LA
BATALLA DE EL CONSEJO (ENTREVISTA)
¿FUE REALMENTE IMPORTANTE LA BATALLA DE
EL CONSEJO O FUE UN
INVENTO SUYO?
La importancia
de una acción de guerra no puede medirse por la cantidad de combatientes, ni
por el tiempo que duró el combate, y menos aún por el número de muertos, sino
por sus consecuencias; por los beneficios que aportó al éxito de la causa a la
cual servía. Ese es el caso de esa batalla.
Unos dias
antes, el 25 de noviembre de 1820, se ha firmado en Trujillo un armisticio que
suspende la guerra por seis meses. Lo fïrman el Brigadier General Ramón Correa,
Segundo Jefe del Ejército, en representación de los realistas y Antonio José de
Sucre, en representación de los patriotas.
Pero Bolívar,
buen conocedor de los clásicos militares, sabe que la mejor manera de
garantizar la paz, es preparándose para la guerra, Consciente como estaba, de
que España no concedería voluntariamenrte la independencia, y que era necesario
conquistarla por las armas, apenas firma el Armisticio, reune un Consejo de
Guerra, para elaborar el Plan de Ataque que se pondrá en marcha, apenas venzan
los seis meses de la tregua. El Plan lo elabora principalmente, el General
Antonio José de Sucre. Sus puntos esenciales son: concentrar todas las fuerzas
posibles para atacar masivamente y dividir al enemigo para debilitarlo.
¿EN QUÉ CONSISTIÓ ESE PLAN DE ATAQUE?
Bolívar y Sucre
están claros: la Concentración se hará hacia San Carlos de Austria, actual
capital del Estado Cójedes, siguiendo las siguientes disposiciones: El General José Antonio Páez subirá hacia el
centro, con todas las tropas llaneras; El General Rafael Urdaneta se vendrá con
el ejército de Occidente y El General José Francisco Bermúdez, avanzará con el ejército de Oriente, con la
misión específica de ocupar Caracas, para principios de junio. (No olvidemos
que estamos hablando de, un par de meses antes de la Batalla de Carabobo). Juntamente con esta maniobra de
concentración, se
planifican dos de distracción, que han pasado a la historia con el extraño
nombre de "diversiones." La Diversión de Cruz Carrillo hacia
occidente y la Diversión de Bermúdez hacia oriente. Es en esta última, donde se
enmarca la acción militar que hoy recordamos.
Las Diversiones
son ataques dentro del territorio enemigo, que atraen sus fuerzas, lejos del
punto principal. No se busca en ella la posesión del objeto atacado; ni siquiera
obtener la victoria, sino distraer al enemigo. Dicen los clásicos que muchas
veces es preferible sufrir pequeñas derrotas que estimulen al enemigo a
perseguirnos, en lugar de victorias que lo obliguen a huir hacia donde están
concentrados sus compañeros.
El Libertador
comunica a Bermúdez las instrucciones que han de cumplirse en la Diversión, mediante Oficio dirigido al Vicepresidente de
Venezuela, General Carlos Soublette: "No
es nuestro ejército superior en número al del enemigo y sería muy aventurado
presentarle abiertamente una batalla contra todas sus fuerzas reunidas. (...)
Las operaciones del ejército de Oriente tienen como único objeto la ocupación
de Caracas, por la espalda del ejército español (...) molestar al enemigo y
distraerlo vivamente, sin comprometerse en función de guerra con fuerzas
superiores. (...) fatigar e inquietar al enemigo, obligándolo a que destaque
sobre esa parte, una fuerte división que deje expuesto al cuerpo principal del
ejército español, a ser destruido inmediatamente..." Luego revela la
verdadera importancia de la acción, cuando dice: "Si V.E. logra atraer sobre el ejército de
Oriente en Caracas o en los Valles de Aragua (...) y entretener por algún tiempo, alguna división respetable del enemigo,
la campaña está decidida a nuestro favor, porque el resto del ejército español, no puede resistirnos."
Estaba tan
claro El Libertador, en que lo importante de esta diversión no era ganar
batallas ni derrotar al enemigo, sino distraerlo, que en un inusual oficio
fechado en Barinas el 24 de abril, hace comunicar que: "...exime al General Bermúdez (...) de toda responsabilidad por
el buen o mal suceso que tenga en la empresa, con tal que acredite haberla
conducido y ejecutado con audacia y valor." Gane o pierda. Aquí se
destaca nuevamente que el objetivo, no es derrotar al enemigo, sino distraerlo.
