederle el puesto a la señora. Ahí no hay ningún cambio verdadero. Como yo viajo todos los días en el metro, un día en clase, le dije a mi profesora, que obviamente,  ella solo se movilizaba en su  carro y con chofer, y no en el metro.

No se trata de hacerlo todo a la carrera; se puede ir poco a poco. Como la orquesta, que comenzó siendo un proyecto de minorías para minorías, hoy en día es un proyecto de minorías para mayorías, y dentro de poco será de grandes mayorías para grandes mayorías.

Confío en que nuestra  Municipalidad, pensando en los quinceañeros del 2021, oiga hoy las sugerencias que muy respetuosamente les formula un  veinteañero del 2006.

No se trata, señoras y señores, de adecentar y amoldar a los niños, niñas y adolescentes para que le luzcan,  para que le queden bonitos a la ciudad. Por el contrario, se trata de adecentarle y amoldarle la ciudad a los niños y adolescentes, y a todo el mundo, para que todos podamos vivir felices.

Proteger al niño hoy, sin pensar en el joven de mañana y el hombre adulto de pasado mañana, es sembrar sin la ilusión de la cosecha.

Y como dice Ricardo Arjona: “es tanta mi fe, que aunque no tengo jardín, ya compré una podadora”.

Señoras y señores:

Dentro de menos de 4 años, celebraremos el bicentenario del 19 de abril de 1810; dentro de menos de 5 años, el bicentenario del 5 de julio de 1811,  Día de la Declaración de la Independencia;  dentro de menos de 3 meses, el 26 de octubre, cumple 280 años de haber nacido aquí en La Victoria, el coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte,  padre del Libertador; y lo que es más importante para nosotros, dentro de menos de 8 años, es el bicentenario de la Batalla de La Victoria.

¿Y, cómo nos estamos preparando?

Somos el municipio más emblemático del centro del país. Tenemos un claro destino agrícola, industrial, histórico y universitario.
Es necesario reactivar la zona industrial, si no con sus antiguos propietarios, con gente nueva que quiera activar las industrias apoyados por el estado. Son miles de puestos de trabajo para nuestros adolescentes de hoy, dentro de diez años.

Nuestra población estudiantil arrojará un número de muchos miles de niños al preescolar, a la escuela, al liceo y a la universidad. Eso ya está calculado. Es urgente prever esta situación y reforzar las instituciones e instalaciones educativas. Pero hay que hacerlo desde ya.

Los niños que están naciendo hoy, son los quinceañeros del 2021, en una ciudad que debe comenzar ahora mismo su reacomodo urbano, a fin de aprovechar su evidente vocación de ciudad turística. Se hace necesario prever la infraestructura necesaria; barajar el juego y cambiar el destino de muchos espacios del ente urbano.  Hay mucho terreno vacío donde caben parques infantiles y canchas múltiples. El Cuartel General Mariano Montilla debe convertirse progresivamente, en el Museo de Historia Militar de La Victoria; este Palacio de Campoelías,  construido como residencia de un Presidente de la República, debe ser convertido en el Museo Histórico de la Ciudad; la antigua Casa de Camacho, sede provisional de la Casa de la Mujer “Josefa Palacios de Ribas”, debe cumplir con el destino que se le fijó al comprarla, que es el de ampliar la Casa de la Cultura; el edificio del Mercado Municipal de La Mora debería destinarse a Gimnasio Cubierto de la ciudad;  hay que crear la Casa de la Cultura del Barrio de Jesús, y las de Guacamaya, Pao de Zárate, y demás comunidades, urbanizaciones y barrios. Es hora de que se organicen las nuevas Parroquias Eclesiásticas, paso previo a la creación de la Diócesis de la Victoria, con la consiguiente restauración de nuestra imponente Catedral. Debemos terminar de restaurar el Teatro Municipal “José Félix Ribas”,  la Plaza de Toros y el Museo Taurino, así como construir nuevos espacios culturales, en las instalaciones del Nuevo Circo y  “La Gallera” de Gonzalo Gómez. Construyamos  las tribunas del Estadium Francisco de Miranda, la tan ansiada Manga de Coleo,  la sede permanente para la Junta 12 de Febrero, el Archivo Histórico de la ciudad, y el Casco Histórico. Todas estas iniciativas son posibles y fáciles de lograr, pero deben ser emprendidas por todos los sectores interesados en la vida de la ciudad, encabezados y estimulados por la municipalidad.

En lo político administrativo, tenemos que ir pensando en organizarnos en un Distrito Metropolitano que una los municipios del antiguo Distrito Ricaurte, como lo permiten los artículos 170º y 171º de la Constitución Nacional. Es necesario mancomunar algunos servicios como los de seguridad, salud, vivienda, educación,  aseo urbano,  agua y  transporte.

