ACERCA DE LA FUNDACIÓN DE LA VICTORIA
Germán Fleitas
Núñez
Desde hace más
de un siglo se afirma que la heroica ciudad de La Victoria fue fundada en el
año de 1593 por el capitán don Francisco de Loreto.
El más antiguo
testimonio escrito que conocemos de esta afirmación data de 1876 y es la obra
Apuntes Estadísticos del Estado Guzmán Blanco. Posteriormente el acucioso
investigador general Manuel Landaeta Rosales lo asienta en su Gran recopilación
geográfica, estadística e histórica de Venezuela publicada en 1892 y en su
folleto “Acontecimientos Notables en La Victoria, Capital del Estado Aragua”.
Desde entonces,
se repitió como verdad en los más importantes textos de historia de finales del
siglo antepasado y del XX. Se enseñó en las viejas escuelas pueblerinas, la
aceptó la ciudad al bautizar con el nombre de Loreto una de sus principales
calles e incorporar la fecha 1593 a su Escudo de Armas y lo hizo verso el gran
poeta victoriano Sergio Medina cuando al comienzo de su famoso soneto
alejandrino “La Victoria” dice: «El Capitán Francisco de Loreto la funda». Pero
ya a finales del siglo antepasado surgen dudas alrededor de esa tesis, tal como
se evidencia de lo apuntado por el académico Telasco A. Mac Pherson en su “Diccionario
histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado Miranda” cuando
dice: “La ciudad de La Victoria fundada “según unos” por Pedro Gutiérrez de
Lugo en 1607 de orden del Gobernador Berrío, es “según otros” obra del Capitán
Poblador don Francisco de Loreto que empezó a fundarla por los años de 1593 a
1600 ayudado de algunos misioneros que redujeron varias familias de indios
Araguas, Meregotos y Mucarias”.
El 10 de mayo de
1945, en la oportunidad de incorporarse a la Academia Nacional de la Historia
en calidad de Individuo de Número, el Dr. Ambrosio Perera presentó una obra
titulada “Génesis y desarrollo de pueblos de Venezuela” dedicada al estudio del
origen y desarrollo colonial de los pueblos que fueron erigidos en los viejos
territorios capitulares de las ciudades de Barquisimeto, El Tocuyo, Carora,
Nirgua y San Felipe. Pero lo importante para nosotros, es que ya en ese libro
el autor anuncia su aspiración de “...levar a cabo más tarde un trabajo
semejante en orden a los pueblos del antiguo Partido de Caracas” para lo cual tengo
reunido, en efecto, material desconocido hasta hoy sobre el origen de la
mayoría de ellos y localizados los expedientes que en diferentes archivos nos
dan luz sobre la vida primitiva de los mismos.”
En 1967 publica
el Dr. Perera su anunciada obra con el título de “Caracas Siglo XVII. Sus
primeros pueblos” y entre ellos, incluye
al de «Nuestra Señora de La Victoria».
En su obra, que
el autor califica de trabajo “incompleto aunque iniciador en el camino”, el
ilustre académico, fundamentando en documentación allí citada, existente en el
Archivo del Palacio Arzobispal de Caracas, explica el origen de nuestra ciudad
en la forma siguiente:
El Rey Felipe
III de España por Reales Cédulas de 16 de abril y de 4 de octubre de 1618
ordenó al Gobernador Capitán General y al Obispo, “…reducir a los indios
dispersos en las encomiendas de la Provincia de Venezuela, reunirlos en pueblos
con procedimientos «suaves y humanos», dotarlos de alcaldes, regidores (todos
indios de la misma reducción) y construirles iglesias a fin de que fueran
debidamente atendidos en la parte espiritual”.
En cumplimiento
de las reales órdenes, el Gobernador y Capitán General Francisco de la Hoz
Berrío, comisionó a su Teniente General de Gobernador Pedro José Gutiérrez de
Lugo para que recorriera parte del territorio de la provincia y emprendiera la
acción pobladora.