El encargado de
ejecutar la diversión es el General José Francisco Bermúdez, oficial oriental
de treintinueve años, nativo de San José de Areocuar, compañero de armas del
General Santiago Mariño. Ha peleado en las batallas de Bocachica, Arao,
Carabobo, La Puerta, el Salado, Urica (donde murió Bóves) y Maturín. Es de los
libertadores de Guayana y fue Comandante General de la Provincia de Cumaná.
¿LA ACCIÓN SE CUMPLE COMO ESTABA PLANIFICADA?
Si, al pie de
la letra. El 11 de mayo, el General Páez deja atrás sus sabanas. Sale de
Achaguas, atravieza el Apure por Santa Catalina, sube 250 kilómetros hasta
Tucupido, cerca de Guanare y allí une su ejército al de Simón Bolívar quien
viene de Barinas. Siguen juntos a Guanare, Ospino, Aparición, Araure, San Carlos, Tinaco,
Tinaquillo y de allí, a la Sabana de Carabobo cerca de Tocuyito de Valencia.
Hasta San Carlos, Páez ha recorrido 460 Kilómetros. Junto con sus tropas tráe de reserva dosmil caballos y cuatro mil
reses.
E1 ejército de
Rafael Urdaneta sale de Maracaibo, va a Coro, baja hacia Carora y Barquisimeto,
y después de recorrer 600 kilómetros, se une al ejército del Libertador en en
San Carlos. Llegan sin su bravo General, quien se queda enfermo en
Barquisimeto, motivo por el cual no asiste a la Batalla de Carabobo.
Por su parte
BERMUDEZ, al frente del glorioso ejército de oriente, sale de Barcelona el 28
de abril. Marcha y combate en algunos de los pueblos del camino. Píritu,
Clarines, Cúpira, El Guapo, Tacarigua, Guatire, Guarenas, Petare, y al final,
el 14 de mayo, un día antes de lo previsto, llega triunfante y toma la ciudad de
Caracas.
Comienza
inmediatamente la segunda parte de su misión: la distracción del enemigo. Debe
haberse repetido muchas veces, las palabras del Libertador: "Si logra entretener por algún tiempo
alguna División respetable del enemigo, la campaña está decidida a nuestro
favor." Y es oportuno recordar que cuando El Libertador se refería a "la campaña" se estaba refiriendo
nada menos que a "la definitiva independencia."
El General
Bermúdez, toma Caracas el l4 de mayo. Entre Barcelona y la Capital ha librado
varios combates: en Tacarigua, El Guapo, Chuspita y El Rodeo. A contenerlo se
dispone el Brigadier General Ramón Correa, pero ante su proximidad decide huir
hacia Valencia. Este Don Ramón Correa, el Oficial que había firmado el
Armisticio de Trujillo en nombre del Rey, era nada menos que Gobernador y
Capitán General; el Jefe Político de Venezuela.
Emprende la huida acompañado del General Don Tomás de Cires, ex
Gobernador de Guayana y Cumaná, Don Francisco Yllas, el Comandante Joaquín de
Gascue y lo más granado de su oficialidad. El mismo 14, Bermúdez baja a La
Guaira y regresa el 15 a organizar la administración y el ejército. El 18
emprende la persecución de Correa, quien huye con 700 soldados. Toma el camino
de Antímano, San Pedro, Las Cocuizas, y el 20, lo alcanza en El Consejo. Tras
la fatigosa huida, Correa decide descansar con su tropa en El Consejo, pero al
verse atacado, decide presentar batalla. La opinión de los historiadores y del
alto mando realista es la de que Correa condujo la defensa con temor y poca habilidad.
?CÓMO FUE LA BATALLA?
Duró más
tiempo que la Batalla de Carabobo. El ataque se produjo a las dos de la tarde.
El pueblo era pequeño; tenía apenas cuarenticuatro años de fundado y el camino
pasaba por el norte de la iglesia, cuya puerta de entrada daba el frente hacia
arriba y no hacia abajo como ahora.
