22 mar 2014

EL CUADRO DE RIBAS
Germán Fleitas Núñez




En el año de 1913 estaba el general Juan Vicente Gómez posando para un retrato que le pintaba el gran  artista Carlos Rivero Sanabria, cuando le fue recordado por  uno de sus inmediatos colaboradores  el doctor Urdaneta Maya:  “General, el año que viene se cumplen cien años de la batalla de La Victoria y hay que hacerle un regalo a la ciudad”. El presidente después de pensarlo brevemente se dirigió al pintor y le dijo: “Rivero, pínteme un retrato del general Ribas”. Así se hizo. Los cuadros estuvieron a tiempo y entre los actos programados para celebrar el centenario, estuvo la entrega a la municipalidad de La Victoria del hermoso retrato. En algún momento que no hemos logrado establecer, el cuadro  pasó a la  recién creada Escuela Federal de Niñas “Cecilio Acosta”, en cuya dirección se encuentra desde entonces.           El retrato del general Gómez pasó a su hijo Juan Vicente Gómez Núñez, de éste a su nieto Juan Vicente Gómez García y de éste a su bisnieto Juan Vicente Gómez Mayorca, su actual propietario.
Hace algunos años visitábamos en su oficina del Museo del Transporte al ilustre Cronista de Caracas don Guillermo José Schael y tuvimos el honor de ser presentados  a una honorable dama entrada en años, quien al oír mencionar el nombre de La Victoria, me preguntó: “¿De dónde sacan ustedes que el general José Félix Ribas era trigueño, de pelo negro y de ojos negros fulgurantes”?  Antes de que terminara la pregunta le respondí: “Tenemos un retrato…” Entonces, sin que pudiera terminar de responderle me dijo: “Yo sé; el que pintó Rivero Sanabria para que el General Gómez se lo regalara a la ciudad y que ahora está en una escuela”. Sorprendidos de la magnífica y precisa información le preguntamos y nos dijo: “Ese cuadro es el mejor retrato que existe en La Victoria y tal vez la única obra de  un gran pintor, pero no es el general Ribas sino su hijo, el Capitán José Félix Valentín de la Concepción Ribas y Palacios, primohermano  del Libertador”.
Luego nos explicó: “Rivero Sanabria era muy amigo de mi familia, y en su infancia conoció al Capitán Ribas y Palacios, porque entre ellos existían nexos de parentesco; cuando recibió el encargo de hacer el cuadro, fue a mi casa en busca de un retrato del general Ribas que no fuera el dibujo que le hizo Carmelo Fernández Páez en París, de memoria, para ilustrar la Historia de Baralt y Díaz y quien el mismo día que dibujó al general le hizo al Libertador la efigie que aparece en el fuerte y en nuestras demás monedas. Quería hacer algo diferente. No teníamos retrato del general; en cambio de Josefelixcito (así lo llamaban en familia) si teníamos dos fotografías que le fueron entregadas a Rivero Sanabria y que creo que no devolvió. Él era un hombre enfermo que se fue quedando paralítico poco a poco y al final solo movía los brazos y las manos, justamente lo que necesitaba para alcanzar su gloria. Al poco tiempo de entregar ese cuadro murió. Creo que fue su última obra.
El general Ribas no era así; era blanco, pelo amarillo y de ojos azules. Con el tiempo su rostro se volvió tostado, fiero y cuarteado y sus cabellos se fueron haciendo castaños. Todos los autores que lo conocieron coinciden en esa descripción. Lo que pasa es que los pintores (que no lo conocieron) lo pintaron siguiendo los rasgos del arquetipo romántico que era El Libertador.  Era un hombre muy pulcro; fíjese que la mañana del día en que lo iban a fusilar lo primero que hizo fue afeitarse.

Josefelixcito si era como está en el cuadro, porque no se olvide que era “un Palacios”. Su madre lo tuvo vieja. Era muy bella. Era hermana de “Concha” Palacios la madre del Libertador. Fue capitán muy niño; la batalla de La Victoria fue el 12 de febrero, el 13 su primo El Libertador le dio el grado de capitán y el 14 (al día siguiente) cumplió 3 años. Fue capitán a sus dos años; el oficial más joven del mundo. Quienes mejor conocen al hijo del general son ustedes los victorianos y ahora más porque tienen ese cuadro bellísimo”. Desde ese lejano día (hace 25 años) ando rastreando esas dos fotografías sin mayor éxito, pero en el camino he conocido a personas bellísimas e interesantísimas. Cuando le pregunté a la distinguida señora por la fuente de sus informaciones me dijo: “Es mi familia. El general Ribas era mi tatarabuelo y Josefelixcito mi bisabuelo; tengo abuelos y tíos que eran de La Victoria y de El Consejo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario