El bellísimo valse “¡Adiós! a Ocumare” como debería llamarse es “Adiós a
Petare”, porque lo compuso en 1904 don Ángel María Landaeta, secretario del
Tribunal de Primera Instancia y primer violinista de la Banda del estado cuando
la capital del estado Miranda que era Petare, fue trasladada a Ocumare del Tuy.
Era tiempo de valses porque presidía la república el general Cipriano Castro,
gran bailador de valses y protector de los músicos que los interpretaban.
Esta pieza adquirió notoriedad desde el principio ya que fue copiada por
todas las orquestas y bandas y era número obligado en el repertorio de retretas
y bailes, especialmente aquellos donde asistía el ínclito general. Pero desde
el principio se creó un confusión, porque parecía una despedida “de Ocumare” y
no “de Petare”; en las partituras se le suprimieron a “¡Adiós!” los signos de
admiración y se sustituyeron por una coma que todos “nos comimos”.
Además surgió la creencia de que la despedida era de Ocumare de la Costa y
no de Ocumare del Tuy. Ahora bien, cuando asumió el poder el general Juan
Vicente Gómez, las capitales de los estados Aragua, Miranda y Guárico, eran La
Victoria, Ocumare del Tuy y la Villa de Todos los Santos de Calabozo. Ocumare
del Tuy desde 1904 y La Victoria y Calabozo, desde el 11 de febrero de 1848,
cuando por desmembración de la antigua Provincia de Caracas, se crean la Provincia de Aragua capital La
Victoria y la del Guárico capital Calabozo.
En sus misteriosos e inescrutables conceptos de la geopolítica, el general
Juan Vicente Gómez siempre supo donde estaban los centros de poder y la
importancia de tenerlos a la mano. Habían llegado los andinos del Táchira a
Caracas esquivando al enemigo y peleando solamente donde era absolutamente
necesario, porque sabía que al pisar la
capital, el poder sería suyo y de don Cipriano. Eso explica que llegaran hasta
el capitolio en tiempo record, con la mayor economía de fuerzas, dejando por
detrás un país cundido de enemigos.
Ya avecindado en Maracay y consolidado en el poder supremo por el resto de
su vida, consideró que las capitales de los estados Aragua, Miranda y Guárico,
le quedaban muy lejos en La Victoria, Ocumare del Tuy y Calabozo. Además, en
las tres capitales había “malos hijos de la Patria” que era necesario meter en
cintura; La capital de Aragua era un nido de castristas, Ocumare del Tuy era la
residencia de algunos generales que venían desde la federación y habían estado
en la “Libertadora” y Calabozo era una
madriguera de godos dueños de hatos ganaderos y muy levantiscos. Debió hacer
sutiles sugerencias frente a sus inteligentes adulantes y en seguida se
pusieron en movimiento los procesos para pasar estas capitales a Maracay, Los
Teques y San Juan de los Morros. Los cambios se hicieron así:
1)DE LA VICTORIA PARA MARACAY.
El general Gómez designó Presidente del estado Aragua al general Julio Hidalgo,
merideño, de muy ingrata recordación quien no le hizo honor a su apellido.
Apenas llegó a la ciudad, para congraciarse con su amo comenzó a preparar
secretamente el traslado de la capital para Maracay. Se mudó provisionalmente,
se llevó todas las oficinas públicas y por último promulgó una nueva
constitución del estado en cuyo articulado se leía que “la capital del estado
es Maracay”. La Victoria fue durante ochenta años la capital de Aragua por sus
glorias, por haber sido la cuna de muchos héroes de la independencia y de la república,
por haber sido la Vicaría Apostólica de los Valles de Aragua, por ser la cuna
del padre de Bolívar y de tantos hombres útiles a la Patria; porque fue
escenario de tantas acciones de guerra y de paz; era la ciudad que Sergio
Medina llamó en afortunado soneto “teñida con las rojas tragedias del pasado”.
Pero nada de eso valió a los ojos de un adulante foráneo para quien las únicas
glorias válidas eran las que adornaban a su amo.
El 12 de marzo de 1917 nuestra ciudad dejó de ser la capital aragüeña. No
firmó la constitución el secretario de la Asamblea Legislativa don Jacob Pérez
Carballo. Años después, cuando murió el director de la escuela “Felipe Guevara
Rojas”, el candidato a dirigirla era el Maestro Pérez Carballo. Los adulantes
del general para cerrarle el paso al venerable maestro, le recordaron al
presidente que aquel se había negado a firmar la constitución y su respuesta
fue: “No podía firmarla porque era victoriano; si lo hubiera hecho no lo
habrían dejado entrar nunca más a La Victoria; nómbrenlo”.
Conocí y traté a viejos victorianos y me sorprendí al saber que cuando nos
despojaron de la capitalidad todos se alegraron porque se irían los
gobernantes, los sigüises, adulantes, soplones, espías y demás personajes
(todos forasteros) que medraban del poder y le dejarían la ciudad a los
victorianos. “Lo único que nos dolió fue que se llevaron el Colegio Federal de
Varones creado por Guzmán Blanco y que por ley debía funcionar en las capitales
de los estados”. La fecha 12 de marzo de 1917 figuró en el Escudo de Armas de
Maracay hasta que un presidente del Concejo Municipal del Distrito Girardot, el
ingeniero Luciano Cordero Casanova alegando que no podía ser motivo de júbilo
para Maracay una fecha que era de dolor para La Victoria, quitó la fecha del
escudo y puso la del 5 de marzo de 1701, fecha de fundación la Iglesia de
Maracay. Rendimos honor y gratitud a ese distinguido caballero.