Había sido ocupado por 700 hombres que se habían salvado de los combates
de Caracas y buscaban afanosamente llegar a Valencia. El ataque fué sorpresivo
y no dió tiempo a preparativos. A la hora de haber comenzado el fuego cruzado,
la gran mayoría de los ocupantes del pueblo, emprendió una vergonzosa fuga. En
la desbandada dejaron los realistas en manos de los patriotas, 58 prisioneros,
4 oficiales, entre ellos el General Tomás de Cires, quien siendo Gobernador,
había quemado la Iglesia de la Divina Pastora de Cumaná, incendiado a Cumanacoa
y otras Parroquias y el 18 de mayo de 1818, dos años antes, había derrotado a
Bermúdez en la batalla del Puerto de la Madera. El desquite no se hizo esperar,
porque ahora Don Tomás era Segundo Jefe del Ejército. Los patriotas se
apoderaron de 130 fusiles del enemigo, 12 cajas de guerra, 2 pitos, una
corneta, un botiquín, los equipajes, caballos y el Pabellón del Regimiento de
Hostalrich, el Invicto Regimiento de Su Magestad. Sobre el campo quedaron once
muertos del ejército enemigo cuyos nombres ignoramos. No aparecen registrados
en los libros de enterramiento de la época. Solamente conocemos los nombres de
dos patriotas muertos, ambos heroes de la Batalla de las Queseras del Medio:
Juan Mártínez y Juan Torrealba, de los Bravos de Apure, quienes al mando del
General Páez realizaron la hazaña del "Vuelvan Caras", rindieron sus
vidas en El Consejo, un mes antes de que su antiguo Jefe, se cubriera de
laureles en el Campo de Carabobo. Sus nombres deben ser esculpidos en mármol,
en una placa a ser colocada en nuestra Santa Iglesia Parroquial, centro
espiritual del poblado.
Bermúdez siguió
hasta La Victoria donde supo, que Don Ramón Correa había pasado huyendo,
acompañado de cuatro oficiales. Durmió esa noche en La Victoria. Al día
siguiente Francisco Tomás Morales se topo con Correa y escribe: "...salió ayer del Consejo sin gente
alguna, por habérsele dispersado toda su tropa. Me asegura que sus soldados se
desbandaron dejando muertos y heridos."
Bermúdez se
enteró el mismo 20 de mayo de la proximidad de Morales y regresó a El Consejo.
Poco después se atrincheró en Márquez, entre Las Lajas y Las Cocuizas. El
Brigadier Morales con los Batallones Burgos, Segundo del Rey y Valencey, lo
atacó el día 24. A pesar de la superioridad del Ejército Real, Bermúdez sostuvo
batalla todo el día. Vencedor, se retiró a Antímano y de allí a Guatire y E1
Rodeo, hasta donde fueron perseguidos. El objetivo de la Diversión se había
conseguido. De esta jornada
en Las Cocuizas, existe un relato de Braulio Fernández, soldado del contingente de Bermúdez, que vale la pena contar por su
frescura. “A las seis de la tarde
-cuenta Fernández- las milicias tocaron silencio; se apareció como a veinte
varas distante de nosotros el General Tomás Morales en un caballo rucio palomo,
con un pantalón negro del ancho del ala de la coraza y un garrotre en la mano y
preguntó: Quien es el Jefe de ese Ejército? El mismo Bermúdez contestó:
Francisco Bermúdez. Le dice Morales: Le prometo que a las ocho de la mañana ha
de ser cojido por mis cazadores y mis granaderos. Le contestó Bermúdez: Me
parece tarde, cójame ahora mismo. Le dice Morales: no, no, mi ejército está muy
estropeado. Yo estaba a pie, sirviendo mi caballo de mampuesto le apunté con mi
carabina al cuadril y le dije a Torrealba: Le tiro? Me contestó: no, no, ya
tocarton silencio. Entonces Morales se quitó el sombrero y nos hizo la venia;
aca se hizo lo mismo.”
Después de
varias escaramuzas, Bermúdez atacó nuevamente Caracas y el 23 de Junio, víspera
de Carabobo, sufrió su más espantosa derrota en El Calvario. Se salvó
milagrosamente. En la esclavina que cargaba recibió tres balazos; otro en la
vaina del sable, otro en el pantalón y otro en el sombrero. Como dirían los
viejos consejeños: “no le tocaba."
Los partes
oficiales cuando hacen el balance de la Diversión de Bermúdez apuntan que:
impidió a La Torre concentrar su Ejército; permitió la reunión de los patriotas
en San Carlos, alejó del Apure a Morales para que Páez pasara sin obstáculos y contuvo en el Valle
de Aragua a una fracción importante del ejército español.
Dos fallas le
fueron señaladas: 1) No haber establecido comunicaciones con el Cuartel General
y 2) Haber comprometido en El Consejo y en Caracas, combates con fuerzas
superiores, contraviniendo expresas órdenes del Libertador. De esta última se
defendió, alegando que él “nunca había
contado a los enemigos.”