El Comisionado
Gutiérrez de Lugo muestra al Obispo de Caracas Fray Gonzalo de Angulo, los
pliegos correspondientes a la comisión que había recibido y éste dicta con
fecha 3 de agosto de 1620 un Auto por el que nombra al Padre Gabriel de
Mendoza, Cura y Vicario de Caracas, Juez Comisario, para que fuera en compañía
del Juez Poblador Gutiérrez de Lugo, a los lugares en que habían de ser
poblados los indios y elija en cada uno de ellos “sitio conveniente para la
erección y fundación de la iglesia”.
Es de hacer
notar que el anteriormente señalado Auto del Obispo, de 3 de agosto de 1620 dice
textualmente: “…para que representándola elijan los sitios y lugares en las
poblaciones que se hicieren más a propósito para las erecciones y fundaciones
de las iglesias, «habiéndose fundado las del Valle de Aragua» y otras partes”.
El Dr. Perera
confiesa no conocer “ningún documento” en el cual conste la fundación de
La Victoria por la parte Civil (por Gutiérrez de Lugo), pero si analiza una
relación escrita por el Notario Eclesiástico sobre la erección de la Iglesia. En
ese documento, redactado por un Notario de nombre Hernando Ruiz de Ahumada, se
relata lo actuado por el Padre Mendoza y se cuenta como:
“…en dieciócho días del mes de noviembre
del año de mil seiscientos y veinte, el dicho juez y cómisario erigió y fundó
otra iglesia con el advocación y nombre de Señora Santa Inés y en el pueblo
fundado de Nuestra Señora de La Victoria en el principio del valle de Aragua
diez leguas de esta ciudad, poco más o menos”.
El párrafo
transcrito ha sido erróneamente tenido por muchos como «Acta de Fundación de La
Victoria». El Dr. Perera, con vista de este documento que se refiere solamente a
la actuación de la parte eclesiástica afirma que: las fechas que anotaremos en
esta obra como las de erecciones de las iglesias, coinciden con las de las
fundaciones propiamente dichas de los pueblos».”
“No hemos
encontrado los autos que hubo de dictar el teniente general Pedro José
Gutiérrez de Lugo cuando escogió los sitios y demarcó los trozos civiles de las
nuevas poblaciones. Es indudable que ellos corresponderían a las actas de
fundación de dichos pueblos”.
Se ve claramente
como ante la ausencia de documentación probatoria de la «fundación civil» se
adopta como fecha de fundación la de la erección de la iglesia. Añade el Dr.
Perera: “Aunque lamentamos no haber podido localizar los (trámites
puramente civiles) pertenecientes a los pueblos a que ahora nos dedicamos, no
hallamos dificultad alguna para, a falta de ellos, considerar las
relaciones que el Notario Eclesiástico hace de los autos correspondientes a las
erecciones de las iglesias, como documentos sustitutivos de los autos o
de las actas de fundación de los pueblos...” y concluye diciendo: “Bien
pueden, por consiguiente, los pueblos cuyos orígenes son materia de este
estudio, considerar como fechas de sus respectivas fundaciones las
correspondientes al señalamiento de Sitios y erecciones de sus iglesias.”
Muy
respetuosamente nos permitimos disentir del admirado historiador (así se lo
hicimos saber), en cuanto se refiere a suplir la documentación probatoria de la
«fundación civil» adoptando en su defecto la de la fundación eclesiástica.
Creemos que está muy claro en el nombramiento de de agosto de 1620 ya citado, que ya se habían
«.. .fundado los [pueblos] del valle
de Aragua...» entre los cuales estaba La Victoria y por si queda alguna
duda, en la propia relación ya citada, al hablar de la iglesia se dice que se
erigió, en el «. . .pueblo fundado de Nuestra Señora de La Victoria...».
