LA
IGLESIA DE LA OTRA BANDA
Germán
Fleitas Núñez cronista de La Victoria
El interés y la
curiosidad de los victorianos jóvenes por conocer la historia de la ciudad y la
de sus monumentos históricos es cada vez mayor.
Permanentemente escuchamos
preguntas interesantes, versiones diferentes, teorías, algunas veces acertadas
y otras no, pero que nos hacen confiar en que el conocimiento de las actuales
generaciones sobre la ciudad, será mayor que el que pudimos disfrutar nosotros.
Uno de los asuntos que suscita mayor interés, es saber si la iglesia de la Otra
Banda es más antigua que la Catedral, si fue en su sagrado recinto dónde José
Félix Ribas invocó la protección de la Virgen Inmaculada Concepción por ser el
hogar de la milagrosa imagen y de no ser así, por qué está allá la Virgen
Vencedora. Trataremos en esta crónica de responder a las tres interesantes
interrogantes. Sobre lo primero diremos que la Iglesia Matriz es más vieja pero es más nueva que la de
Nuestra Señora de Candelaria. O mejor dicho, es más nueva pero es más vieja.
Parece un disparate pero está correcto. Veamos por qué.
A mediados del siglo XVIII
llegó a la ciudad un grupo de canarios
que se estableció en lo que se llamaba desde el siglo anterior “la otra vanda
del río Caganchez” (así, vanda con “V” y Caganchez con “G” y no Calanche como
ahora lo conocemos). Entre ellos llegaron familias cuyos vástagos tendrán
destacada actuación en la futura guerra de independencia y en la construcción de la república. Entre esas
familias llegaron los Dieppa, los Muguerza,
los De León, los Siso, los Benítez, los Sosa,
los Álvarez, los Meza, los del Castillo, los Alfonzo, los Hidalgo, los
Fernández y muchos otros, fundadores de honorables familias victorianas. Gentes
de trabajo, se dedicaron al cultivo de la tierra, al comercio y en muy poco
tiempo se hicieron dueños de haciendas y tiendas, lo que le permitió a Humboldt
en 1800, decir que La Otra Banda era la parte más comercial de la ciudad. Desde
la segunda mitad del siglo XVIII participaron activamente en el primer cambio
urbano de La Victoria que se tradujo en la edificación de tres iglesias, la de Nuestra Señora de
Guadalupe en el centro del pueblo, la Capilla de El Calvario en el norte y la
Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria en el sur; la fundación del pueblo de
El Consejo desmembrado del territorio victoriano y las diligencias ante el Rey
Carlos IV para que el pueblo de indios fuera elevado a la categoría de Villa
porque ya tenía más de 40 trapiches e ingenios. El 17 de octubre de 1791 don Antonio de León y
Siso dirige una carta al Obispo de Caracas Monseñor Mariano Martí pidiéndole
permiso para construir una capilla en el sitio de la Otra Banda alegando la
distancia que separaba ese lugar con la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe
por lo anegadizo que se presenta cuando crece el río Calanche. A esta solicitud
se opone el belicoso cura de La Victoria Lucas José Colmenares quien ha asumido
la parroquia y se empeña por ese mismo tiempo de construirle un nuevo edificio
a su iglesia (nuestra actual Catedral) para sustituir la vieja iglesia (la de
1620) que amenaza ruina y debe ser demolida. El proceso se dilata y en el
intervienen dos obispos y un Arzobispo porque Monseñor Martí muere en 1792 y
sigue conociendo el caso Monseñor Juan Antonio de la Virgen María y Viana, desde 1792 hasta el 14 de agosto de 1798
cuando es designado Obispo de Almería. Lo sustituye don Francisco Ibarra, nativo de Guacara, primer
Obispo nacido en Venezuela. Ante la oposición del padre Colmenares se dirigen
al obispo don Francisco Javier Benítez, don Melchor de los Reyes Dieppa, don
José Francisco Muguerza, don Lorenzo Pérez Bravo y exponen que la iglesia se
construiría en un solar propiedad del Teniente de Caballería don Antonio Siso.