Por su parte,
todos los Jefes Españoles condenan a Correa,
a quien culpan de la derrota de El Consejo. Pusimos a pelear a los
enemigos y los desmoralizamos. Eso también cuenta como un triunfo.
El 23 de Junio
de 1821, El Libertador sitúa todas sus
fuerzas en la Sabana de Tinaquillo, les pasa la última revista y le cambia los
nombres. El Ejército de Apure será la Primera División, asumirá la vanguardia y
tendrá el honor de entrar de primero a la batalla, al mando de su General José
Antonio Páez. La Segunda División irá bajo el mando del General Manuel Cedeño y
la Tercera División, al mando de Ambrosio Plaza.
Están todos. El
Presidente de Colombia Simón Bolívar; el Ministro de Guerra: Pedro Briceño
Méndez; el Jefe de Estado Mayor: Santiago Mariño; y los brillantes oficiales
Bartolomé Salom, Diego Ibarra, Daniel Florencio O'leary
Pedro Camejo,
Cornelio Muñoz, José Laurencio Silva, Juán Guillermo Iribarren, Juán José
Flores, Juán José Rondón y un alemán,
con cuyo nombre aprendimos a escribir muchos de los que aquí estamos,
porque tuvimos que anotarlo todos los días en nuestro cuaderno. El Primer Jefe del Batallón Vencedores de
Boyacá, el Coronel Juán Uslar.
Están todos,
menos el General José Francisco Bermúdez.
El Jefe del
Escuadrón de Dragones, Julián Mellado, del Guárico, el hombre que decía que “delante de Mellado, la punta de su lanza y
la cabeza de su caballo”, le dijo la noche anterior a Rondón: “El que quiera alcanzar mañana la gloria de
que en el Parte de la Batalla se haga mención honorífica de su nombre, debe
hacerse matar, porque hay mucho valiente reunido. Y además es la última
batalla, y el que quede vivo, queda condenado a morir de viejo o de enfermedad;
y esas muertes son muy tristes, no quiero morir de ninguna de las dos." Al
siguiente día en el campo de batalla, murió cubierto de gloria.
Efectivamente,
"había mucho valiente reunido", pero no estaba Bermúdez.
Sin embargo,
cuando después de la gloriosa batalla se conceden los ascensos, en el mismo Despacho se anota: “Se asciende a Coronel, al Teniente Coronel Diego Ibarra y a General
en Jefe, al General de División José Francisco Bermúdez." Lo ascienden
al máximo grado, al mismo al que ascendieron a José Antonio Páez, por haber logrado ambos la independencia;
pero a Bermúdez no lo ascienden por la Batalla de Carabobo, en la cual no
participó, sino por la de El Consejo.
Por la Batalla de El Consejo.
¿FUE REALMENTE UNA BATALLA O UNA ESCARAMUZA SIN
IMPORTANCIA?
Siempre me he hecho esa pregunta. ¿Fué una Batalla? Con tan solo once muertos, ¿fué una batalla?
El nombre quien se lo pone es el Mariscal La Torre, el Jefe del Ejército
Realista en Carabobo; “Anoche llegé a
Valencia y cuando descansaba en la esperanza (...) recibo de madrugada la
noticia de que han sido batidos en El Consejo los restos del Castilla y del
Valencia, que tenía Correa. Este hombre desatinado (...) aventura sin tiempo ni
razón una batalla que aun cuando sus resultado nos hubiesen sido favorables,
merecía castigos y la indignación de todo hombre reflexivo.”
De la lectura de todos los oficios que salen del
Comando General Realista, se ve claramente que la derrota en El Consejo los
desmoralizó y los puso a dudar sobre un triunfo que creían seguro..
El derrotado es
Don Ramón Correa, un buen hombre que servía a su causa y a su Rey. Gobernador y
Capitán General de Venezuela, fue gobernador de la Provincia de Maracaibo y de la
de Barinas. En 1820 fue nombrado Jefe Superior Político de Venezuela. Formó
parte de la Comisión redactora del Armisticio y del Tratado de Regularización
de la Guerra firmados en Trujillo. En el momento de brindar dijo: “Prefiero este día a todas las victorias de la tierra.”
En 1821 reasume como Gobernador y Capitán General. Es con este carácter
que asiste a El Consejo. Después de su derrota, auxiliado por Morales, entra a
Caracas el 26 de mayo y el 11 de junio
se va a la Guaira. Al conocer el Triunfo de Bolívar en Carabobo viaja a Puerto
Cabello y allí se pierde su huella.
