Era un pueblo de indios
pero había menos indios que españoles. El testimonio es del cura más útil del
siglo XVIII, Mariano Martí Obispo de Caracas desde 1770 hasta 1792, quien
recorrió el país durante doce años y dejó una memoria que hoy nos permite
reconstruirlo pueblo por pueblo. Efectuó
siete “salidas” y finalizó la tercera de ellas en La Victoria. El pueblo tenía
758 casas, dosmil habitantes en el núcleo urbano y cinco mil en total (20 años
después Humboldt calculará siete mil).
Censa la realidad humana y económica, lo urbano y lo rural, los animales y sembradíos y por supuesto, los vicios y los pecados que encuentra en cada lugar. Describe cada iglesia, hace inventario de sus pertenencias y de las providencias dictadas para remediar sus males. Salió de Villa de Cura a las cuatro de la madrugada del 23 de mayo de 1780 y a las diez y media de la mañana, después de recorrer a lomo de mula, ocho leguas por camino “bueno y divertido” y de subir y bajar un cerro “que llaman de Suata” llegó a La Victoria. Este es un pueblo de indios muy antiguo pero no se sabe de qué nación sean y ya no hablan “la lengua o idioma de indios” sino el español. Entre hombres y mujeres, grandes y pequeños, serán 800 almas. Estos son unos indios españolizados.
En cambio hay más de cuatro mil españoles. Desde hacía muchos años habían estado los españoles cogiéndose las tierras de los indios y tienen casi ocupadas las tierras de la legua “a qüatro vientos” que corresponden a estos pobres indios.
LA PATRONA
“Esta Iglesia está bajo la invocación de Nuestra Señora de Guadalupe de Extremadura, su rostro es casi enteramente negro. Es de una sola nave, sus paredes de tapia y rafas. Hay pila baptismal y cementerio y también hay como un medio Coro alto, en donde está el órgano, y allí cantan. Está cubierta de caña y teja. Hay onse altares.” Hay varios curas, el párroco es Don Juan Joseph Colmenares de 56 años, nativo de Guama, párroco de La Victoria desde el 28 de julio de 1774.
También viste hábito Joseph Lorenzo Osorio, indio, hijo del Sacristán de esta Iglesia Andrés Osorio, indio. Pero a pesar de tanto cura, hay muchos pecadores; entre ellos, Pedro Nolasco, indio, casado con María de la Encarnación, mestiza, que vive separado de su mujer hace más de dos años, por no querer ésta vivir con él y porque el dicho Pedro Nolasco “vive mal” con Juana Theodora, india, viuda, de este pueblo, en casa de la misma Theodora. La dicha María de la Encarnación está actualmente preñada de otro, y teme que su marido la mate por esta infidelidad y por esto no quiere vivir con su marido. El dicho Pedro Nolasco se emborracha. Joseph Bernardo, sambo, casado con Juana Bernarda, negra, ambos libres, vive separado de su mujer haze tres años. Ella vive acá en el sitio de San Joseph, hazienda de doña María Josepha Gelder.
Juan Padrino, blanco, casado con Juana Antonia Camacho, mestiza, “vive mal” con María del Carmen, que está casada con Juan Matheo Camacho, blanco, y no obstante que el dicho Juan Matheo no ha más que unos seis meses que se casó, ya no vive con la dicha María del Carmen, dejándola en poder de su padrastro Juan Padrino. El dicho Padrino vive en Cagua y estas dos mugeres viven acá en este pueblo de La Victoria y cada semana suele venir a pasar la noche en casa de estas mugeres. El dicho Juan Padrino también “vive mal” con Rafaela de Montes, parda, casada.
Se remite dicho Padrino a Caracas, a la cárcel real, preso hasta que la dicha Rafaela de Montes viva con su marido, y hasta que la dicha María del Carmen, viva con su madre, y hasta que el dicho Padrino prometa vivir pacíficamente con su mujer Juana Antonia Camacho. ESCUELAS. En este pueblo hay dos escue1as de leer, escrivir y cantar, otra de Gramática Verso y Retorica en una misma casa pero en piezas separadas, la qual casa han construido los mismos maestros. El maestro de Gramática se llama Fernando Polo de la Era de 35 años, que nació en Castilla la Vieja. Bartholomé Mathías de Ochoa de 36 años, que es el maestro de leer y escribir y el dicho Fernando Polo que es el de Gramática, viven juntos y comen en una misma mesa.