El obispo (que ya es Monseñor Viana) contesta el 15 de diciembre de 1796 y
autoriza la fabricación pero con la condición de que solamente se hagan las
bases y se deje así hasta que se termine la iglesia de La Guadalupe que está
construyendo el padre Colmenares. Que mientras tanto se haga una capillita de
materiales baratos. El 23 de de marzo de
1797 el obispo ratifica su decisión y
los canarios deciden comenzar con las solas bases pero de ahí en adelante
aceleran la edificación. El 7 de abril de 1800 los vecinos de la Otra Banda le
envían al obispo una carta con la descripción de la iglesia que mide 28 varas
de largo por 7 de ancho y 9 varas de alto. Tiene presbiterio, ventanas, puertas, rejas, coro,
púlpito, sacristía, atrio enladrillado y tienen listos los
materiales para construir el campanario con dos campanas de regular calibre:
mayor y menor. El 28 de abril de ese
1800 es el mismo cura quien pide al
obispo (que ahora es monseñor Francisco Ibarra designado por el Papa Pio VII
Primer Arzobispo de Venezuela) que bendiga la iglesia. Para ese entonces la vieja
iglesia del centro, la de La Guadalupe, tiene 180 años de erigida y más de 140
de terminada o sea, que es muy anterior,
pero el nuevo edificio -la actual Catedral- que es “el segundo edificio” de la
misma primera iglesia, es posterior porque es cinco años después, el 25 de
julio de 1805 cuando se inaugura. Cuando se produce la batalla del 12 de
febrero de 1814, ya la iglesia Matriz tiene nueve años de inaugurada y es en
ella donde el general Ribas implora el auxilio de la Virgen María Santísima de
la Concepción. Tendrán los vecinos de la Otra Banda que esperar casi un siglo
para que en 1894 se cree la Parroquia de Candelaria dedicada a la Patrona de
las Islas Canarias. Para inaugurarla, el cura de la Matriz “prestó” varios
santos a la nueva parroquia entre los que estaban la Santa Patrona Nuestra Señora
de Candelaria y la Inmaculada Concepción. Los santos prestados se fueron
quedando y cuando el nuevo cura de La Victoria, el padre Simón Lazo quien era tres veces doctor y buen
conocedor de nuestra historia, se dio cuenta de que era la imagen ante la cual
había orado el general Ribas el día de la Batalla y a cuya protección visible
atribuía el triunfo, hizo gestiones para recuperar la imagen pero con muy poco
éxito, porque el pueblo de la Otra Banda que también
conocía bien nuestra historia, se negó a devolverla. Esa es la explicación de
por qué hoy en día entre los actos conmemorativos del 12 de febrero aparecen
“El Traslado de la Virgen” hacia la Catedral y “El Retorno” al finalizar los
actos. El último Obispo de Maracay que
se interesó en el asunto fue Monseñor Feliciano González Ascanio (nuestro
segundo obispo). Nos contó que en 1954 cuando se cumplió el primer siglo del
dogma de la Inmaculada Concepción, el Arzobispo de Caracas era Monseñor Lucas
Guillermo Castillo Hernández y su Arzobispo Coadjutor con derecho a sucesión
desde 1952 (designado por el Papa Pio XII) era Monseñor Rafael Arias Blanco de
quien el entonces padre Feliciano, era Secretario. Le dictó una comunicación mediante
la cual se ordenaba a todas las iglesias celebrar el centenario del dogma y que
se trajera de La Victoria a la VIRGEN VENCEDORA de Ribas (fue él quien le puso
su nombre guerrero). Me conversó sobre la propiedad de la sagrada imagen y le
explique lo mismo que hoy escribo. Decidió dejarlo así. Y era lo justo, porque
de los doscientos años que se cumplirán de la batalla, solo durante ochenta
estuvo la Inmaculada en la Catedral mientras que en la Iglesia de la Candelaria
ya tiene ciento veinte, o sea, cuarenta años más, recibiendo la veneración del
pueblo de la Otra Banda. Debe quedarse
allá. Resumiendo: La Iglesia Matriz que está frente a la Plaza Ribas es más
nueva pero es más vieja mientras que la de La Candelaria es más vieja pero es
más nueva. ¿Está claro?
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