Por último, de
su obra misma y muy especialmente de algunas de las citas que hemos anotado, se
desprende que para el mismo Dr. Perera, la fundación civil debió anteceder a la
eclesiástica.
En el Epílogo de
su interesante libro, don Ambrosio hace
referencia a un folleto que habría de publicar el Reverendo Hermano Nectario
María con el título de “Fundación de La Victoria”. Efectivamente, el mismo año
de 1967 el notable historiador publicó en Madrid un folleto titulado “Historia
documental de la Fundación de La Victoria” basado en casi idéntica documentación,
sostiene la misma tesis de don Ambrosio Perera en lo que se refiere a la fecha
de fundación de la ciudad; repite que: «La actuación de Gabriel Mendoza en la
Fundación de La Victoria fue decisiva, y la fecha de 18 de noviembre de 1620 es
la que debe considerarse como la real y verdadera de este singular
acontecimiento”.
Incurre el
destacado historiador en una contradicción evidente, porque párrafos antes ha
afirmado que «La erección de La Victoria por Pedro Gutiérrez de Lugo, con toda
certeza tuvo lugar al correr del año 1620 y varios meses antes de octubre”.
Ignoramos la fuente de donde obtuvo el sabio y acucioso Hermano Nectario María
la “certeza” de que habla en este párrafo y no entendemos en todo caso, por qué
si da como cierta una fecha que él mismo ubica entre enero y agosto de 1620,
enseguida se pronuncia por el 18 de noviembre, fecha de la fundación de la
iglesia.
El trabajo del
Hermano Nectario María es interesantísimo por el acopio documental de que hace
gala lo consideramos indispensable para conocer los inicios de nuestra ciudad,
pero en lo que se refiere a la fecha de la fundación no aporta nada nuevo a lo
ya aportado por el Dr. Perera.
Este libro tuvo
gran repercusión dentro de la ciudad y sus efectos aún se sienten. Cuando
apareció, presumiblemente financiado por el Ayuntamiento victoriano, mereció la
atención que merecen las verdades nuevas cuando vienen a sustituir verdades
centenarias.
El destacado
periodista victoriano Francisco Jaramillo, en memorable artículo publicado en “El
Provinciano” emplazó al Primer Cronista Oficial de la Ciudad que era el poeta
Miguel Ángel Álvarez Mudarra, en los términos siguientes: “Ya está
suficientemente comprobado que la ciudad de La Victoria no fue fundada por
Francisco de Loreto. Y más aún, no se ha podido encontrar hasta ahora dato
cierto alguno sobre la existencia de este personaje a quien se le ha venido
atribuyendo dicha fundación. Dos eminentes historiadores e investigadores como
lo son el Hermano Nectario María y don Manuel Pinto han demostrado con
documentos irrefutables que La Victoria no fue fundada en 1593. Emplazamos al
señor Cronista de La Victoria a informar pública y oficialmente: ¿Quién fue el
fundador de la ciudad? y ¿cuándo fue fundada ésta”? A este emplazamiento
respondió el poeta Miguel Angel Alvarez con un artículo que sacaba el problema
del hecho meramente cronológico y anecdótico para ubicarlo —intuitivamente— en
la clave del hecho fundacional. Decía el cronista: “Vamos a analizar la
etimología de la palabra fundación. El diccionario es conciso y contundente:
acción de fundar. Principio, erección, origen. [...] Cuando llegó el español
llámese como se llamara a este territorio en afán de ambiciosa conquista,
encontró una próspera aldea de indios de raza caribe [...] con su modus vivendi
orientado hacia la agricultura [...] el intruso tomó todo eso por derecho de
conquista [...] es decir, que el peninsular no desmontó malezas, ni construyó
viviendas [...1 sino que ocupó la tierra ya fundada y se adueñó de ella [...]
lo que hoy se denomina Ciudad de La Victoria y que antes por boca del indio se
nombraba Tucua se pierde en la noche precolombina y ya muchos soles y muchas
lunas habían alumbrado su existencia. Interrogo yo ahora: ¿quién fundó a quién?
