2 abr 2014



Héroes y Bailadores
                      Germán Fleitas Núñez
En el museo peruano del Puerto de El Callao, existe un curioso cuadro que representa al Libertador Simón Bolívar, bailando con otro hombre. Todo el público está alrededor, observando la escena mientras en el medio de la sala, los dos oficiales, bailan con ejemplar destreza, la pieza que interpreta una orquesta pueblerina.
El pintor simplemente recogió una tradición histórica, cuyo relato publiqué en 1985 dedicado al gran victoriano Antonio Silva Salcedo y que es oportuno repetir por  estar ambos “parejos”, ligados con nuestra ciudad de La Victoria.  
El cuento es el siguiente: Durante la campaña del Sur, en uno de los pueblos del Alto Perú, la Municipalidad ofreció un espléndido baile a sus libertadores. Estaban presentes luciendo sus vistosos uniformes de gala, los valientes guerreros que habían llevado la libertad a esa parte del mundo y en quienes se unían cómodamente, la ferocidad en la lucha contra los enemigos y la galantería para con las mujeres, característica que siempre ha distinguido a los verdaderos hombres de valor. Nuestros héroes, de hierro en el combate, eran de carne y hueso a la hora del romance. Fieras indoblegables en la batalla, se rendían fácilmente ante los encantos de una mujer bonita. Todos padecían del mismo mal y como botón de muestra está Simón Bolívar. Por supuesto, también es cierto que ante hombres así, caballeros a carta cabal, quienes a sus atractivos personales sumaban el seductor encanto de sus glorias, las mujeres bellas y muy especialmente, las inteligentes, sabían corresponder como Dios manda. El amor entretejió vínculos entre las bellas sureñas y los soldados de la libertad. Los hombres que rompieron cadenas no pudieron evitar el quedar atrapados entre las pestañas de “las hijas del Sol”.
Durante el famoso baile, nuestro Libertador, buen observador como era, se dio cuenta de que a pesar de tantos hombres valientes y atractivos que había en la sala, las caprichosas damas no querían bailar con uno de ellos: el General José Laurencio Silva; no por feo -que no lo era- sino porque era . .zambo.
La sociedad aristocrática peruana no estaba acostumbrada a que sus níveas damas pudieran compartir el baile con hombres de color apretado, como eran muchos de nuestros soldados. Notable diferencia con los venezolanos, todos café con leche, unos más leche y otros más café.
Tan pronto hubo captado el curioso rechazo, con prudencia, sin que se notara molestia alguna, mandó a parar la música, se colocó en el medio de la sala y dirigiéndose al General Silva, quien ya llevaba horas “comiendo pavo”, en alta voz, le dijo: “General José Laurencio Silva, héroe de mil batallas, Salvador de la Patria, permítame el altísimo honor de bailar con usted”. Acto seguido, lo tomó por un brazo, lo llevó al centro de la sala y comenzaron a danzar, con tanta gracia y maestría, que el público alborozado le pidió que bailaran, una y otra vez más. Debieron hacerlo muy bien, porque ambos tenían fama de buenos bailadores. Bolívar, durante sus campañas, hacía bailes y entre pieza y pieza, pasaba a la Secretaría que instalaba en salones contiguos y allí dictaba a sus escribientes correspondencias y órdenes. Siempre amó el baile y en sus instrucciones para la educación de su sobrino Fernando Bolívar, recomienda que lo enseñen a bailar porque el baile es -dice- “la poesía del movimiento”. Cuenta la historia que después de esta escena, los galantes soldados criollos no encontraban con quien danzar porque las damas hacían cola para hacerlo con el General José Laurencio Silva.
Fue tan grande la amistad que unió a estos dos próceres, tal la fidelidad que como hermanos se profesaron, que José Laurencio Silva quien estaba casado con una sobrina del Libertador llamada Felicia, fue uno de los pocos compañeros que en la lejana y apartada costa colombiana de San Pedro Alejandrino, acompañó al Libertador en el momento de su muerte. Le tuvo que prestar una camisa para que lo enterraran porque la del héroe estaba rota. Ambos están vinculados con nuestra ciudad. José Laurencio Silva en 1812  a sus 19 años, peleó en la Primera Batalla de La Victoria bajo las órdenes de Miranda y a los 21, en la segunda, el 12 de febrero de 1814, al lado de José Félix Ribas. Por su parte, el Libertador Simón Bolívar era hijo de un victoriano.
 
BOLÍVAR Y JOSÉ LAURENCIO SILVA

GRAN BAILADOR

BOLÍVAR GALANTE
AHÍ ESTABA JOSE LAURENCIO SILVA
GENERAL JOSE LAURENCIO SILVA

MURIÓ CON CAMISA PRESTADA

No hay comentarios:

Publicar un comentario