LA OTRA BANDA
En el sitio que llaman de la otra banda, que empieza a unas quatro quadras de esta plaza azia el Sur, después de un puentecito para pasar el río o quebrada llamada Calanche, no se administra el viático porque por allí pasan y se detienen los ganados. (En 1800 Humboldt dice que es la parte más comercial de la ciudad). Hay tambien algunas Cofradías, de manera que esta Iglesia parece Iglesia de españoles y no de indios, y no es de admirar, pues los españoles serán acá un número de quatro mil y los indios solamente en número de unos 800. El Obispo Madroñero visitó este pueblo el año de 1765. La partida más antigua de estos libros parroquiales es de bautismo del día 4 de marzo de 1657, y de este mismo año es la fábrica de esta Iglesia.
EL VICIO PREDOMINANTE
El vicio predominante de este pueblo es la embriaguez originada del guarapo fuerte y a tener las bodegas abiertas hasta las diez de la noche concurriendo a estas mujeres. Las hijas de familia andan de día y de noche en las pulperías, tiendas y otros lugares peligrosos, como también en los bayles de noche y en las comedias que empiezan a las nueve de la noche, a que concurren hombres y mujeres. Del guarapo se sigue la incontinencia, también la falta de oír Misa y no la oye la gente ordinaria por querer concurrir en la Iglesia con iguales adornos y atavíos que la gente de conveniencias. LOS BAILES. También hay acá dos bailes, uno que llaman el tambor en que de noche se juntan en algún lugar hombres y mujeres vaylando (hasta 300 parejas).
El otro bayle llaman carrisos que tocan y baylan hombres asidos con las manos de las mugeres o poniendo las manos sobre el pescueso de las mugeres, y haviendo reclamado al teniente Perdomo, respondió “que estos eran unos bayles patricios y que siempre se havían acostumbrado”. GUARAPERÍAS. Solamente se da facultad para vender agua miel y aguadulce, pero los arrendatarios gratifican a los Tenientes (los sobornan), para que les permitan o disimulen que se venda dicha aguamiel o dulce ya fermentada, que pasa a ser aguardiente más o menos fuerte, según el tiempo del fermento. A este teniente Perdomo le dan trescientos o quatrocientos pesos estos arrendatarios para que les deje vender el guarapo fuerte y para que les permita tener abiertas las guaraperías o bodegas hasta diez y más allá de la noche.
Antes se ponían las guaraperías en partes más públicas y sólo se permitía una en el barrio de la Otra Banda; pero desde que entró Perdomo de Teniente, todas las pulperías se han puesto a los extremos y casi fuera de este pueblo. Con la guarapería de la otra banda son quatro las de este pueblo. Antes, no havía tanto abuso ni borrachera, porque muchos se avergonsavan de entrar a las guaraperías y si alguno se emborrachava, lo ponían a la cárcel y ahora, desde que Perdomo es Teniente, andan los borrachos por el pueblo y se quedan sin castigo y sin ponerlos a la cárcel como antes. De esta bevida del aguardiente nace que los indios, mestizos, mulatos, negros y también no pocos blancos que también lo beven, gastan todo lo que ganan con su jornal en las guaraperías. Hasta los mismos instrumentos de labrar venden los jornaleros en las guaraperías para bever guarapo.
JUAN PERDOMO BETANCOURT
“Don Juan Perdomo, médico, habrá unos tres años que es Teniente Justicia Mayor y Corregidor de estos indios. Es hombre laxo y desordenado, ha tenido tactos, retozos o ósculos impuros con mugeres. Estos tactos impuros los ha tenido con quatro indias solteras de doctrina. Las dos son hermanas y las otras dos también son hermanas. En otra ocasión solicitó a una mujer soltera, blanca, pobre y virtuosa, prometiéndole un fustán fino, haviendo ya antes propalado el dicho Perdomo en presencia de don Joseph Ignacio Ustáriz, capitán de caballería de estas Milicias, y de Francisco Joseph Vigot, hijo de un francés, Notario eclesiástico de este Vicariato, que daría trezientos pesos para conseguir o lograr dicha muchacha. Siempre que se le ha implorado el auxilio para quitar algún exceso deshonesto, no se ha negado, pero no lo remedia y se dize públicamente que el dicho Perdomo no tiene por pecado a la simple fornicación”.
Censa la realidad humana y económica, lo urbano y lo rural, los animales y sembradíos y por supuesto, los vicios y los pecados que encuentra en cada lugar. Describe cada iglesia, hace inventario de sus pertenencias y de las providencias dictadas para remediar sus males. Salió de Villa de Cura a las cuatro de la madrugada del 23 de mayo de 1780 y a las diez y media de la mañana, después de recorrer a lomo de mula, ocho leguas por camino “bueno y divertido” y de subir y bajar un cerro “que llaman de Suata” llegó a La Victoria. Este es un pueblo de indios muy antiguo pero no se sabe de qué nación sean y ya no hablan “la lengua o idioma de indios” sino el español. Entre hombres y mujeres, grandes y pequeños, serán 800 almas. Estos son unos indios españolizados.