[...] que se ponga una placa de bronce del color de la América india en el
pórtico de nuestra hermosa Iglesia Mayor con la cara recia de un cacique indio,
con la leyenda relativa a su rango y a su estirpe, como el primero y único
fundador”.
Como se ve, el
poeta Miguel Angel Alvarez se aleja de la tesis fundacional tradicional con su
fecha clásica, su fundador y su acta de fundación y sostiene (intuitivamente)
la tesis de la “fundación fáctica” que más adelante va a sostener el
historiador victoriano Dr. Federico Brito Figueroa cuando haga suya una frase
de don Augusto Padrón para afirmar que «La Victoria nace sin partida de
nacimiento». Para el Dr. Brito Figueroa hay dudas sobre la fecha exacta de la
fundación (en sentido hispánico) de La Victoria y se duda si el verdadero
fundador fue Francisco de Loreto o Gabriel de Mendoza. Pero es un hecho real y
la historia vive de realidades que el sitio donde fue erigida La Victoria, ya
estaba poblado en 1593 por indígenas fundamentalmente y por algunos blancos
peninsulares entre ellos Martín de Gámez.
Así las cosas,
el 24 de septiembre de 1975 fallece el cronista Miguel Ángel Álvarez y es
designado II Cronista Oficial de la Ciudad de La Victoria don Francisco
Jaramillo Acevedo. Se impone entonces la tesis según la cual Pedro José
Gutiérrez de Lugo fundó a La Victoria el 18 de noviembre de 1620 y como
consecuencia, se cambió la fecha de 1593 del Escudo de Armas de la Ciudad por
la fecha de 1620; se le cambió el nombre a la avenida «Francisco de Loreto» por
el de avenida «Loreto» en recuerdo de una de las primeras familias encomenderas
del valle; se retiró el soneto de Sergio Medina del frontis de la Iglesia
Matriz y por último, se afirmó que Francisco de Loreto no había existido jamás.
En artículo que publicamos posteriormente aportamos
datos que comprueban la existencia de Francisco de Loreto y su vinculación con
La Victoria. Efectivamente, nació en la Provincia de Caracas en 1589, hijo de
Guillermo de Loreto y María Silva; fue bautizado en Caracas junto con su
hermano Domingo el 21 de junio de 1589, era hermano del primer cura de La
Victoria, Antonio Loreto de Silva, y tanto sus hermanos como sus padres fueron
encomenderos en este valle de Aragua. Casó el 7 de agosto con Margarita de
Ponte Vasconcelos, viuda de Jacobo Guevara y tuvo dos hijas: María, casada con
Nuño Rodríguez de Freitas e Isabel, casada con Lorenzo de Ponte Vilela. A los
74 años fue elegido Alcalde de Caracas. La viuda de su sobrino Luis Loreto de
Silva vendió parte de las propiedades de la familia a Pedro Ponte Andrade
Jaspe, padre de Josefina Marín de Narváez y abuelo de María Petronila Ponte,
casada con Juan de Bolívar y Martínez de Villegas; y esa es una de las causas
por las cuales va a nacer en La Victoria don Juan Vicente Bolívar y Ponte, el
padre del Libertador. Loreto firmó su testamento el 28 de enero de 1658 y
falleció cuando tenía más de 83 años. No creemos que haya fundado La Victoria
en 1593 porque en esa fecha tenía apenas cuatro años.