Esta no es la
única acción bélica en esta tierra, ni será la última. Doscientos sesenta años
antes, en 1562, el Licenciado Alonso Bernaldez, a quien por tener un ojo
postizo llamaban “Ojo de Plata”, recién nombrado Gobernador de Venezuela,
cuando aún no se había fundado Caracas y la Capital era Coro, organizó una
expedición que se aventurara hacia el valle de los Caracas y puso al mando, al
capitán andaluz, Luis de Narvaez, Alguacil mayor de la ciudad de El Tocuyo. En
junio de 1562 salió Narvaez con setenta españoles, muchos indios, algunos
negros, armas y bastimentos de todas clases. Tres relaciones diferentes,
existentes en el Archivo de Indias de Sevilla, revelan que la marcha fué tranquila
desde el Tocuyo hasta Valencia y al través de los Valle de Aragua; hasta donde
hoy estamos reunidos. Dobló a la izquierda siguiendo el curso del Río del
Cáncer, luego llamado Rio Tuy, y entraron en un valle de anchura variable
(entre El Mamón y Quebrada Seca) que tambien llamaron Valle del Cáncer.
Terepaima, cacique de los Meregotos, pobladores de la región, avisado del
avance de los forasteros que invadían las tierras de su mando, reunió cuatro
mil indios y esperó el momento propicio para el ataque. Cuando cruzaban el río
para para luego emprender la subida de la serrnía, fueron atacados por la retaguardia. Una lluvia de
flechas y de saetas (flechas encendidas) cayó sobre los invasores y en la
acción murieron el Capitán Narváez, más de cincuenta españoles, los negros, los
indios y según el historiador Oviedo y Baños, de más de cien hombres que
formaban la expedición, “solo se salvaron tres.” Esto pasó más de dos siglos
antes de fundarse el pueblo. El propio Felipe II, Rey de España, por Real Cédula
fechada en Madrid el 17 de Junio de 1563, se refirió a esta acción y ordenó
castigo para los culpables e inmediato sometimiento de los habitantes del valle
de los caracas. Fué la primera acción armada contra la dominación europea, que
tuvo como escenario el centro del pais.
La del 20 de
Mayo de 1821, fué la última, porque al mes siguiente, con la Batalla de
Carabobo, esa dominación de más de tres siglos, llegó a su fin. Pero no fué la
última batalla de El Consejo. Despúes de lograrse la independencia, hubo otras,
de entre las cuales es necesario destacar las libradas en los años de 1861 y
1862, por el General Esteban Palacios, quien ejerció la Presidencia de la
República.
Efectivamente,
Esteban Palacios Vegas peleó en la Guerra Federal del lado de los Conservadores
y participó en la Batalla de Santa Inés como Jefe de Caballería. El 27 de Junio
de 1861 fué derrotado en El Consejo por el Ejército Federal del General
Guillermo Pérez y enfrentado a las mismas tropas el 1 de enero de 1862, logró
asegurar la victoria para el gobierno. Fue Presidente del Estado Aragua y
Presidente de la República. Tiene para nosotros un interés especial, porque
estaba vinculado familiarmente a gentes de El Consejo. Su padre, Bartolomé
Palacios Tovar, era hijo de Ana María Tovar Ponte, la hija del Conde de Tovar, en cuya casa nació
José Rafael Revenga; y su abuelo Feliciano Palacioas Blanco, era hermano de
Concepción Palacios, la madre del Libertador; de Josefa Palacios, la esposa de
José Félix Ribas, dueños de la hacienda "La Fundación"; y de Paula
Palacios, esposa de Francisco Javier Ustáriz, dueños de la hacienda "La
Guadaluape", ambas situadas en El Consejo.
Decíamos que el
éxito de una misión había que medirlo por sus consecuencias. Muchas veces, grandes triunfos se vieron ensombrecidos por
desenlaces fatales. Desgraciados sucesos posteriores, empañaron a las más valerosas
hazañas. Para nosotros los aragüeños esta trágica afirmación, se puede ilustrar
con las dos Batallas de La Victoria y la de San Mateo. A los seis dias de la
primera Batalla de La Victoria en 1812, la más sangrienta de la época, después
de derrotar dos veces a Monteverde, el Generalísimo Francisco de Miranda decide
capitular y se pierde la Primera República.