En cambio hay más de cuatro mil españoles. Desde hacía muchos años habían estado los españoles cogiéndose las tierras de los indios y tienen casi ocupadas las tierras de la legua “a qüatro vientos” que corresponden a estos pobres indios.
LA PATRONA
“Esta Iglesia está bajo la invocación de Nuestra Señora de Guadalupe de Extremadura, su rostro es casi enteramente negro. Es de una sola nave, sus paredes de tapia y rafas. Hay pila baptismal y cementerio y también hay como un medio Coro alto, en donde está el órgano, y allí cantan. Está cubierta de caña y teja. Hay onse altares.” Hay varios curas, el párroco es Don Juan Joseph Colmenares de 56 años, nativo de Guama, párroco de La Victoria desde el 28 de julio de 1774.
También viste hábito Joseph Lorenzo Osorio, indio, hijo del Sacristán de esta Iglesia Andrés Osorio, indio. Pero a pesar de tanto cura, hay muchos pecadores; entre ellos, Pedro Nolasco, indio, casado con María de la Encarnación, mestiza, que vive separado de su mujer hace más de dos años, por no querer ésta vivir con él y porque el dicho Pedro Nolasco “vive mal” con Juana Theodora, india, viuda, de este pueblo, en casa de la misma Theodora. La dicha María de la Encarnación está actualmente preñada de otro, y teme que su marido la mate por esta infidelidad y por esto no quiere vivir con su marido. El dicho Pedro Nolasco se emborracha. Joseph Bernardo, sambo, casado con Juana Bernarda, negra, ambos libres, vive separado de su mujer haze tres años. Ella vive acá en el sitio de San Joseph, hazienda de doña María Josepha Gelder.
Juan Padrino, blanco, casado con Juana Antonia Camacho, mestiza, “vive mal” con María del Carmen, que está casada con Juan Matheo Camacho, blanco, y no obstante que el dicho Juan Matheo no ha más que unos seis meses que se casó, ya no vive con la dicha María del Carmen, dejándola en poder de su padrastro Juan Padrino. El dicho Padrino vive en Cagua y estas dos mugeres viven acá en este pueblo de La Victoria y cada semana suele venir a pasar la noche en casa de estas mugeres. El dicho Juan Padrino también “vive mal” con Rafaela de Montes, parda, casada.
Se remite dicho Padrino a Caracas, a la cárcel real, preso hasta que la dicha Rafaela de Montes viva con su marido, y hasta que la dicha María del Carmen, viva con su madre, y hasta que el dicho Padrino prometa vivir pacíficamente con su mujer Juana Antonia Camacho. ESCUELAS. En este pueblo hay dos escue1as de leer, escrivir y cantar, otra de Gramática Verso y Retorica en una misma casa pero en piezas separadas, la qual casa han construido los mismos maestros. El maestro de Gramática se llama Fernando Polo de la Era de 35 años, que nació en Castilla la Vieja. Bartholomé Mathías de Ochoa de 36 años, que es el maestro de leer y escribir y el dicho Fernando Polo que es el de Gramática, viven juntos y comen en una misma mesa.
LA OTRA BANDA
En el sitio que llaman de la otra banda, que empieza a unas quatro quadras de esta plaza azia el Sur, después de un puentecito para pasar el río o quebrada llamada Calanche, no se administra el viático porque por allí pasan y se detienen los ganados. (En 1800 Humboldt dice que es la parte más comercial de la ciudad). Hay tambien algunas Cofradías, de manera que esta Iglesia parece Iglesia de españoles y no de indios, y no es de admirar, pues los españoles serán acá un número de quatro mil y los indios solamente en número de unos 800. El Obispo Madroñero visitó este pueblo el año de 1765. La partida más antigua de estos libros parroquiales es de bautismo del día 4 de marzo de 1657, y de este mismo año es la fábrica de esta Iglesia.
EL VICIO PREDOMINANTE
El vicio predominante de este pueblo es la embriaguez originada del guarapo fuerte y a tener las bodegas abiertas hasta las diez de la noche concurriendo a estas mujeres. Las hijas de familia andan de día y de noche en las pulperías, tiendas y otros lugares peligrosos, como también en los bayles de noche y en las comedias que empiezan a las nueve de la noche, a que concurren hombres y mujeres. Del guarapo se sigue la incontinencia, también la falta de oír Misa y no la oye la gente ordinaria por querer concurrir en la Iglesia con iguales adornos y atavíos que la gente de conveniencias. LOS BAILES. También hay acá dos bailes, uno que llaman el tambor en que de noche se juntan en algún lugar hombres y mujeres vaylando (hasta 300 parejas).