A comienzos de
1978 el Ilustre Concejo Municipal del Distrito Ricaurte publica dos hermosos discursos
del Dr. Lucas Guillermo Castillo Lara, Individuo de Número de la Academia
Nacional de la Historia, pronunciados en la ciudad, uno «con motivo del
aniversario de la célebre batalla del General José Félix Ribas» y el otro «el
18 de noviembre, aniversario de la fundación de la ciudad por el teniente
general don Pedro Gutiérrez de Lugo». En el segundo de los discursos que es una
de las fuentes más interesantes de información acerca de los primeros pasos del
pueblo, el Dr. Castillo Lara sostiene la misma tesis que el Dr. Perera y el
Hermano Nectario María, basándose en el mismo documento y señala: «cuando en la
relación antecedente se habla del pueblo fundado de Nuestra Señora de La
Victoria, no se está refiriendo a otra fundación hecha con mucha anterioridad
sino a la que acaba de realizar el teniente Gutiérrez de Lugo». Capítulo antes
ha dicho: “es difícil precisar con toda exactitud si la fundación civil del
pueblo tuvo lugar ese mismo día de la erección de la iglesia o fue en días
anteriores. Sin embargo, dado el hecho documentado de que ambos Comisionados
debían ir en mutua compañía, puede suponerse con bastante certeza, que
la fundación civil hecha por el juez poblador fue en el mismo día o
precedió en muy poco tiempo a la parte eclcesiástica”.
Plantea el
historiador la misma duda derivada de la inexistencia de un equivalente civil
para la relación eclesiástica. Por su parte don Manuel Pinto C. en artículos
publicados durante el año 1968 en el diario El Nacional de Caracas, niega
también la posibilidad de que haya sido Loreto el fundador y que la ciudad se
haya fundado en 1593. Dice: “Comenzaré negando nuevamente la pretendida
intervención de Francisco Loreto en La Victoria; primero porque su nombre no
figura en los papeles correspondientes al tiempo en el cual se le sitúa [...]
Ni de Francisco de Loreto ni de Andrés Pérez Almarza pueden mostrarse rastros
fehacientes, no ya en dichas poblaciones, sino en ninguna parte del país y esto
solo, si no hubieran más razones, bastaría para desvirtuar cualquier afirmación
que los exhiba como fundadores”.
En su artículo ¿“Quién
fundó la ciudad”? afirma: Hasta mediados del año 1594 por lo menos, el lugar
donde se alza La Victoria ni ostentaba ese nombre ni era asiento de ninguna
población reconocida. [...] Es evidente pues que la ciudad no fue fundada en
1593. Es más, de acuerdo a lo referido por Oviedo y Baños aún no lo estaba en
el año de 1617. Si en vez de a ese fantástico Francisco le hubieran discernido
a Guillermo de Loreto los honores de la supuesta fundación, la especie tendría
más visos de verosimilitud porque este distinguido personaje sí es seguro que
estuvo en contacto directo con el medio desde abril de 1593 por lo menos cuando
obtuvo del Cabildo cinco cahíces de tierra en «El Mamón» de cuya superficie ocupa
ahora buena parte el pueblo de El Consejo. Antes de la truculenta creación de
Francisco Loreto, fantasma con atuendo de sembrador de pueblos, nadie (digo,
hasta donde alcanzan mis lecturas) se había atrevido a publicar el nombre,
verdadero o supuesto, del constructor de la pujante urbe aragüeña”.
Resumiendo,
podemos afirmar que de los autores que han tratado el tema de la fundación de
La Victoria y el nombre de su fundador, el único que ha sostenido la tesis
«Loreto-1593» ha sido Manuel Landaeta Rosales; la tesis “Gutiérrez de Lugo-1620”
ha sido sustentada por don Ambrosio Perera, el Hermano Nectario María, Lucas
Guillermo Castillo y don Francisco Jaramillo; el acucioso investigador don
Manuel Pinto C., no se pronuncia por la tesis “Gutiérrez-1620”, pero en cambio
si adversa la “Loreto-1593” y los victorianos Federico Brito Figueroa y Miguel
Angel Alvarez introducen un elemento nuevo cual es la diferenciación entre la
«fundación en sentido hispánico» y lo que podríamos llamar «fundación fáctica».