Hay muchas ideas en el ambiente. Señora Alcaldesa, Señor Presidente: bajen la batuta.

No es descabellada la idea de que esta mancomunidad gestione y logre un ramal del ferrocarril;  un metro, que venga desde Las Tejerías, Sabaneta, El Consejo, La Victoria y  San Mateo, hasta La Encrucijada, para que allí empalme con el Ferrocarril que viene de los Valles del Tuy, hacia Maracay, Valencia y Puerto Cabello.

Señoras y señores:

Creamos más en el desarrollo endógeno que en el exógeno. Tiene más oportunidad de desarrollo inmediato el Municipio,  que  la República, por aquello “del más lento”. Solo desarrollándonos desde los municipios, desarrollaremos a Venezuela.

Hemos sido pioneros en muchos  programas que son punta de lanza en la actualidad. Aquí en Las Victoria se instalaron los primero Núcleos de Atención Primaria (NAP) de Venezuela (hoy Barrio Adentro), las primeras Farmacias Populares y una de las primeras escuelas para niños especiales, la que con tanto empeño gestionó y logró la profesora Silvia Forti en Zuata.

No permitamos que el nuestro se convierta en un municipio poblado por hijos huérfanos de padres vivos. La LOPNA es el arma. Podemos llegar a ser territorio libre de niños de la calle;  un municipio piloto en atención a los niños de la calle. Tenemos un antecedente que fue la Casa del Menor Trabajador, institución que atendía a los niños que recogían basura en el vertedero del cementerio.

Aparte del apoyo gubernamental, se elaboró una lista de padrinos (empresas y personas particulares) que apadrinaban un niño y lo mantenían de un todo. Podríamos construir un gran albergue, que muy bien podría llevar el nombre de Doña Margot Hernández, una victoriana que durante 50 años, en esta misma calle, mantuvo una “Escuelita”, la “Escuelita de doña Margot”, en la cual niños de la calle recibieron comida, aseo, atención y los más importante: cariño. Los padrinos surgirán voluntariamente; pero si no aparece ninguno, podemos reclutar un voluntariado, aplicando el método que aplicaba el general Gómez cuando decía: “Ahí le mando los voluntarios, devuélvame los mecates”.

Para garantizarles éxito profesional y laboral en el futuro, debemos seguir luchando por nuevas posibilidades para nuestros estudiantes universitarios. Hay que respaldar y apoyar las gestiones del equipo que dirige la Profesora Bettys Emilia Muñoz Henríquez, para que nuestro Instituto Universitario Experimental de Tecnología La Victoria, sea elevado a la condición de Universidad Politécnica “Federico Brito Figueroa”;  estimular la instalación de instituciones universitarias y extensiones de las ya existentes, y fortalecer a la Universidad Bolivariana de La Victoria, acondicionando los espacios físicos que ocupa.

Muchas veces los grandes problemas requieren de grandes soluciones; pero  casi siempre,  se remedian con soluciones pequeñas. Por ejemplo, los grandes problemas de nuestra Universidad Bolivariana de La Victoria, se resuelven con un policía, diez pocetas, un autobús y una caja de bombillos.
Si logramos, por ejemplo, que los universitarios que estudian en el Grupo Escolar “Rubén Darío”,  salgan de clases a un estacionamiento iluminado, con vigilancia policial y un autobús que los lleve a Zuata, estaremos contribuyendo a que nuestra Universidad Bolivariana de La Victoria, sea una universidad de primera.

Y para ahorrarle el viaje diario de ida y vuelta,  al ejército de estudiantes que sale a las cuatro de la mañana,  a estudiar en Caracas carreras que no se ofrecen en la ciudad, se hace necesario que la municipalidad abra o subsidie, una Residencia Estudiantil en los alrededores de la Universidad Central de Venezuela, una Embajada de La Victoria en Caracas, que bien podría llamarse “Residencia Estudiantil Ciudad de la Juventud”.





Señoras y señores:

Nuestra querida ciudad, representada por el ayuntamiento, ha celebrado y honrado a una ley que protege a sus hijos, porque debe defenderlos, como ellos la defendieron ayer.

Los niños y adolescentes de 1814, no tenían ley que los amparara y protegiera sus derechos. Alcanzaron la gloria a fuerza de fe y de coraje.

Debemos esforzarnos para con nuestras previsiones y acciones, ser dignos de ellos.

Seamos dignos de nuestra catirita Bárbara Berblinger;

Seamos dignos de nuestro Capitán de dos años, José Félix Ribas y Palacios;

Y especialmente, seamos dignos de ese niño que hoy nos inspira a todos, quien como muchos de nosotros, era hijo de un victoriano, y que se llamaba SIMÓN BOLÍVAR.
                                                               
                                                                                    HE DICHO.



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