El otro bayle llaman carrisos que tocan y baylan hombres asidos con las manos de las mugeres o poniendo las manos sobre el pescueso de las mugeres, y haviendo reclamado al teniente Perdomo, respondió “que estos eran unos bayles patricios y que siempre se havían acostumbrado”. GUARAPERÍAS. Solamente se da facultad para vender agua miel y aguadulce, pero los arrendatarios gratifican a los Tenientes (los sobornan), para que les permitan o disimulen que se venda dicha aguamiel o dulce ya fermentada, que pasa a ser aguardiente más o menos fuerte, según el tiempo del fermento. A este teniente Perdomo le dan trescientos o quatrocientos pesos estos arrendatarios para que les deje vender el guarapo fuerte y para que les permita tener abiertas las guaraperías o bodegas hasta diez y más allá de la noche.
Antes se ponían las guaraperías en partes más públicas y sólo se permitía una en el barrio de la Otra Banda; pero desde que entró Perdomo de Teniente, todas las pulperías se han puesto a los extremos y casi fuera de este pueblo. Con la guarapería de la otra banda son quatro las de este pueblo. Antes, no havía tanto abuso ni borrachera, porque muchos se avergonsavan de entrar a las guaraperías y si alguno se emborrachava, lo ponían a la cárcel y ahora, desde que Perdomo es Teniente, andan los borrachos por el pueblo y se quedan sin castigo y sin ponerlos a la cárcel como antes. De esta bevida del aguardiente nace que los indios, mestizos, mulatos, negros y también no pocos blancos que también lo beven, gastan todo lo que ganan con su jornal en las guaraperías. Hasta los mismos instrumentos de labrar venden los jornaleros en las guaraperías para bever guarapo.
JUAN PERDOMO BETANCOURT
“Don Juan Perdomo, médico, habrá unos tres años que es Teniente Justicia Mayor y Corregidor de estos indios. Es hombre laxo y desordenado, ha tenido tactos, retozos o ósculos impuros con mugeres. Estos tactos impuros los ha tenido con quatro indias solteras de doctrina. Las dos son hermanas y las otras dos también son hermanas. En otra ocasión solicitó a una mujer soltera, blanca, pobre y virtuosa, prometiéndole un fustán fino, haviendo ya antes propalado el dicho Perdomo en presencia de don Joseph Ignacio Ustáriz, capitán de caballería de estas Milicias, y de Francisco Joseph Vigot, hijo de un francés, Notario eclesiástico de este Vicariato, que daría trezientos pesos para conseguir o lograr dicha muchacha. Siempre que se le ha implorado el auxilio para quitar algún exceso deshonesto, no se ha negado, pero no lo remedia y se dize públicamente que el dicho Perdomo no tiene por pecado a la simple fornicación”.
“El dicho Perdomo es un
hombre muy loquaz, muy jugador de Naypes y de Truco, gasta mucho en comer y
beber y su casa es como un mesón de huéspedes” (Su casa era la hoy conocida
como “Casa del Marqués del Toro”). “También me dize este Cura (haviendo yo
reparado la indecencia por la desnudez de las mugeres con que andan por estas
calles y preguntándole sobre ello), que antes del estanco del tabaco muchas
mugeres se remediavan en el comer y vestir con los sigarros que hazían del
tabaco que compravan en rama, pero ahora todo está más caro. Antes la vara de
coleta se vendía a dos reales, y ahora se vende a tres reales y aun a tres
reales y medio”.
Quien lea la relación
del obispo creerá que el tiempo estaba detenido, pero no era así; en ese entonces,
los vecinos españoles solicitaban del rey Carlos IV que elevara al pueblo de
indios a la categoría de Villa, pues era la región más industrializada de la provincia
por tener más de 40 trapiches e ingenios; tres años antes el mismo obispo había
dividido el territorio para fundar el pueblo de El Consejo; ya el propio cura
Colmenares se preparaba para construirle un nuevo edificio a la iglesia
(nuestra actual Catedral); al sur los canarios habían construído la Ermita de
La Candelaria y al norte se construye la Capilla de El Calvario (3 iglesias a
la vez). Fue nuestra primera transformación urbana de
importancia, la segunda ocurrirá a mediados del siglo XX cuando nos convirtamos
en ciudad industrial.
El médico y Teniente Juan
Perdomo Betancourt fue perseguido por la Inquisición por pecador y tener libros
prohibidos y murió el 12 de enero de 1800 en su Canarias natal.
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