Ahora bien,
existe abundante referencia documental que prueba como para mediados del siglo
XVI ya el lugar donde está enclavada la ciudad, era un sitio poblado.
A manera de
ejemplo citaremos el caso de Martín de Gámez quien en 1592 habla de tener “desde
hace más de veinte años (1572)” dos hatos poblados con indios en el lugar.
En artículo que
publicamos recientemente aportamos datos que comprueban la existencia de Loreto
y su vinculación con La Victoria.
Y es lógico
pensar que durante los doce años que separan la fundación de Valencia (1552) de
la de Caracas (1567) la vía de penetración utilizada por los pobladores fue la
del valle de Aragua y que durante la travesía se fueron aposentando en las
fértiles tierras pobladas de diferentes comunidades indígenas sin esperar hasta
setenta años después.
Igualmente,
cuando en 1793 los vecinos españoles de La Victoria solicitan que el pueblo sea
elevado a la categoría de Villa, el Procurador General del Cabildo de Caracas
se opone alegando que aquel vecindario había sido suburbio de Caracas por cerca
de 200 años. Igualmente los testigos que declaran en proceso afirman que el
pueblo tiene cerca de dos siglos.
Conclusiones:
Examinada la
documentación conocida hasta ahora sobre el tema que nos ocupa podemos afirmar
que:
1) El Sitio
donde hoy está La Victoria ya estaba poblado por vecinos españoles en 1572.
2) La más
antigua tradición afirma que la ciudad fue fundada en 1593 por el capitán
Francisco de Loreto, pero esta afirmación no ha podido ser probada
documentalmente.
3) La fundación
(en sentido hispano) probablemente hecha por Gutiérrez de Lugo, lo fue sobre
una comunidad ya existente desde hacía más de setenta años, pero esta fundación
no ha sido probada documentalmente.
4) Existe prueba
documental de que el padre Mendoza erigió una iglesia en un pueblo «ya
fundado».
Queremos aclarar
que cuando en este trabajo y en toda la documentación existente sobre la
ciudad, durante los siglos XVI, XVII y XVIII se habla de la iglesia, no se está
haciendo referencia a la actual Santa Iglesia Matriz de Nuestra Señora de
Guadalupe (hoy Catedral y Monumento Histórico Nacional) sino a una primera,
ubicada en su cercanía. La actual fue bendecida por primera vez el 25 de julio
de 1808, luego de «trasladar a la nueva iglesia con el mayor fervor,
culto y decencia» al Santísimo Sacramento desde el Caney donde se hallaba a
«cuya función concurrió todo el pueblo manifestando con lágrimas de regocijo,
su alegría...» Tal se lee en el Acta que se levantó al efecto.
5) De haber
fundado Gutiérrez de Lugo a La Victoria, este hecho no ocurrió el 18 de
noviembre de 1620.
6) El documento
que comienza diciendo «Y en dieciocho días del mes de noviembre de mil
seiscientos y veinte...» no puede ser tenido como Acta de Fundación de La
Victoria, es apenas una “relación” hecha en Caracas mucho tiempo después.
En todo caso, la
importancia de conocer con exactitud esa fecha es hoy en día relativa porque la
vida de un pueblo es un proceso que, como en la vida de los hombres, comienza
mucho antes de1a fecha del nacimiento; pero es necesario que —como en los
árboles— las raíces sean sólidas para que los frutos sean óptimos. Esperamos
que los jóvenes amantes de nuestra ciudad, de su historia y de sus glorias, se
interesen en la investigación de nuestro pasado y permitan, que si las anteriores generaciones no hemos
tenido la fortuna de conocer nuestra fecha auroral, ésta logre conocerse algún
feliz día gracias al esfuerzo de las presentes y futuras generaciones
victorianas.
Tengo esa disyuntiva , hace mucho tiempo realmente ¿ Quien funda La Victoria ?
ResponderEliminar