DE
LA ENTREVISTA “IMAGINARIA” A JOSÉ FÉLIX
RIBAS (FRAGMENTO)
Germán
Fleitas Núñez cronista de La Victoria
Esta entrevista “imaginaria e intemporal” fue
realizada la noche del 14 de febrero de
1814, durante la piñata con la cual doña Josefa Isidra Palacios de Ribas
celebró el tercer cumpleaños de José Félix Valentín, hijo único de su
matrimonio con el VENCEDOR DE LOS TIRANOS EN LA VICTORIA. (La versión completa
de las entrevistas a Ribas y a Boves será publicada dentro de doscientos años,
en febrero del 2014).
-General:
¿Qué es un Gorro Frigio?
“Es una caperuza de lana con la punta curvada, de
color rojo; en la antigüedad era el símbolo de los revolucionarios; en Roma lo
usaban los esclavos que obtenían su libertad para que no los volvieran a esclavizar;
lo usaron en la independencia de Estados Unidos y en la Revolución Francesa;
luego los republicanos españoles y los revolucionarios de Hispanoamérica. Está
en el escudo de muchos países como símbolo de la libertad.
-¿Por qué Usted
lo usa?
“Porque soy un
revolucionario”.
-¿Lo es realmente?
“Sí. Tengo claro que
además de la independencia nos hace falta una revolución; nada haremos con
separarnos de España para seguir con la sociedad injusta en que vivimos. Fíjese
que mis primeras actuaciones fueron para entrenar al pueblo, organizarlo para
que luchara por sus derechos y lo que conseguí fue que me expulsaron del país.
¿Quienes? Mis compañeros de la Junta de Gobierno, mis iguales. Así serían que
siendo yo el Gobernador Militar de Caracas les pedí esclavos y me los negaron.
-¿Por qué echo
mano de los estudiantes?
“Eran patriotas, se
habían formado en un ambiente donde se discutían las ideas; había muchos curas
revolucionarios y aunque la mayoría era reacia a romper los vínculos con la
corona y con las jerarquías eclesiásticas, los muchachos estaban ganados para
participar en la lucha”
-Ese discurso es bello,
pero se dice que no encontró “gente grande que lo acompañara” y por eso se los llevó
casi reclutados. Que Bolívar le negó los esclavos. Cómo fue lo de los esclavos?
“Muy sencillo; yo
solicité al Cabildo de Caracas que me enviaran 300 esclavos para que me
ayudaran a defender La Victoria y el Cabildo me los negó. Alegaron que Bolívar
no lo aprobaría porque ya un jefe de los llanos echó mano de los esclavos para
ganar una batalla y después de ganada, no quisieron regresar a sus hatos sino
ser libres y que eso era un riesgo porque los demás esclavos se iban a
incorporar a cambio de su libertad y al no encontrarla entre nosotros irían a
buscarla casa del enemigo y que ese era un riesgo que no se debía correr.
-Así mismo le contestaron?
“Sí, léase el Acta del Cabildo del 14 de febrero de
1814 y ahí está todo explicado”.
-Pero entonces las diferencias entre Usted y el
Libertador eran de fondo.
“Pero él era el jefe y yo un oficial disciplinado”.
-Dicen que los
trajo “arriados” que se los trajo obligados.
“Más bien tuve
que dejar a algunos para complacer a sus padres. Se quedaron a disgusto. Eso de
que aprendieron a manejar las armas por el camino es mentira. Estaban
organizados desde hacía tiempo. En 1811, cuando se cumplió el primer
aniversario del 19 de abril, los estudiantes organizaron manifestaciones que
desfilaron por toda Caracas gritando mueras a Fernando VII y arrancando y
quemando sus retratos. Desde ese día se organizaron en compañías armadas. El
congreso tuvo que regular el servicio
militar de los estudiantes estableciendo que sólo se admitirían de catorce años
en adelante y que recibirían clases sobre el manejo de las armas, los domingos
en los patios de los colegios. Y eso siguió hasta cuando vino El Libertador por
última vez a Caracas y prohibió que los estudiantes de la Universidad fueran
alistados.
Cuantos trajo a
La Victoria?
José Domingo
dijo que de 400 que traje mataron a 300. Eso es mentira; ni eran tantos ni
perecieron tantos. En la universidad estaban inscritos 595 pero solamente iban
120. En 1822 solo iban 173. Desde diciembre del 13 hasta noviembre del 14 la
universidad estuvo cerrada, pero los estudiantes estaban ahí. Muchos
universitarios murieron en la guerra como Sanz, Roscio, Tamariz, Zuloaga,
Espejo. Hubo universitarios que eran
realistas de buena fe porque adoraban a su rey y querían seguir siendo sus
súbditos, como el calumniador de José Domingo y Andrés Level, pero hubo otros
que fueron oportunistas como Rojas
Queipo y Delgado Correa.
Hubo música?
En Caracas había
mucha música. Mucha arpa y cantos y bailes. En El Valle se montaban bailes
de “Llora” y mis hermanos se iban con el
Capitán General y se pasaban varios días
parrandeando. La música andaba por todas partes. Sobre todo en las iglesias.
