Héroes
y Bailadores
Germán Fleitas Núñez
En el museo peruano del
Puerto de El Callao, existe un curioso cuadro que representa al Libertador
Simón Bolívar, bailando con otro hombre. Todo el público está alrededor,
observando la escena mientras en el medio de la sala, los dos oficiales, bailan
con ejemplar destreza, la pieza que interpreta una orquesta pueblerina.
El pintor simplemente
recogió una tradición histórica, cuyo relato publiqué en 1985 dedicado al gran
victoriano Antonio Silva Salcedo y que es oportuno repetir por estar ambos “parejos”, ligados con nuestra
ciudad de La Victoria.
El cuento es el
siguiente: Durante la campaña del Sur, en uno de los pueblos del Alto Perú, la
Municipalidad ofreció un espléndido baile a sus libertadores. Estaban presentes
luciendo sus vistosos uniformes de gala, los valientes guerreros que habían
llevado la libertad a esa parte del mundo y en quienes se unían cómodamente, la
ferocidad en la lucha contra los enemigos y la galantería para con las mujeres,
característica que siempre ha distinguido a los verdaderos hombres de valor.
Nuestros héroes, de hierro en el combate, eran de carne y hueso a la hora del
romance. Fieras indoblegables en la batalla, se rendían fácilmente ante los
encantos de una mujer bonita. Todos padecían del mismo mal y como botón de
muestra está Simón Bolívar. Por supuesto, también es cierto que ante hombres
así, caballeros a carta cabal, quienes a sus atractivos personales sumaban el
seductor encanto de sus glorias, las mujeres bellas y muy especialmente, las
inteligentes, sabían corresponder como Dios manda. El amor entretejió vínculos
entre las bellas sureñas y los soldados de la libertad. Los hombres que rompieron
cadenas no pudieron evitar el quedar atrapados entre las pestañas de “las hijas
del Sol”.
Durante el famoso
baile, nuestro Libertador, buen observador como era, se dio cuenta de que a pesar
de tantos hombres valientes y atractivos que había en la sala, las caprichosas
damas no querían bailar con uno de ellos: el General José Laurencio Silva; no
por feo -que no lo era- sino porque era . .zambo.
La sociedad
aristocrática peruana no estaba acostumbrada a que sus níveas damas pudieran
compartir el baile con hombres de color apretado, como eran muchos de nuestros
soldados. Notable diferencia con los venezolanos, todos café con leche, unos
más leche y otros más café.
Tan pronto hubo captado
el curioso rechazo, con prudencia, sin que se notara molestia alguna, mandó a
parar la música, se colocó en el medio de la sala y dirigiéndose al General
Silva, quien ya llevaba horas “comiendo pavo”, en alta voz, le dijo: “General
José Laurencio Silva, héroe de mil batallas, Salvador de la Patria, permítame
el altísimo honor de bailar con usted”. Acto seguido, lo tomó por un brazo, lo
llevó al centro de la sala y comenzaron a danzar, con tanta gracia y maestría,
que el público alborozado le pidió que bailaran, una y otra vez más. Debieron
hacerlo muy bien, porque ambos tenían fama de buenos bailadores. Bolívar,
durante sus campañas, hacía bailes y entre pieza y pieza, pasaba a la
Secretaría que instalaba en salones contiguos y allí dictaba a sus escribientes
correspondencias y órdenes. Siempre amó el baile y en sus instrucciones para la
educación de su sobrino Fernando Bolívar, recomienda que lo enseñen a bailar
porque el baile es -dice- “la poesía del movimiento”. Cuenta la historia que
después de esta escena, los galantes soldados criollos no encontraban con quien
danzar porque las damas hacían cola para hacerlo con el General José Laurencio
Silva.
Fue tan grande la
amistad que unió a estos dos próceres, tal la fidelidad que como hermanos se
profesaron, que José Laurencio Silva quien estaba casado con una sobrina del
Libertador llamada Felicia, fue uno de los pocos compañeros que en la lejana y
apartada costa colombiana de San Pedro Alejandrino, acompañó al Libertador en
el momento de su muerte. Le tuvo que prestar una camisa para que lo enterraran
porque la del héroe estaba rota. Ambos están vinculados con nuestra ciudad.
José Laurencio Silva en 1812 a sus 19
años, peleó en la Primera Batalla de La Victoria bajo las órdenes de Miranda y
a los 21, en la segunda, el 12 de febrero de 1814, al lado de José Félix Ribas.
Por su parte, el Libertador Simón Bolívar era hijo de un victoriano.
BOLÍVAR
Y JOSÉ LAURENCIO SILVA
GRAN
BAILADOR
BOLÍVAR
GALANTE
AHÍ
ESTABA JOSE LAURENCIO SILVA
GENERAL
JOSE LAURENCIO SILVA
MURIÓ
CON CAMISA PRESTADA
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