Bolívar la
recupera en 1813 con la Campaña Admirable, y a pocos meses del esplendoroso
triunfo de Ribas contra Boves y del heroico sacrificio de Ricaurte en el
Ingenio Bolívar en 1814, cáe la Segunda Republica y es necesario volver a
comenzar. En cambio, a apenas 35 dias del triunfo de Bermúdez en El Consejo,
Venezuela alcanza su definitiva Independencia. Vale entonces preguntarnos: ¿Fue
una pequeña batalla, un pequeño combate, porque solamente hubo once muertos? o
por el contrario: ¿Fué una gran batalla por la derrota moral que significó para
los realistas ver al Gobernador y Capitán General y al Gobernador de Guayana y Cumaná presos y al estandarte
del orgulloso Batallón de Hostalrich, cautivo? Y a dos mil hombres persiguiendo a un
pequeño ejército de humo, que se les esfumaba sin que les fuera posible darle
captura? Creemos que la magnaitud de
esta acción debemos buscarla en las palabras proféticas del Libertador:
"Si (...) logra (...) entretener por algún tiempo alguna división
respetable, la campaña está decidida a nuestro favor." Eso exactamente fué lo que sucedió aquí.
Las primeras noticias borrosas acerca de esta fecha,
las teníamos gracias a una placa que había colocado el M.O.P. en las dos
entradas del pueblo en 1940. En ellas se leía: “En 20 de mayo de 1820 (tenía el
año equivocado), vence Bermúdez a Correa.” Los niños de entonces creíamos que
“vence”, era el nombre de Bermúdez. Posteriormente conocimos los trabajos de Tomás
Pérez Tenreiro, Don Lino Iribarren Celis y los Partes Oficiales de los
Ejércitos Patriota y Realista.
¿DESDE CUANDO SE CELEBRA LA FECHA EN EL CONSEJO?
Desde 1961,
pero a nivel escolar. Mis compañeros de la
“Escuela Federal Juan Uslar” donde estudié toda la primaria, me mamaban
gallo diciendo: “Mañana no hay clases sino desfile, porque es el día de la
batalla que inventó Germán”. Durante
diez años le estuvieron diciendo “La batalla que inventó Germán”, hasta que el 20
de mayo de 1971, con motivo del
sesquicentenario de esta batalla, promovimos su primera celebración pública
y oficial. Se formó una junta que integramos el Profesor Julián Navarro
Venerado Director de la Escuela, Roberto Tovar Hernández Presidente de la Junta
Comunal y yo. Invitamos al eminente Secretario Perpetuo de la Academia Nacional
de la Historia, Profesor José Antonio de Armas 99Chitty, hoy fallecido, a dictar
una Conferencia sobre el tema, en el Auditorium del Grupo Escolar “Juan Uslar”.
Desde entonces se ha celebrado ininterrumpidamente durante cuarenta años, hasta
ahora cuando suspendieron la celebración. La historia se repite y medio siglo
después, para algunos dirigentes del pueblo, volvió a ser “la batalla que inventó Germán”; pero no lo hacen por maldad sino
por ignorancia. No conocen la historia del pueblo y de un solo plumazo han
borrado medio siglo de historia. Tenemos que recomenzar de cero; se han perdido
cincuenta años. Todo el esfuerzo que hicieron Julián Navarro, Rafael Aponte,
Fernando Borges, Francisco Salazar, José Albarrán, Rómulo Aponte, Marta
Montilla, Julio Bracho, Juan Pablo Perdomo, Leancy Tovar y tantos otros, todo
eso se perdió, porque los llamados a exaltar las glorias del pueblo, han
utilizado el poder para borrarlas. Y lo peor es que quedan como unos embusteros
Simón Bolívar, El Mariscal La Torre, Carlos Soublette, don Ramón Correa y muchos más. El Consejo, para su gloria, le debe más a los jefes realistas que a los
gobernantes patriotas.
?QUE HACER AHORA?
Volver a empezar. Han pasado 189 años. Se logró la
Independencia; creció el pueblo y hoy en días gracias al esfuerzo de sus hijos,
es capital de un Municipio autónomo.
Primero fué un
camino; después un punto en el camino, luego una iglesia y por último, un
pueblo. Aportó hombres a la construcción del País y sirvió de escenario a
acontecimientos notables. Entre ellos, una
Batalla; una pequeña Gran Batalla, que fue decisiva para la independencia y
permitió que nuestro Libertador Simón Bolívar, pudiera oficiarle al
Vicepresidente diciéndole: “...Señor
(...) ayer se ha confirmado con una espléndida victoria, el nacimiento (...) de la República.”
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