Muchas arpas y todo el mundo tocaba, Mi cuñada “Concha” Palacios la madre de
Simón tocaba el arpa muy bien. El Seminario tenía como materia la música
religiosa. El padre Sojo, pariente de mi mujer, el padre Mohedano y otros,
tenían escuela de música en Chacao; trajeron instrumentos de Europa. Entre los
partidarios de la independencia había músicos que se incorporaron a las filas.
Los muchachos venían cantando porque desde dos años antes, se sabían las
canciones patrióticas como la Carmañola y el Gloria al Bravo Pueblo; algunos
músicos murieron en batalla. Montero, Meserón, Isaza, Lino Gallardo, fueron
patriotas. Landaeta el del himno, murió en Urica. Los muchachos venían cantando; venían
alegres.
-General: ¿Cuál es su parentesco con el
Libertador?
“Son varios. Mi
madre Petronila Herrera es prima hermana de Isabel Clara la abuela de “Concha”
Palacios madre de Simón; o sea, mi abuela y el bisabuelo de “Concha” eran
hermanos. Mi prima segunda Isabel Clara es la abuela de las mujeres más bellas
de Caracas, las Xerez de Aristeguieta llamadas “Las Nueve Musas” y de las
Palacios Blanco Herrera. Pues bien, ahí está otro parentesco que es de casi
toda la familia porque las cinco hermanas Palacios Blanco se casaron así: la
mayor (María de la Concepción) con Juan Vicente Bolívar de La Victoria y son
los padres de Simón; María Paula se casó con Francisco Javier Ustáriz Mijares;
y las otras tres con tres Ribas Herrera: María de Jesús con mi hermano Juan
Nepomuceno, María Ignacia con mi hermano Antonio José y Josefa Isidra
conmigo. Además, yo me casé con la menor
de las Palacios quien apenas le llevaba 9 años a Simón y él la llama “Mi Tía
Madrecita”, o sea que yo soy su tío político. Además está el parentesco
espiritual; tenemos los mismos ideales y luchamos por hacerlos realidad.”
-Pero él abolió la esclavitud, inclusive aquí en La
Victoria y en El Consejo dictó decretos…
“Pero eso fue después que habíamos perdido la
Primera República con Monteverde y la Segunda con Boves.
-Usted, ¿dejó
mucha descendencia?
Como ya le dije,
me casé en 1796 con Josefa Isidra Palacios Blanco hermana menor de “Concha”
Palacios la madre de Simón Bolívar. Tuvimos un solo hijo llamado José Félix
Valentín Ribas Palacios porque nació el 14 de febrero de 1811, el día de los
enamorados. Él se casó con una parienta llamada Amalia Anzola Tovar hija del
Prócer José Nicolás Anzola y de María Trinidad Tovar Herrera mi prima hermana y
me dieron tres nietos llamados José
Félix, José Ignacio y Trinidad Ribas Anzola.
Mi
primer nieto, José Félix, no se casó ni dejó hijos regados; el segundo llamado José Ignacio se casó en
Valencia con Luisa Paz y me dieron dos bisnietos llamados José Ignacio y Luisa
Ribas Paz pero ninguno de los dos me dio tataranietos; mientras que la tercera,
mi nieta Trinidad Ribas Anzola casó con el médico doctor Martín María
Aguinagalde García y me dieron tres bisnietos llamados: Trinidad, Carlota y
Martín Aguinagalde Ribas. Fueron los últimos
que llevaron el apellido Ribas y me dieron muchos tataranietos. Son el
tronco común de todos mis descendientes que ya van como por trescientos. Mi
hijo José Félix Valentín después que enviudó, se casó en segundas nupcias con
Carmen Villavicencio que tiene familiares aquí en La Victoria, pero no tuvieron
hijos.
-¿Por qué
solicitó el auxilio de La Virgen Inmaculada?
“Porque soy un
buen cristiano”.
-Usted y su
sobrino Simón pertenecen a familias creyentes; Usted tiene hermanas monjas y
hermanos sacerdotes. Quería ser Franciscano. ¿Le parece de buenos cristianos
ese decreto de “Guerra a Muerte” y esas matazones que han causado últimamente
en La Guaira?
“Son
inevitables. Al principio de la guerra fuimos débiles, tolerantes y como buenos
cristianos, pusimos “la otra mejilla”; pero ahora como buenos cristianos los
estamos midiendo “con la misma vara” con la que nos miden ellos a nosotros.
Todo terminó en
Tucupido?
“Todo comenzó en
Tucupido; la muerte es el olvido. En su proclama Simón nos dijo una frase que
fue premonitoria: “Vuestros nombre no irán nunca a perderse en el olvido”. En
mi caso se ha cumplido. Mi nombre está en boca de los victorianos; diariamente se congregan en la Plaza Ribas,
van al Teatro Ribas, estudian primaria en la Escuela José Félix Ribas,
bachillerato en el Liceo “José Félix Ribas” y la Aldea Universitaria se llama
José Félix Ribas”. Hay Municipios con mi nombre en Guárico y Aragua, que se
llamó Estado Ribas, las salas de música, las condecoraciones para jóvenes y
muchas calles llevan mi nombre. Esa es mi Gloria.
-General: ¿cómo se siente hoy?
“Bien, porque vencimos. Anteayer en la mañana
arengué a mis soldados y les dije que no podíamos “optar entre vencer o morir”,
que necesario era vencer…y vencimos”.
Algo que quiera
agregar?
Sí; ¡VIVA LA REPUBLICA!
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