2)DE OCUMARE DEL TUY PARA LOS
TEQUES. En 1904 Petare, que fue capital de Miranda durante 40 años, desde el triunfo
de los federales en 1864, es desplazada por Ocumare del Tuy (aquí es donde
surge el valse) y el 27 de abril de 1904 la nueva capital pasa a estar en el
centro de los llamados valles del Tuy. Allí permanece hasta el 14 de enero de
1927 cuando por instrucciones del caudillo, la pasan a Los Teques. Muchos funcionarios gubernamentales tuvieron que cambiarse de residencia entre
ellos don Ángel María Landaeta, quien debía organizar el traslado de su
tribunal y de la Banda Oficial del Estado que dirigía el celebrado maestro y
compositor Jermán U. Lira (con “J”)
autor de la música del Himno del Estado Miranda. Cuando en 1927 la
capital pasa a los Teques, Ocumare del Tuy la hace suya porque esta vez sí se
justifica el “Adiós”, ya no al Petare de 1904 sino al Ocumare de 1927. Hoy, ya
olvidado su origen, el valse es emblemático de Ocumare del Tuy. Por cierto que
el valse era “instrumental” hasta que alguien sin autorización del autor ya
fallecido, le encasquetó una letra, como ha pasado con muchas otras piezas.
3) DE CALABOZO PARA SAN JUAN DE LOS MORROS.
La Provincia del Guárico creada junto con la de Aragua el 11 de febrero de
1848, tuvo como única capital a La Villa de todos los Santos de Calabozo y
cuando el 22 de abril de 1864 se crea el estado Guárico, Calabozo continúa
siendo capital. El 7 de marzo de 1863 el Papa Pío IX crea el Obispado de
Calabozo y designa primer obispo a Monseñor Salustiano Crespo; el segundo fue
Felipe Neri Sendrea y el tercero, Arturo Celestino Álvarez (hoy postulado a su
beatificación) a quien nos referiremos en estas mismas líneas.
El general Gómez quien era asiduo visitante
de San Juan de los Morros en cuyas aguas termales recuperaba energías,
consideró que debía ser la capital de Guárico en lugar de Calabozo; pero había el inconveniente de que San Juan
era una parroquia de Villa de Cura y pertenecía al estado Aragua. Seguidamente
los juristas del régimen se pusieron en funcionamiento, nombraron
plenipotenciarios y en 1933 se firmó un tratado de límites entre los dos
estados; los pueblos guariqueños Taguay y Barbacoas pasaron a ser de Aragua y San Juan de los
Morros, de Guárico y en 1934 fue designado capital. Eso explica el por qué
nuestros artistas Joselo y Simón Díaz habiendo nacido ambos en Barbacoas, en la misma sala de la misma casa, Simón es guariqueño y Joselo aragüeño.
El obispo Arturo Celestino Álvarez quien lo era desde 1921 se negó a
trasladarse para San Juan y manifestó: “El clero no se va”. A los emisarios que
le envió el general Gómez respondió igual: “El clero no se va; díganle al
general que se puede llevar las iglesias, los santos o a los curas y a mí, presos; pero que el clero no se va”. Ante la
persistente negativa, el general Gómez decidió trasladarse a San Juan de los
Morros con parte de su gabinete y amigos e invitó a Monseñor Arturo Celestino.
En un concurrido desayuno donde él y el obispo presidían la mesa, le preguntó:
“He oído decir que Usted se opone al traslado a San Juan pero quiero oírlo de
su propia voz”. El aplomado pastor, con el mismo carácter manifestado a sus
emisarios le respondió: “General: no me opongo al cambio de la capital, pero he
dicho que el clero no se viene”.
El general Gómez le repreguntó:
“Deme una razón que me convenza, Monseñor”. El ilustre prelado le contestó: “Le
puedo dar muchas razones, general, pero como me está pidiendo una sola, se la
daré: Su Santidad El Papa me designó Obispo de Calabozo y yo moriré Obispo de
Calabozo”. Hubo un largo silencio que interrumpió el general Gómez cuando dijo:
“Señores, se va a hacer lo que diga Monseñor”. Hubo aplausos. De seguidas
sirvió café con leche en la taza del Obispo y en la suya y alzándola dijo:
“Señores, brindemos por la felicidad de todos y demos gracias a Dios porque
Monseñor Arturo Celestino tiene una sotana de obispo y no una guerrera militar,
porque si tuviera una guerrera, el Presidente de Venezuela no sería yo”. Hoy en
día, 79 años después, la iglesia de San Juan de los Morros que es la capital
del estado, está presidida por un cura párroco y en cambio la de Calabozo que
es la capital de un municipio, lo está por dos Arzobispos; un titular y uno
Emérito, gracias al coraje de un sacerdote con guáramo.
ÁNGEL MARÍA LANDAETA AUTOR DE
“¡ADIÓS!, A OCUMARE
MONSEÑOR ARTURO CELESTINO ÁLVAREZOBISPO DE CALABOZO
GENERAL JULIO HIDALGO DE INGRATA RECORDACIÓN
Adios a Ocumare tiene 2 letras escritas posteriormente por Arturo Barrios y Gregorio José Timotes. ¿Cual pertenece a cada uno y en que año fueron del conocimiento público?.
ResponderEliminarDe antemano, dejo mi gratitud.